EL MUNDO › COMUNICADO DE LAS BRIGADAS ROJAS
Con olor a los 70
Un día después del asesinato del asesor del Ministerio de Trabajo italiano Marco Biagi, un diario y las oficinas de un sindicato recibieron un mensaje electrónico de 26 páginas firmado por las Brigadas Rojas con un análisis intrincado del contexto económico y político italiano y mundial. La terminología empleada es sobria y algo anacrónica. Como las demandas de las “Brigadas Rojas” en las décadas del 70 y 80, el documento llama a la instauración de una “dictadura del proletariado” a través de la revolución contra el creciente imperialismo de la clase media.
El texto critica tanto al gobierno conservador de Silvio Berlusconi como a sus predecesores de centroizquierda, acusando a ambas fuerzas políticas de haber erosionado la base de poder de la clase trabajadora. Los sindicatos también son defenestrados por haberse “vendido”, mientras que el partido Refundación Comunista es criticado por haber contribuido a la aprobación de penas más duras para los terroristas. China, por su parte, es acusada de haber abandonado el socialismo en favor del capitalismo. Y a pesar de no apoyar abiertamente a Osama bin Laden y su organización terrorista Al-Qaida, consideran que los ataques del 11 de septiembre “son un ejemplo concreto de la vulnerabilidad del imperialismo”.
Marco Biagi, el economista abatido el martes a la noche cuando regresaba a su casa del trabajo, es descripto como “un representante de las ideas e inclusive los sueños de la Cofindustria”, la corporación industrial más importante del país. En la opinión de las “Brigadas”, el “modelo social” de Biagi está reflejado en el “libro blanco” sobre el mercado laboral que el economista ayudó a escribir y justifica su muerte.
Cuando en 1999 la organización mató a Massimo D’Antona, también asesor del Ministerio de Trabajo, se creyó que el ataque no era más que el último estertor de un grupo de viejos nostálgicos. Luego de aterrorizar a Italia durante las décadas del 70 y el 80 –siendo su golpe más notorio el secuestro y posterior asesinato del ex primer ministro Aldo Moro, en 1978–, muchos “brigadistas” fueron arrestados, lo que hizo creer a las autoridades que la milicia había sido definitivamente destruida. Sin embargo, el asesinato de Biagi, que según los investigadores fue cometido con la misma pistola que ultimó a D’Antona, sugiere que está germinando una nueva generación de terroristas. “Este fenómeno no debería ser subestimado”, declaró Piero Fassino, actual líder de la Izquierda Democrática, principal partido opositor. En su opinión, aunque los terroristas son menos en número, ya no se trata de fuerzas residuales del pasado.
Los analistas creen que los cuadros de las “Brigadas” actuales se reducen a unas pocas docenas en lugar de cientos, pero, a diferencia que en el pasado, nadie conoce su identidad. Gianni Cipriani, un periodista especializado en terrorismo, cree que el comunicado constituye un velado llamado a potenciales extremistas a unirse a la organización. La meta declarada de los terroristas de lograr “las mayores ventajas políticas a través de la lucha armada” no sería más que el anuncio de futuros asesinatos.