EL MUNDO › LA VOTACIóN DE UNA LEY QUE OTORGA MAYOR AUTONOMíA AL ESTE FUE REPUDIADA POR GRUPOS ULTRAS UCRANIANOS
Los detractores de la nueva ley señalan que los cambios constitucionales ceden el control implícitamente a los rebeldes prorrusos. El gobierno de Poroshenko dijo que los manifestantes de extrema derecha eran “peores” que los separatistas.
› Por Oliver Carrol *
La imagen de hombres enmascarados, cócteles molotov, palos de madera y explosivos regresó a las calles de Kiev ayer, cuando la violencia entre la policía y los manifestantes en su mayoría nacionalistas estalló después de una votación en el Parlamento ucraniano. Más de cien personas resultaron heridas y un uniformado de la Guardia Nacional murió como resultado de una granada lanzada durante los enfrentamientos.
Fue la peor violencia registrada en Kiev desde que el actual gobierno asumió el poder, en febrero de 2014, y pone en evidencia la vulnerabilidad del acuerdo de paz negociado por Occidente y acordado en Minsk en febrero de este año. La clave para eso fue la introducción del proyecto de ley de descentralización ayer, delegando más autonomía a las regiones, incluidas las del este, que actualmente están bajo control separatista.
Los detractores de la nueva ley señalan que los cambios constitucionales ceden el control implícitamente a los rebeldes prorrusos que controlan grandes partes de Donetsk y Lugansk y, de este modo, congelan el conflicto en el este de Ucrania.
En la víspera de la votación, sin embargo, una mención explícita de la situación especial de las regiones del este fue retirada del proyecto de ley, mientras se dice que los funcionarios del gobierno están involucrados en intensivas arengas de último minuto.
No obstante, al más puro estilo de Ucrania, posteriormente hubo una sesión tumultuosa en el Parlamento. El mensaje era claro desde el primer minuto del debate, cuando diputados del Partido Radical de Oleh Lyashko irrumpieron en el recinto para ocupar el podio del orador. Una vez que comenzó la sesión, intentaron ahogar la discusión con altoparlantes y sirenas y gritando “vergüenza” durante los discursos. A veces, parecía que la única manera que tenía el orador para restaurar el decoro era gritando “Gloria a Ucrania” –aunque incluso eso pronto perdió su efectividad–. Varios enfrentamientos estallaron alrededor del podio.
Al final, el gobierno sólo pudo reunir 265 votos de los 368 legisladores en la sala, y dos de los partidos miembros de la coalición votaron en contra. Mientras que esta mayoría simple era suficiente para que el proyecto de ley pasara su primera lectura, que no era la “super mayoría” de 300, necesaria para que sea aprobado un cambio constitucional. Su segunda lectura es probable que ahora se retrase por algún tiempo, poniendo en riesgo el acuerdo que supuestamente aseguraría la paz en el este.
En un discurso en vivo por televisión, el primer ministro de Ucrania, Arseniy Yatsenyuk, pidió cadena perpetua para la persona que lanzó la granada –que la policía dijo que había arrestado– y dijo que los manifestantes de extrema derecha eran “peores” que los rebeldes separatistas porque estaban destruyendo el país desde adentro “bajo el disfraz del patriotismo”.
“El cinismo de este delito radica en el hecho que mientras que la federación rusa y sus bandidos están tratando pero no consiguiendo destruir el Estado ucraniano en el frente oriental, las llamadas fuerzas políticas pro-ucranianas están tratando de abrir otro frente en el medio del país”, dijo.
El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, llamó el proyecto de ley “un paso difícil pero lógico hacia la paz” e insistió en que no le daría ninguna autonomía a los rebeldes.
Pero la noticia de que el proyecto de ley había pasado su primera lectura fue suficiente para que la multitud ya agresiva de manifestantes que esperaban fuera del edificio del Parlamento se inclinara por la violencia.
Varios habían llegado preparados, vestidos con máscaras y blandiendo palos de madera. A eso de las 13 hora local un grupo de hombres atacó a policías con palos. Poco después, otro pequeño grupo rompió el cordón policial y comenzó a lanzar botellas, piedras y ladrillos contra los uniformados. Con el tiempo, los misiles se convirtieron en bombas molotov, granadas o improvisados paquetes explosivos.
Había varios charcos de sangre alrededor de los lados sur y oeste del edificio parlamentario, pero no está claro si éstos fueron el resultado de múltiples incidentes o de los heridos que estaban siendo tratados en otros lugares.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère
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