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La alianza gubernamental italiana de centroderecha, que lidera Silvio Berlusconi, perdió ayer su bastión de la provincia de Milán, a manos del centroizquierda, en la segunda vuelta de las elecciones locales. Sobre la provincia de Milán se jugaba, en buena parte, la suerte del segundo turno de votaciones para renovar parcialmente ayuntamientos y juntas provinciales, después de que la oposición se impusiera con claridad en la primera vuelta.
Las proyecciones otorgaban a medianoche de ayer una neta ventaja al candidato del centroizquierda Filippo Penati, con el 54 por ciento de los sufragios, frente al 46 por ciento de su rival conservadora Ombretta Colli. El líder de El Olivo, Piero Fassino, dijo que “Berlusconi ha perdido en casa, ha cedido una de sus fortalezas, y el centroderecha ya no tiene la confianza de la mayoría del país”. Por otro lado, la respuesta del Cavaliere no se hizo esperar. Antes de que comenzara el escrutinio, el primer ministro italiano dijo desde Estambul que los resultados electorales, fueran los que fuesen, no influirían en la marcha del gobierno. En la primera vuelta, celebrada hace quince días de forma paralela a los comicios europeos, se adjudicaron 41 provincias y 4417 municipios, al superar los ganadores el 50 por ciento de los votos. El centroizquierda logró recuperar en esa cita electoral la ciudad de Bolonia, que la alianza conservadora le había arrebatado cinco años antes, tras medio siglo de hegemonía comunista, y conquistó la presidencia de la región insular de Cerdeña.