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El gobierno peruano puso ayer entre cejas a las FARC, pues no descarta que la guerrilla colombiana sea responsable del atentado del miércoles en Lima que se cobró la vida de nueve personas cerca de la Embajada de Estados Unidos. Su ministro de Interior, Fernando Rospigliosi, consideró que perpetrar un atentado “no es tan difícil para una organización que maneja mucho dinero, unos 400 a 500 millones de dólares por año, por el narcotráfico, secuestros y asaltos”. Y dijo que está en marcha una investigación en ese sentido, simultánea a otras que apuntan a los resabios de la organización maoísta Sendero Luminoso –de plena actividad en los 80–, como a grupos terroristas internacionales y sectores allegados al ex presidente Alberto Fujimori. De hecho, Rospigliosi previamente había ligado al atentado con los ataques del 11 de setiembre contra Estados Unidos y la visita de Bush a Lima prevista para hoy. Por lo pronto, el presidente Alejandro Toledo ya ofreció una recompensa de un millón de dólares para agilizar la investigación.