Martes, 21 de julio de 2015 | Hoy
EL MUNDO › LAS FLAMANTES RELACIONES BILATERALES GENERAN CRíTICAS Y ADHESIONES DE LOS LEGISLADORES
El legislador demócrata Raúl Grijalva declaró: “Este es un día histórico”; mientras que el senador también oficialista Bob Menéndez dijo que “se continúa validando el comportamiento brutal del régimen castrista”.
Por Gustavo Veiga
El espíritu de Fidel Castro se instaló frente a la embajada cubana reabierta en Washington. El líder de la revolución la visitó en 1959, cuando apenas había llegado al poder. Ayer, 56 años después, los manifestantes vitorearon su nombre en el mismo lugar y pedían que cesara el bloqueo a la isla frente a ese edificio de piedra caliza construido en 1917 y con cuatro columnas en su fachada. Los cantos en castellano eran arengados por una mujer, megáfono en mano. Se hicieron oír como hicieron oír sus voces, a favor y en contra del izamiento de la bandera cubana en esa zona del barrio y parque de Meridian Hill, distintos representantes de la política estadounidense.
Las flamantes relaciones bilaterales dividen las opiniones en el Partido Demócrata, como quedó reflejado en dos de sus congresistas. Raúl Grijalva, representante por Arizona, declaró: “Este es un día histórico. Después de 54 años de aislamiento y de embargo se restablecen las relaciones diplomáticas y tenemos una oportunidad para establecer un puente”. En las antípodas, Bob Menéndez, senador por Nueva Jersey, dijo que “se continúa validando el comportamiento brutal del régimen castrista”.
A las críticas de este lobista de los fondos buitre se sumaron las de Jeb Bush, aspirante a la candidatura presidencial del Partido Republicano y hermano del ex presidente George W. Bush: “Obama se equivoca con sus prisas por restablecer las relaciones con Cuba. Esta embajada sólo sirve para legitimar aún más un régimen represivo. Necesitamos un presidente estadounidense que vaya a La Habana en solidaridad con un pueblo cubano libre”.
Bush, el menor del clan que encabeza el nonagenario ex presidente George H. W. Bush, fue gobernador del estado de Florida, donde se produjeron manifestaciones enfrentadas por la reinaugurada embajada. El epicentro de las protestas y apoyos por la decisión de Obama fue La Pequeña Habana, el barrio de Miami donde reside la gran colectividad de cubanos opositores al gobierno de Raúl Castro.
Hacia el norte, a 1691 kilómetros, sobre la vereda de la sede diplomática en la avenida 16 de Washington, también se cruzaron partidarios y detractores de la decisión bilateral. Se hacían escuchar más las vivas a Fidel, Raúl y Cuba, pero un hombre calvo se arrojó pintura roja sobre la remera blanca y ocupó por un momento el centro de la escena. Según él, eso representaba “la sangre del pueblo cubano”. Fue detenido de inmediato, mientras de fondo se escuchaba “Cuba sí, bloqueo no”.
En el interior de la embajada, el congresista demócrata por Nueva York José Serrano destacó algunos de los pormenores de las negociaciones que se encararán a partir de ahora: “El tema de las propiedades se va a tener que hablar, pero también los derechos de autoría por todas esos ritmos musicales que se han cantado por años y nunca se les envió ni un dólar a esos compositores cubanos, con esto quiero decir que hay mucho que intercambiar con los dos países, no sólo lo que Cuba nos debe a nosotros, también lo que nosotros le debemos a Cuba”.
Cuando promediaba el acto en el que habló el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla –dijo: “La bandera que honramos a la entrada de esta sala es la misma que aquí fue arriada hace 54 años”–, la noticia se había desparramado por Estados Unidos con esa interpretación ambivalente que tienen los grandes conflictos de la historia. Como fuere, todos los que apoyan la continuación de este proceso de restablecimiento de las relaciones bilaterales mencionaban el próximo paso. El 14 de agosto está previsto que el secretario de Estado, John Kerry, viaje a Cuba para izar la bandera de las estrellas y barras en la embajada –ex sede de la oficina de intereses– de Estados Unidos en La Habana.
El propio Kerry declaró sobre el acto en Washington y lo que se viene: “Hemos dado un paso histórico, retrasado por mucho tiempo, en la dirección correcta. Para avanzar ambos gobiernos deben proceder en un espíritu de apertura y respeto mutuo. El 14 de agosto haré mi primer viaje como secretario de Estado a Cuba”.
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