EL MUNDO
“Sarko”, el rostro de la nueva política francesa
Nicolas Sarkozy, a quien sus detractores señalan más americano que francés, fue votado nuevo presidente del partido en el poder, Unión por un Movimiento Popular.
Por John Lichfield *
Desde París
Una nueva era en la política francesa se vislumbraba ayer, entre bombos y platillos de EE.UU., ante la coronación de Nicolas Sarkozy como el presidente del partido de centroderecha francés en el poder, la Unión por un Movimiento Popular (UMP). Al obtener un triunfo al mejor estilo soviético (81,57 por ciento de los votos a su favor), del liderazgo del partido creado por y para el presidente Jacques Chirac, Sarkozy, de 49 años, completó el primer paso de su rápido ascenso hacia el primer plano de la política francesa.
La magnitud de la victoria y la histeria pro “Sarko” en la conferencia del partido en Le Bourget –no enteramente prevista–, al norte de París, sugieren que han terminado los días en que Chirac dominaba el centro de la derecha francesa. A pesar de que Chirac dio sus más cálidas felicitaciones y de que su señora se saludó públicamente con un beso con Sarkozy, ambos, en algún momento aliados cercanos, están ahora en ferviente combate no declarado por la “nominación” del partido de centroderecha para las próximas elecciones presidenciales del 2007. El presidente Chirac, de 72 años, dice que “aún no se ha decidido” si va a postularse para un tercer período. Sarkozy dijo que no “necesariamente” será candidato en el 2007.
Nadie en la política francesa duda que la batalla ha comenzado. Sarkozy tiene juventud y es su momento, y tiene, además, un deseo inconmensurable de “cambio”. La réplica desde el bando de Chirac se basaría en insinuaciones de que Sarkozy , el hijo de un aristócrata húngaro exiliado, es de algún modo poco francés y muy americano. Ya hubo rumores y chismes sobre el costo y el esplendor de la conferencia del partido, con música estridente, junglas de carteles, y videoclips de seguidores de Sarkozy que iban desde actores de películas como Christian “Astérix” Clavier hasta el ex primer ministro español, José María Aznar. “Como presidente de la UMP es mi intención seguir siendo un hombre libre para imaginar y debatir.” Dijo que quería, por sobre todas las cosas, “unir” al partido de centroderecha francés, incurable pleitero. También dijo que apoyaría el gobierno del poco popular primer ministro de la centroderecha, Jean Pierre Raffarin, incluso –implícitamente– al presidente Chirac.
Pero Sarkozy sabe que su popularidad depende de la percepción de que es un nuevo tipo de político francés, un hombre muy ambicioso con la voluntad de desafiar los intereses atrincherados de la izquierda y la derecha. “La gente suele quejarse y burlarse de la supuesta resistencia de Francia a cambiar”, dijo. “Estas son críticas injustificadas. El statu quo no será la consigna del UMP. Será nuestro enemigo.” Ante la insistencia de Chirac, Sarkozy renuncia hoy como ministro de Finanzas en el gobierno de Raffarin. Chirac puso como pauta que una posición ministerial era incompatible con un liderazgo en un gran partido político.
Luego de dos estadías en importantes ministerios en los últimos dos años (Interior y luego Finanzas), Sarkozy se ganó una reputación de hombre de acción. Como titular de Interior hizo votar las leyes más represivas que haya tenido Francia. Sus leyes sobre la “seguridad interior” y la “prevención de la delincuencia” son obras maestras del control policial de la sociedad. Sarkozy abogó recientemente a favor de un debilitamiento de la estricta tradición francesa de “un Estado secular”. El gobierno debería intervenir, dice, en “construir mezquitas y tomar al Islam francés y sacarlo de la mano de los radicales”.
* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Alicia B Nieva.