Lunes, 26 de septiembre de 2016 | Hoy
EL MUNDO › EL LABORISMO EMPEZó SU CONGRESO EN INGLATERRA
El Partido Laborista británico inició ayer un nuevo congreso anual con una agenda centrada en las “ganas de un cambio” y la voluntad de su dirigente, Jeremy Corbyn, de “llegar a todos” los diputados que son reacios a su renovado liderazgo y dar más poder a los miembros de la formación.
Corbyn, que revalidó el sábado su mandato con una sólida mayoría del 62 por ciento de los apoyos –frente al 38,2 por ciento logrado por su rival Owen Smith–, insistió ayer en que el partido debe “seguir adelante” y dejar atrás las asperezas expuestas durante las elecciones internas.
En una entrevista con la BBC, antes del inicio del cónclave, Corbyn reveló su intención de otorgar más protagonismo a los simpatizantes laboristas a fin de construir “una sociedad más igual y más decente”, con ganas de “hacer las cosas diferentes”.
Un día después de revalidar el mandato de Corbyn, el laborismo arrancó en Liverpool (norte de Inglaterra) su cita anual con varios interrogantes por resolver, entre ellos la cuestión de si el líder seguirá siendo el encargado de escoger a su equipo, como hasta ahora, o si los diputados y las bases deberán votar.
El Comité Ejecutivo Nacional del partido –su órgano ejecutivo– acordó posponer la decisión de si se deben celebrar elecciones para establecer el gabinete en la sombra. El propio Corbyn confirmó que solicitó a ese órgano una revisión de las “estructuras democráticas” del grupo a fin de conceder más capacidad de decisión a miembros y sindicatos, en una señal que los analistas interpretan como la intención del político de llevar al laborismo más a la izquierda.
El veterano político se reunió con diputados que en el pasado le dieron la espalda en un aparente esfuerzo por atraerlos de nuevo a su equipo, donde quedan huecos por cubrir tras la retirada en masa de docenas de parlamentarios el pasado junio en protesta contra su liderazgo.
Corbyn, de 67 años, debió soportar los desplantes de sus diputados, una treintena de los cuales dimitió de su gabinete de oposición y un 80 por ciento votó en su contra en una moción de confianza presentada para forzar su marcha, lo que culminó en las recientes elecciones internas.
“Estoy tratando de llegar a todos nuestros diputados y he mantenido conversaciones con ellos”, afirmó ayer el líder laborista, al considerar que, pese a que aún hay “diferencias de opinión” sobre las políticas, existe “un buen grado de unanimidad” en temas como educación y austeridad.
También la portavoz laborista de Sanidad, Diane Abbott, estrecha aliada de Corbyn, insistió en que su líder no tiene en mente “deshacerse” de sus críticos, al tiempo que instó a la “unidad”. Consideró que el equipo de Corbyn debe “aprender de los errores y seguir adelante” y aseguró que todos sus integrantes están dispuestos a “escuchar críticas constructivas”.
El líder del sindicato Unite, Lee McCluscky, envió por su parte un mensaje a los miembros del partido para que “paren los ataques y las conspiraciones en los pasillos”. “Estas elecciones internas fueron innecesarias, una distracción que se podrían haber ahorrado tanto el Partido Laborista como sus miembros”, opinó ese líder sindical, que confió en que tras un “verano agitado” la formación pueda ahora “mirar hacia adelante” y exponer las “políticas divisorias y elitistas” del gobierno tory.
Ese ánimo constructivo de Corbyn y sus colaboradores contrasta con el de otros diputados, como la exportavoz de Sanidad, Heidi Alexander, que dejó su cargo como protesta a la gestión del político. Aseguró ayer que los más centristas del partido continuarán “luchando” para hacer que esa formación sea “elegible”. “Nadie quiere continuar la batalla por el liderazgo de este verano pero personas como yo estamos decididas a seguir luchando por un Partido Laborista que hable a todo el país y que sea capaz de ganar unas elecciones generales”, dijo a la BBC.
Tres cuartos de los votantes opinan que el laborismo está ahora más dividido que nunca, según un sondeo divulgado tras la reelección de Corbyn. La consulta señaló que tan solo un 16 por ciento de votantes cree probable que ese partido vaya a ganar los próximos comicios generales bajo el liderazgo del político izquierdista, frente a un 65 por ciento que lo cree altamente improbable.
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