Lunes, 25 de julio de 2016 | Hoy
EL MUNDO › DESPUéS DE LA SEMANA DE TRUMP, LE LLEGó EL TURNO A LA CANDIDATURA DE HILLARY
Filadelfia, una ciudad de inmigrantes y la primera capital del país, será por tercera vez escenario de una cumbre demócrata. Se espera menos espectacularidad y más contenido poliítico que la semana pasada en la republicana Cleveland.
Después de una semana en la que Donald Trump acaparó todas las miradas en Cleveland, el Partido Demócrata desembarca en Filadelfia con su Convención Nacional. El evento, antes de su inauguración, ya desnudó los primeros cortocircuitos al interior del partido gobernante con la anunciada renuncia de su presidenta, Debbie Wasserman Schultz (ver aparte), y las tensiones que se mantienen con el ex precandidato Bernie Sanders. Con todo, hoy comienzan cuatro días clave para Clinton, que será nominada oficialmente como candidata demócrata a la Casa Blanca tras ganar unas primarias en las que irrumpió inesperadamente la revolución política de Sanders, un veterano socialista que la obligó a mirar más hacia la izquierda.
De cara a la Convención, las tensiones internas se vienen dando con los enfrentamientos electorales de Clinton con Sanders en las primarias, que obligaron a la ex secretaria de Estado a presentarse como una reivindicadora del partido de la clase media y buscar fórmulas para rebajar la tasa de pobreza. Ahora los demócratas en su conjunto –en un escenario de apertura ideológica– también buscarán dar protagonismo central a las minorías negra e hispana en la Convención.
En términos pragmáticos, 4765 delegados de 50 estados, cinco territorios en el exterior y la capital, Washington DC, nominarán, casi seguro, el miércoles a su candidato, que se da por hecho será Clinton.
Incluso, los llamados superdelegados –cargos electos y orgánicos del partido que tienen libertad para apoyar a quien quieran– dieron ya, de manera abrumadora, su apoyo a Hillary, pese a los esfuerzos de Sanders por intentar que cambien de parecer ante sus buenos resultados en las urnas durante las elecciones primarias de este año.
Como prólogo, el presidente Barack Obama dijo ayer que tenía un panorama claro de las debilidades y fortalezas de Clinton y aseguró que no había “nadie en la historia moderna que esté mejor preparada que ella para la presidencia”, señaló en una entrevista con la cadena de noticias CBS. Si bien mencionó algunas fallas de la ex secretaria de Estado con su carisma –“No siempre conecta y hay mejores oradores que ella”–, Obama fue tajante: “Ella sabe. Y eso es a fin de cuentas lo que más importa, lo que es necesario para hacer un buen trabajo en este cargo”.
Más allá del apoyo del jefe de Estado, las cosas no se presentan nada fáciles para la ex funcionaria. Las encuestas no le otorgan cifras mucho mejores que las del controvertido magnate neoyorquino, aunque eso no hace mella en el sistema electoral estadounidense, donde los candidatos dependen mucho de los estados oscilantes, alrededor de nueve distritos electorales en los que ninguno de los partidos grandes domina el electorado.
Al margen de las encuestas reñidas, los demócratas –puertas adentro– tienen sus propias contiendas y Bernie, quien durante la campaña no se cansó de exclamar que el 1 por ciento de los más ricos –entre los que se incluye a los Clinton– acumulan el 99 por ciento de los nuevos ingresos que se generan cada día, se presenta como el foco de tensión y un agitador de temas más sensibles.
Aunque finalmente respaldó a Clinton el 12 de julio, en su discurso de hoy por la noche en Filadelfia se espera que destaque los acuerdos alcanzados con la virtual candidata para hacer de su programa político el más progresista que haya tenido el partido, según adelantó ayer su equipo de campaña. Aun así Sanders dejará claro que Clinton es muy superior al controvertido candidato republicano, en todos los principales asuntos, desde la economía y la salud a la educación y el medio ambiente.
Además remarcará que ésta es la plataforma más progresista en la historia del Partido Demócrata, con acuerdos que él mismo alcanzó con Clinton, como aumentar drásticamente el acceso a la salud y hacer que las matrículas en las universidades públicas sean gratuitas para los estudiantes de familias con ingresos anuales inferiores a los 125.000 dólares.
Este programa, que se logró gracias a la fuerza que obtuvo en las urnas este año el senador de Vermont, establece también la abolición de la pena de muerte, el aumento del salario mínimo federal a 15 dólares la hora y la ampliación del programa de seguridad social a partir de aumentar los impuestos a quienes ganen más de 250.000 dólares. “Juntos continuaremos la lucha para crear un gobierno que nos represente a todos y no sólo al 1 por ciento más rico del país”, dirá Sanders en su discurso de apertura.
Lo cierto es que la fuerza del movimiento que generó Sanders hizo que la campaña de Clinton reconociera a un gran sector del voto demócrata más progresista, provocando una retórica más social y un ideario más fresco, incluso virando completamente su postura sobre el Acuerdo de Asociación Transpacífico, un tratado de libre comercio que Estados Unidos busca sellar con otros 11 países.
Otro de los discursos destacados de hoy será el de la primera dama, Michelle Obama, cuya intervención, al igual que la del senador, se centrará en cómo construir una economía que funcione para la mayoría de la población y no sólo para una minoría rica, según adelantó la organización del encuentro. Los valores de la libertad, la lucha por los derechos de los menos favorecidos y las minorías serán ejes centrales en una convención demócrata que contará con la presencia de su candidato a vicepresidente, el moderado Tim Kaine, al que Clinton presentó el fin de semana en un acto en Miami, como un hombre capaz de atraer a votantes latinos.
El senador por Virginia habla español, tiene un especial vínculo con Latinoamérica y con España, como presidente del Consejo Estados Unidos-España. Con menos espectacularidad que la Cleveland republicana que se vio la semana pasada y un poco más de contenido político, Filadelfia, considerada una ciudad de migrantes y la primera capital del país (entre 1790 y 1800), será por tercera vez escenario de una cumbre demócrata. Los seguidores de esa fuerza preparaban ayer sus pancartas, montaban las estatuas de burros azules –mascota y color del partido– y esperaban en tiempo de descuento la nominación de Clinton.
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