Mié 15.05.2002

EL MUNDO

Una masacre de mujeres y niños que levanta vientos de guerra

Un grupo islámico atacó un campamento militar indio en Kashmir, matando a 29 personas e hiriendo a 25. India acusó a Pakistán y prepara una respuesta.

Por Luke Harding *
Desde Nueva Delhi

En la mañana de ayer, supuestos militantes islámicos llevaron a cabo un ataque devastador sobre un campamento del ejército indio en Kashmir, matando a 29 personas, entre ellos varias mujeres y niños. La televisión india emitió escenas de la cruel masacre en el campamento militar de Kaluchak cerca de Jammu, capital invernal del disputado estado de Kashmir. Muchas de las víctimas estaban tomando el desayuno cuando los militantes entraron a su complejo residencial. Por lo menos 25 personas resultaron heridas, muchas de ellas seriamente. Los tres atacantes fueron eventualmente muertos. Un ataque de represalia indio sobre Pakistán parece lo más probable, pero no es inminente.
Los tres militantes, vestidos con trajes de fajina, abordaron un ómnibus a las 6 de la mañana en el campamento, a diez kilómetros al sur de Jammu. Le ordenaron que se detuviera, le dijeron a los pasajeros que se pusieran de pie y abrieron fuego indiscriminadamente. Siete pasajeros murieron, incluyendo tres mujeres. Los atacantes después corrieron hacia el portón del campo, pero cuando saltaron sobre una pared hacia el complejo residencial se encontraron bajo fuego. Se volvieron locos y dispararon contra los residentes mientras trataban de huir. “Tenían fusiles AK47. Disparaban por todos lados. Tenían granadas. Tenían explosivos. Una vez que llegaron a entrar en la casa, cablearon la casa con explosivos”, dijo el general Mohan Pandey. Uno de los pasajeros dijo: “Se nos pidió que bajáramos del ómnibus y mientras estábamos bajando comenzaron a disparar. Algunos murieron, otros fueron heridos. Tres mujeres murieron, incluyendo a mi mujer”.
India culpó al grupo militante Lashkar-i-Toiba con base en Pakistán y declaró que los tres recientemente habían cruzado la frontera desde ese país. También declaró que a no ser que Islamabad pusiera fin a su apoyo al “terrorismo más allá de sus fronteras”, se enfrentaría a las consecuencias: una clara amenaza de guerra. El ataque, el más sangriento en el Kashmir en ocho meses, coincidió con la visita a la región de Christina Rocca, consejera de la Secretaría de Estado norteamericana. Rocca, que se reúne hoy con el presidente paquistaní, el general Pervez Musharraf, describió la masacre como un ataque terrorista. “Es justo el tipo de barbarismo que la guerra contra el terrorismo está determinada a poner fin”, dijo.
El canciller británico, Jack Straw, lo llamó un “ultraje increíble”. “Espero que todos los países de la región condenen este acto sin reservas”, dijo. Dos grupos islámicos se adjudicaron la responsabilidad, el anteriormente desconocido al-Mansoorain y Jamiat-ul-Mujahedeen. La Casa Blanca envió a Rocca a la región después de los recientes informes de inteligencia que advertían que India estaba considerando una “guerra limitada” contra Pakistán. Este año, India le dijo a Pakistán que dejara de apoyar a los militantes islámicos que cruzan hacia el Kashmir indio y atacan sus fuerzas de seguridad. Recientemente concluyó que el general Musharraf había fracasado deliberadamente en detener el problema.
Aunque muchos observadores creen que la guerra no es inminente, el ataque fortalece las manos de los halcones en el establishment nacionalista hindú de India, que cree que es hora de que Pakistán aprenda una lección. El secretario de Interior de derecha, LK Advani, dijo que no era ninguna coincidencia que la masacre ocurriera mientras Rocca estaba en Delhi. La actividad terrorista continuaba, dijo. Un funcionario británico en Nueva Delhi dijo: “Las próximas semanas serán críticas”. En enero, después de que los militantes atacaran el edificio del Parlamento indio, el general Musharraf denunció públicamente al “terrorismo” y encerró a miles de extremistas islámicos.
Pero en los meses recientes dejó libres a la mayoría, y mostró poca disposición por terminar su apoyo a una causa apoyada por la mayoría delestablishment militar de Pakistán y su poderosa agencia de inteligencia, la ISI.
* De The Guardian de Gran Bretaña.Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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