Jue 21.04.2005

EL MUNDO  › CAYO LUCIO GUTIERREZ Y HAY UN NUEVO GOBIERNO EN ECUADOR

Un mandato abortado en sangre

Después de días de enfrentamientos y una represión que ayer dejó el saldo de cuatro muertos y cientos de heridos, el Congreso de Ecuador cesó en sus funciones al presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez. El sucesor, su vice Alfredo Palacio, recibió el apoyo militar.

Volvió a ocurrir. En medio de un clima de convulsión social, el presidente de Ecuador, Lucio Gutiérrez, fue destituido ayer por el Congreso –convirtiéndose en el tercer presidente de su país que cae desde 1997– por la causal de “abandono del cargo”. El vicepresidente Alfredo Palacio juró como nuevo presidente del país, con el imprescindible y explícito apoyo de las Fuerzas Militares. Poco después, Gutiérrez abandonó el Palacio de Gobierno en un helicóptero hacia el aeropuerto, a donde manifestantes bloquearon la salida del avión en el que viajaba, tras lo cual debió trasladarse a una guarnición militar, donde quedó detenido unas horas por haber ordenado la represión de las manifestaciones que pedían su destitución: hubo cuatro muertos y cientos de heridos. Luego se informó que estaba en la embajada de Brasil en Quito y que le había sido concedido asilo diplomático.
Tras una semana continua de protestas, el día de ayer fue intenso, marcado por una gran movilización popular con manifestaciones de celebración pero también protestas y saqueos. Gutiérrez fue destituido por el Congreso en un voto de 60 de 62 legisladores. Antes de la votación, la oposición abandonó la sede del Congreso, se constituyó en un “Congreso paralelo”, cuya primera medida fue apartar de su cargo al presidente de la Cámara, Omar Quintana, principal aliado del ex presidente, y destituyó a Gutiérrez por “abandono de cargo”. El ministro de Gobierno, Oscar Ayerbe, señaló que el gobierno desconocía la decisión del Congreso de destituir a Gutiérrez. Sin embargo, ese forcejeo apenas duró unos pocos minutos, pues 20 minutos después de la decisión parlamentaria las Fuerzas Militares anunciaron mediante un comunicado que retiraban el apoyo a Gutiérrez, con lo cual le dieron el golpe de gracia a su mandato. Menos de una hora después de la destitución, la vicepresidenta del Congreso, Cinthya Viteri, tomó juramento al vicepresidente Alfredo Palacio, un cardiólogo de 66 años, como nuevo mandatario del Ecuador. El flamante vicepresidente declaró: “Ha terminado la dictadura”, en referencia al gobierno de Gutiérrez, con quien estaba distanciado. “Hoy han terminado la prepotencia y el miedo. Hoy se refunda la República en donde los caminos florezcan y reine la dignidad y la esperanza”, señaló Palacio.
Los hechos posteriores iban a demostrar que todo no iba a ser tan color de rosa. Gutiérrez y Palacio estaban distanciados desde el comienzo del mandato, hasta el punto de que este último pidió reiteradamente la salida del primero, lo que finalmente ocurrió ayer. Por la mañana, el ahora ex presidente se reunió con la embajadora de Estados Unidos en Quito, Kristy Kelly. Antes de abandonar el poder, Gutiérrez había solicitado al ex presidente Abdalá Bucaram que abandonase el país para tranquilizar a la población, que reaccionó indignada cuando fueron anulados los cargos de corrupción que pesaban contra él (ver aparte).
Minutos después de que Palacio prestara juramento, Gutiérrez abandonó la Casa de Gobierno en un helicóptero con destino al aeropuerto internacional de Quito, desde donde pensaba abandonar la ciudad o el país. Pero los manifestantes se dirigieron allí y bloquearon la salida de un avión en que iba a viajar Gutiérrez, razón por la cual tuvo que regresar al helicóptero para trasladarse a la base militar de La Balbina, en las afueras de Quito, donde quedó detenido, por “el delito flagrante de ordenar a la policía y los militares salir a reprimir a los manifestantes”. La Cruz Roja indicó que cuatro personas murieron, entre ellos un periodista chileno, y hubo 130 personas asfixiadas por el gas lacrimógeno utilizado por la fuerza pública para dispersar las manifestaciones y 44 contusos. La fiscal interina Cecilia de Armas señaló que “si bien es cierto que él (Gutiérrez) no disparó, fue quien ordenó con el objeto de que le protejan”. Unas horas después, se supo que Gutiérrez se encontraba en la embajada de Brasil en Quito y que el gobierno brasileño le había concedido asilo diplomático. Durante la tarde habían corrido versiones en torno de que había pedido asilo en Panamá, lo que fue desmentido por funcionarios de la embajada deese país. El canciller venezolano, Alí Rodríguez, por su parte, señaló que su país “no tiene inconveniente” en dar asilo a Gutiérrez.
Luego de unas horas de calma y festejos por la destitución, la agitación social siguió en Quito, ahora dirigida también contra los diputados autores de la destitución. Grupos de manifestantes se encaminaron al auditorio de la sede del “Congreso paralelo” donde estaban reunidos los diputados, para pedir que ellos también se fueran, y mostraron su oposición al nombramiento como presidente de Palacio, quien quedó virtualmente sitiado por los manifestantes enardecidos que le reclamaban que disuelva al Congreso. “No soy político, no soy político”, gritaba Palacio a la turba que causaba destrozos y tiraba piedras. “Se acabó la prepotencia, se acabó la dictadura, con ustedes quiero gobernar”, gritaba a los manifestantes que se negaban a escucharlo. Por la tarde, cientos de manifestantes habían entrado al Parlamento después de la destitución, golpearon a varios diputados y exigieron que todos los legisladores renuncien, amenazándolos con someterlos a un “juicio popular”.
Tras pasar unas cinco horas retenido por manifestantes que le pedían la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones, Palacio se trasladó al Ministerio de Defensa flanqueado por la cúpula de las Fuerzas Armadas. En un comunicado, las Fuerzas Militares de Ecuador expresaron que respetan la sucesión presidencial. “Una vez que las demandas populares han sido resueltas en los ámbitos correspondientes y dentro del marco constitucional vigente, las Fuerzas Armadas, respetando la sucesión presidencial, hacen un llamado a la calma y a la paz del país”, indicaron. Palacio dio una conferencia de prensa en la que lanzó frases grandilocuentes y sentenció: “Soy la única esperanza del pueblo, no porque esté predestinado, sino porque así lo dice la Constitución”. Juró que nunca más el presidente intervendrá en otros poderes y que “he venido a servir y no a servirme”. Prometió gobernar con el pueblo y no con los partidos políticos. Además, apuntó la posibilidad de plantear una Asamblea Constituyente “dentro del marco constitucional y la legalidad”.

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