El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, busca acelerar la firma de la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), para lo que instruyó a sus negociadores a que apuren la búsqueda del entendimiento definitivo. Además, se mostró confiado en que el 20 de julio, día de la Independencia nacional, podría sellarse el acuerdo, aunque la guerrilla se manifestó más cauta y advirtió que fijar fechas le hace daño al proceso.

“Yo creo que para el 20 de julio habremos podido cerrar las negociaciones en La Habana y a partir de allí entrará una nueva etapa para el país”, confió el mandatario en un discurso que dio en la Casa de Nariño, sede del Ejecutivo, tras un encuentro con representantes de los partidos que apoyan el proceso. Santos aprovechó para hacer un llamado a la Corte Constitucional para que apruebe el plebiscito por la paz que su enconado opositor, el senador Álvaro Uribe, consideró un chantaje para intimidar a la población. “Ojalá que la Corte apruebe pronto el plebiscito (mecanismo con el que el gobierno busca refrendar los acuerdos), de manera que ahí tendremos un reto muy, muy importante”, agregó el jefe del Estado.

Santos había puesto altas expectativas en la consulta cuando días atrás afirmó que de su aprobación popular dependía el éxito del logro de la paz tras más de medio siglo de conflicto armado, y que si fracasaba las FARC estarían listas para protagonizar una guerra urbana, que sería más demoledora que la rural. En esa intención de acelerar el proceso, Santos reveló que ordenó a los negociadores en La Habana –donde desde noviembre de 2012 se discute el acuerdo– que avancen en el debate. “Di instrucciones precisas al Equipo de Paz del Gobierno que viaja a La Habana para que busquen cerrar el punto del fin del conflicto y cese al fuego”, escribió el presidente en su cuenta de la red social Twitter. Ese último punto, que según medios colombianos podría acordarse este jueves, incluye el desarme y la desmovilización de los guerrilleros, apartados sobre los que ambos bandos mantienen desde hace meses importantes desacuerdos.

El último anuncio de las partes fue el blindaje jurídico del acuerdo final de paz y la salida de menores de edad de las filas de las FARC. También lo que está cerrado son los ítem de desarrollo agrario, la participación política de los guerrilleros que se desmovilicen, la lucha conjunta contra el narcotráfico, la atención a las víctimas del conflicto y la aplicación de un sistema de justicia transicional, entre otros puntos. Esta es la segunda vez que se pone una fecha estimada para firmar la paz con las FARC, después de que ambas partes fijaran el pasado 23 de marzo como el día en que llegarían a un acuerdo final, algo que no se logró por desacuerdos en relación con el desarme.

Tanto el procurador general Alejandro Ordóñez como el ex presidente y senador opositor Uribe acusaron a Santos de intentar chantajear e intimidar a la ciudadanía. “Es indudable que esto es una guerra psicológica a la cual está sometida la sociedad colombiana: o el terror o el miedo para lograr determinados propósitos políticos”, señaló Ordóñez, en declaraciones difundidas por el diario El Espectador. Por su parte, Uribe cuestionó las afirmaciones de Santos, y consideró un gran error pedagógico que el presidente no vea más camino que intimidar a los colombianos.

La sensación general es que se ingresó en la recta final de las negociaciones, y algunos medios hasta especularon con la chance de un viaje de Santos el jueves o el viernes a La Habana para presentar el último punto del entendimiento. Y eso pese a que las FARC salieron, a través de su máximo jefe, Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko, a poner distancia del optimismo de Santos. “La práctica ha demostrado que fijar fechas le hace daño al proceso, más cuando no es un acuerdo. Aunque avanzamos, aún falta pelo pa’l moño”, escribió Timochenko en su cuenta de la red social Twitter.

El presidente ya estuvo en la isla cuando se oficializó otro de los avances importantes de las negociaciones: el acuerdo de justicia transicional que se aplicará en el posconflicto, presentado el pasado 23 de septiembre. En aquella ocasión, Santos y Timochenko se dieron un histórico apretón de manos ante Raúl Castro, algo que por el momento no se sabe si se repetirá. A su vez, las FARC declararon un alto el fuego unilateral hace 11 meses, lo que redujo notablemente la intensidad del conflicto armado. Y el gobierno se negó a cesar la ofensiva terrestre contra el grupo guerrillero, aunque suspendió los bombardeos aéreos.

Para despejar eventuales dudas en torno de lo conversado en La Habana, los negociadores gubernamentales se reunieron en Bogotá, por más de dos horas, con los integrantes de la Corte Suprema de Justicia, quienes habían manifestado algunos reparos para con la llamada “justicia especial para la paz”. Estuvieron por el Ejecutivo el jefe del equipo, Humberto de la Calle; el alto comisionado para la paz, Sergio Jaramillo, y el ministro de Justicia, Jorge Londoño.

El conflicto armado colombiano ha dejado al menos 260 mil muertos, 45 mil desaparecidos y 6,8 millones de desplazados.