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Pasen y vean los nuevos horrores que el FBI encontró en Guantánamo

Una serie de correos electrónicos del FBI, divulgados ayer por la principal organización de derechos civiles de EE.UU., revela torturas norteamericanas a prisioneros en Guantánamo que son posteriores, y aun peores, a las que se practicaron en la prisión de Abu Ghraib.

Por Javier del Pino *
Desde Washington

Decenas de presos detenidos en las cárceles de Irak y en la prisión de Guantánamo (Cuba) han sido sometidos a abusos, humillaciones y torturas por el personal militar encargado de los interrogatorios. En algunos casos, los interrogadores del Pentágono se hacían pasar por agentes del FBI para atemorizar a los presos y, al mismo tiempo, eludir su propia responsabilidad en las torturas. Las nuevas acusaciones están recogidas en correos electrónicos enviados por agentes del FBI a sus superiores en Washington.
Los correos electrónicos enviados por agentes del FBI a sus superiores desde la base de Guantánamo o las prisiones de Irak forman parte del paquete de documentos al que ha tenido acceso la American Civil Liberties Union (ACLU), la organización más importante de defensa de los derechos civiles en Estados Unidos. La ACLU logró los documentos con una petición acogida a la Ley de Libertad de Información, que obliga a los organismos públicos a facilitar los textos oficiales no sometidos a secreto de sumario. Una parte de los documentos ya se filtró a la prensa la semana pasada; ayer martes, la ACLU puso en sus páginas de Internet una segunda entrega.
Las acusaciones están todas contenidas en correos de agentes del FBI indignados al contemplar los métodos del personal de los servicios de inteligencia del Pentágono encargados de los interrogatorios. En muchas ocasiones, los militares se hacían pasar por agentes del FBI ante los presos “de manera que si el detenido alguna vez recobra la libertad y los hechos alguna vez se hacen públicos –escribe un agente–, el Departamento de Defensa no será responsable y el FBI cargará con la culpa ante la opinión pública”.
Algunos de los correos están fechados en junio de este año, es decir, denuncian torturas y abusos meses después de que el escándalo de Abu Ghraib saltara a la prensa, con las fotografías de detenidos iraquíes siendo humillados y torturados por agentes de la policía militar estadounidense en Irak. Esas fotos dieron la vuelta al mundo y causaron una enorme conmoción y estupor. Pero a juzgar por los documentos, la indignación internacional y las investigaciones internas no pusieron freno a los desmanes en las prisiones de Irak y en la base militar de Guantánamo, lo que parece desmentir nuevamente la tesis de que las acciones de Abu Ghraib fueran sólo el producto de “unas pocas manzanas podridas” (como alegó en su momento el Departamento de Defensa) y confirmar lo que los defensores de los derechos humanos han sostenido todo el tiempo: que esos abusos forman parte de un patrón de comportamiento que se extiende a todos los detenidos en la guerra antiterrorista de George W. Bush.
Uno de los correos de junio, firmado por un agente especial del FBI, detalla cómo los detenidos son sometidos a “estrangulamientos, palizas y abusos”; a algunos se les insertan cigarrillos encendidos por los orificios de los oídos. El mismo agente asegura que el personal militar se ha puesto de acuerdo “para tapar los abusos”.
Otros prisioneros contaron a agentes reales del FBI que habían sido golpeados con palos y, al menos en un caso, violados. También en junio, un agente de la central en Washington transmitió a sus superiores desde Irak el relato de un prisionero que le contó cómo había sido esposado en una posición que los militares denominaban “el escorpión”. Después le arrojaron agua fría, lo arrastraron por los pies sobre alambres de púas y le dieron puñetazos en el estómago.
Otro incidente en Guantánamo data del 30 de julio. Un agente relata que vio a un detenido “sentado en el suelo en una sala de interrogatorio envuelto en una bandera de Israel, con música a todo volumen y luces estroboscópicas”.
En otros correos se denuncia cómo los soldados golpeaban la cabeza de los detenidos contra el suelo de la celda hasta que quedaban inconscientes. En la base de Cuba había detenidos que habían sido atados en una celda en la que permanecían más de 24 horas, obligados a defecar y orinar en esa posición. En otras celdas, se reducía la temperatura y se dejaba al detenido descalzo hasta que temblaba de frío; después se encendía la calefacción hasta más de 30 grados sin ventilación. Uno de los detenidos, cuenta un agente del FBI, estaba “tumbado en el suelo, inconsciente, con un montón de pelo a su lado. Aparentemente se lo había arrancado casi por completo durante la noche”.
Un portavoz del Pentágono sólo dijo ayer que el Departamento de Defensa investiga las acusaciones. Algunos correos mencionan la existencia de una supuesta orden ejecutiva firmada personalmente por el presidente George W. Bush en la que se aprueba el endurecimiento de los métodos de interrogación de detenidos. La Casa Blanca negó que tal orden existiera.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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Detrás de las rejas de Guantánamo el FBI encontró toda clase de pruebas de tortura.
 
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