EL MUNDO › EL PRIMER MIEMBRO DE LA UE QUE LLAMO A CONSULTAR LA CARTA MAGNA
España dijo “sí” a la Carta europea
Los españoles votaron ayer en un referendo a favor de la Constitución Europea, con una victoria holgada del 76 por ciento; la tasa de participación fue del 42 por ciento, un nivel que roza lo mínimo aceptable para la gestión socialista de Rodríguez Zapatero.
Por Elizabeth Nash *
Desde Madrid
España se convirtió ayer en el primer miembro de la Unión Europea en votar la Constitución Europea, en lo que resultó una victoria del Sí –con un 76,76 por ciento de votos a su favor–, y con un nivel de participación del 42,32 por ciento. El jefe de gobierno socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, puso en juego su reputación por un resultado convincente que aliente a otros estados europeos que planean consultas similares. Después de conocerse los primeros resultados, Zapatero dijo que “hoy los españoles hemos hecho parte de la historia europea, porque nuestro voto es un mensaje dirigido al resto de nuestros conciudadanos europeos. Los invitamos a seguir el camino iniciado en España”.
Los resultados mostraron que la participación estuvo por debajo de la cifra de las elecciones del Parlamento Europeo del año pasado, cuando votó un 46 por ciento. La participación resultó ser de un 42 por ciento. Menos de un 35 por ciento habría sido un golpe a Zapatero y podría malograr el amplio proceso de consultas de la UE. El líder del partido popular opositor, Mariano Rajoy, dijo que la Constitución Europea era “un ejercicio de responsabilidad” y por ello “creemos que es bueno para España” que haya sido respaldada por los ciudadanos españoles. Rajoy subrayó la baja participación y culpó a Zapatero de ello, quien, según dijo, “se precipitó” al haber hecho la consulta antes que el resto de los nueve países que ya anunciaron su celebración.
Ante el temor de ataques de ETA que trastornaran el referéndum, hubo una gran presencia policial en todo el país. Más de cien mil policías fueron movilizados. El jueves, un hombre y una mujer fueron arrestados en Valencia con explosivos, lo que fue descripto por las autoridades como los preparativos de un ataque inminente.
Entre los muchos potenciales votantes, el referéndum pareció haber generado un sorpresivo grado de entusiasmo. En las antiguas calles soleadas de Madrid alrededor de la Plaza de la Paja, la gente del lugar se reunió para tomar su trago durante el horario de almuerzo, gustosa de votar –aunque no resultara la cantidad que el gobierno esperaba–. Guillermo Pacheco, de 36 años, distendido con su coca con ron en el bar Timón después de andar dando vueltas toda la noche, dijo: “Voy a votar por No. Realmente no es una Constitución, sino un tratado entre estados, y mucho menos progresista que la Constitución española. Mucha gente votará por No, no porque se trate de antieuropeístas, sino porque es demasiado libre mercado y no defiende los derechos de los trabajadores”, predijo.
Juan José Timón, el dueño del bar, confesó que no había leído la Constitución pero que de todos modos votó a favor de ella. “Me gusta Europa, es buena para nosotros, entonces estoy a favor”, dijo.
Angela Villegas, de 73 años, una jubilada de asistente de enfermería le regaló a Timón una violeta africana para decorar su bar. “Yo voté Sí. Recuerdo la Guerra Civil. Sufrimos por todo, hambre, dictadura, nos refugiamos en sótanos.” Tomó un sorbo de vino. “Europa significa más seguridad, más protección... eso espero.”
“No estoy muy interesado en política pero quiero una Europa unida”, dijo Carlos Rodríguez, un mozo de 31 después de haber votado por el Sí. “Europa significa un poder para confrontar a Estados Unidos, y un lugar donde la libertad y la igualdad son supremas.” José Guillen, de 45, un guardia de seguridad, emitió voto en blanco en protesta al no tener la oportunidad de leer la Constitución. “Nunca me enviaron el documento, sólo un panfleto, de modo que voté en blanco porque no sé lo suficiente sobre esto.” Paco Sanabria, de 45, un licenciado de marketing, casi no vota. “La Constitución es tan intangible, pero Europa ha significado buenas cosas para nosotros.” Francisco Trampal, de 47, que tiene un comercio de hierro, quiere que España se integre completamente a una Europa fuerte. “Debería haber un equilibrio entre Europa y EE.UU., así los norteamericanos no nos andan importunando. No viajo mucho, pero la unión entre los europeos debe ser buena.” En la cercanía, en el mercado callejero de artículos baratos Rastro, un acordeonista tocaba The Blue Danube con un ritmo festivo. Isabel Arroyo, de 44, vendía chales, anteojos de sol, carteras de cuero, y distintivos en el mostrador que prepara todos los domingos desde hace 23 años. “Para mí, la Constitución parece ineficaz y ambigua en cuanto a derechos sociales. Pero China y EE.UU. son tan grandes que me parece una buena idea que los países más pequeños se unan, juntos. No veo que esto me afecte a mí personalmente, pero las generaciones futuras se beneficiarán.” Miriam Sánchez, de 37, una operadora de computadoras, reía y jugaba con su pequeña sobrina, Indi, en un balcón soleado. “No la he leído aún y no creo que vote. Es demasiado problema. Estoy un poco cansada de la política”, dijo.
* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Alicia B. Nieva.