EL MUNDO › EL PAPA FRANCISCO VISITO UNA CARCEL EN BOLIVIA Y DEFENDIO LOS DERECHOS DE LOS PRESOS

“Reclusión no significa exclusión”

Los presos de la cárcel de Palmasola le entregaron regalos al Sumo Pontífice, muchos de ellos construidos en el encierro, entre ellos un retrato de Jorge Bergoglio, La última cena tallada en madera y una hamaca blanca tejida.

Desde La Paz

El papa Francisco se despidió de Bolivia con una visita a la cárcel de Palmasola, en la periferia de la ciudad de Santa Cruz. Allí, 3800 personas cumplen condenas en muchos casos en compañía de sus parejas e hijos, por eso este centro penitenciario se ve más bien como un barrio pobre. Allí, hace menos de dos años fueron asesinadas 35 personas –todos presos– como saldo de una pelea entre bandas para controlar el gran negocio de sobrevivir entre esas paredes. “Reclusión no es lo mismo que exclusión. La reclusión es parte de un proceso de reinserción en la sociedad. Pero muchos elementos juegan en contra en este lugar. El hacinamiento, la lentitud de la Justicia, la falta de terapias ocupacionales, las políticas de rehabilitación, la violencia, la carencia de facilidades de estudios universitarios; todo esto hace necesaria una rápida y eficaz alianza interinstitucional para encontrar respuestas. Sin embargo, mientras se lucha por eso no podemos dar todo por perdido”, dijo a los reclusos y a sus familias.

No deja de sorprender ver a la bandera del Vaticano, habituada a flamear entre las cúpulas relumbrantes de la vieja Europa, presente en las calles de barro, arena y modestos ranchos de la periferia cruceña. Hasta ahí llegó levantando polvo la extensa caravana que acompaña al Papa en este viaje. Una vez dentro del Centro de Rehabilitación, lo subieron a un carrito de golf (blanco) para pasear por esa urbe improvisada y de bajo costo.

Lo bajaron cerca del escenario. Para alcanzarlo, tuvo que pagar peaje de besos y abrazos a decenas de personas, la mayoría niños y niñas que viven en la prisión. Lo sentaron flanqueado por curas en sillas de plástico. A sus pies, dos niños miraban la escena acomodados en la escalinata. Ante él pasaron tres presos, que contaron sobre las penurias de vivir encarcelados, rodeados de permanentes injusticias y crímenes.

“Es un escándalo en Bolivia la retardación de justicia, que hace que el 84 por ciento de las personas privadas de libertad no cuenten con sentencia ejecutoriada. En las cárceles del país, el hacinamiento supera el 33 por ciento”, dijo al inicio del encuentro el monseñor Jesús Juárez. En el país hay 15.000 personas encarceladas.

El Papa les habló de la fe católica, de cuánto puede ayudar a los presos. Les habló de Pedro y Pablo, quienes también estuvieron en la gayola, pero encontraron esperanza a través del rezo.

“La convivencia depende en parte de ustedes. El sufrimiento y la privación pueden volver a nuestro corazón egoísta y dar lugar a enfrentamientos. También tenemos la capacidad de convertirlo en ocasión de auténtica fraternidad. Ayúdense entre ustedes, no tengan miedo a ayudarse entre ustedes. El demonio busca la pelea, la división, la rivalidad entre bandos. No le hagan juego, luchen por salir adelante unidos. Me gustaría pedirles también que lleven mis saludos a sus familias, algunas están aquí”, dijo el Papa.

“Tan importante es la presencia y la ayuda de la familia, de los abuelos, del padre, la madre, los hermanos, la pareja, los hijos. Nos recuerdan que merece la pena vivir y luchar por un mundo mejor”, aseguró.

“Por último, una palabra de aliento a todos los que trabajen en este centro, sus dirigentes, agentes de Policía Penitenciaria, personal: ustedes cumplen un servicio público fundamental. Tienen importante tarea en el proceso de reinserción. Tienen la tarea de levantar, no de rebajar. De dignificar, no de humillar. De animar, no de afligir. Este proceso pide dejar la lógica de buenos y malos para pasar a la lógica de ayudar a las personas. Esto los va a salvar a ustedes de todo tipo de corrupción y mejorará las condiciones para todos, ya que un proceso así vivido nos dignifica, anima y levanta a todos”, les dijo Francisco.

“He podido comprobar cómo el dolor no es capaz de apagar la esperanza en lo más profundo del corazón. La vida sigue brotando con fuerza en circunstancias adversas. Quien está ante ustedes es un hombre perdonado, que es salvado de muchos pecados. Es así como me presento”, comentó el Papa. “Les pido que sigan rezando por mí, porque yo también tengo mis errores y debo hacer penitencia”, sostuvo.

Las y los presos (330 son mujeres) le entregaron regalos al Sumo Pontífice, muchos de ellos construidos en el encierro, entre ellos un retrato de Jorge Bergoglio, La Ultima Cena tallada en madera y una hamaca blanca tejida. Mientras retomaba el camino hasta su carrito de golf, los internos le cantaron una canción allí compuesta: “Libertad, libertad”.

Una vez fuera de la prisión, la caravana se dirigió a un encuentro con obispos del país, última actividad en Bolivia. A las 13 en punto, subió al avión de Alitalia que esperaba en la pista del aeropuerto de Viru Viru para llevarlo a Paraguay, destino final de su gira por América latina.

Cuando ya se fue, el presidente Morales dio una conferencia de prensa para exponer su evaluación de esta visita, de poco más de 48 horas. Estaba acompañado por el gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, quien no pertenece al oficialismo.

“Agradecer a la población, a nuestras instituciones, a la gobernación. Felicitar a la Policía, las Fuerzas Armadas, instituciones. Ha sido excelente la organización desde la gobernación de Santa Cruz para recibir al papa Francisco”, dijo Morales.

“Saludamos a los movimientos sociales y populares, reunidos bajo la convocatoria del papa Francisco. Es interesante que hayamos encontrado coincidencias sobre temas como la Madre Tierra y los problemas sociales”, agregó.

“Hemos vivido momentos extraordinarios, inolvidables, de gran alegría. Son mensajes muy profundos que el papa Francisco ha dado desde Bolivia, El Alto, La Paz y Santa Cruz. Y han llegado a todas partes del mundo, eso lógicamente es muy importante. Que estos días nos sirvan para reflexionar y poner en práctica todas las palabras vertidas por el Santo Padre”, expresó.

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Reclusos de la cárcel de Palmasola esperan la llegada del papa Francisco en el último día de su visita a Bolivia.
Imagen: AFP
 
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