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Ataques aéreos en Damasco y combates en el centro y norte del país, cerca de Hama y Alepo, dejaron un saldo de 50 muertos y decenas de heridos en una Siria que se aleja cada vez más del proceso de paz. En una guerra que no da respiro, al menos ocho personas fallecieron ayer y más de 20 resultaron heridas en un bombardeo contra el barrio de Bab Touma, en el casco histórico de Damasco, señaló el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, organización pro opositora con sede en Londres. Su director, Rami Abderrahman, informó que los proyectiles cayeron en la zona de Al Qaimariya, conocida por sus restaurantes, mientras que la agencia de noticias oficial siria SANA destacó que el responsable del ataque fue la milicia insurgente Ejército del Islam.

El barrio de Bab Touma, de mayoría cristiana y en manos del gobierno de Bashar al Assad, suele ser blanco de cohetes lanzados por grupos armados rebeldes sirios desde los barrios que controlan en las afueras de la ciudad. La caída de proyectiles sobre Damasco disminuyó tras la entrada en vigor del alto el fuego pactado por Estados Unidos y Rusia en febrero, pero a pesar de una tregua que aún sigue vigente en algunas partes del país, los combates y los bombardeos nunca se detuvieron del todo y la violencia parece haber escalado otra vez en los últimos meses.

El gobierno sirio reiteró ayer que está dispuesto a alcanzar una solución política a la crisis y a reanudar el diálogo entre los sirios sin condiciones, aseguró una fuente anónima de la Cancillería a la agencia local SANA.

Sin embargo, las posibilidades de diálogo o paz en el terreno parecen desvanecerse. Horas antes del ataque contra el casco histórico de Damasco, el Observatorio denunció que al menos cinco miembros de la Fuerzas de Siria Democrática (FSD), milicia kurdo-siria apoyada por Estados Unidos, y 16 combatientes del Estado Islámico (EI) murieron ayer en combates en la ciudad siria de Manbech, al este de Alepo, uno de los lugares más calientes de esa guerra.

En la provincia norteña, los combates escalaron tanto que cada vez menos centros de salud pueden permanecer abiertos. Cuatro hospitales de campaña y un banco de sangre fueron alcanzados por bombardeos en las últimas 24 horas, agravando la situación humanitaria de los 200.000 habitantes de los barrios rebeldes de Alepo. Los hospitales y el banco de sangre estaban situados en el barrio de Al Shaar, informó la Asociación de Médicos Independientes (IDA), grupo de médicos sirios que apoya a centros médicos de la ciudad.

Un bebé de dos días murió en uno de los hospitales luego de que la provisión de oxígeno quedara anulada durante la madrugada por el bombardeo, segundo ataque aéreo al mismo hospital en nueve horas, consignó IDA. “Después del segundo bombardeo, tuvimos que trasladarlo (al bebé) hacia abajo, al refugio antiaéreo, y por eso falleció’’, dijo Malika, jefa de enfermería del hospital infantil.

Las áreas de Alepo controladas por la oposición son blanco frecuente de los ataques aéreos del régimen de Al Asad y de Rusia, aliado suyo. Según la Organización Mundial de la Salud, Siria se convirtió en el lugar de trabajo más peligroso para los profesionales de la salud, con 135 bombardeos o ataques contra instalaciones o personal sanitario en 2015.