Sáb 18.05.2002

EL MUNDO  › BUSH ESTA FURIOSO POR LAS CRITICAS DE QUE FUE INACTIVO ANTE AMENAZAS QUE CONOCIA

El Superagente 86 defiende lo que no hizo

El escándalo político por la inactividad de George W. Bush ante su conocimiento previo de acciones parecidas a los atentados del 11 de setiembre amenazaba crecer ayer con la difusión de un segundo informe de inteligencia de 1999, que decía que los terroristas podían usar aviones en forma de misiles contra la Casa Blanca, la CIA y el Pentágono.

Por Matthew Engel *
Desde Washington

El presidente Bush se defendió apasionadamente ayer contra la tormenta de críticas que se formó por las supuestas advertencias que habría recibido sobre los ataques del 11 de setiembre. Durante un compromiso de rutina, presentando un trofeo a un equipo de fútbol de la Fuerza Aérea, anunció: “Tomo mi tarea como comandante en jefe muy seriamente y mi tarea más importante es proteger a Estados Unidos”. El presidente siguió: “De haber sabido que el enemigo iba a usar aviones para matar en esa mañana fatal, hubiera hecho todo lo que estaba en mi poder para proteger al pueblo norteamericano”.
Sus comentarios fueron hechos 24 horas después de ataques directos a su manejo de la guerra contra el terrorismo, que alcanzaron una ferocidad sin precedentes en los últimos ocho meses. En privado, el presidente dijo que estaba “totalmente furioso”. Hasta su mujer tuvo que correr en su defensa: “Creo que es muy triste rapiñar sobre... la emoción de la gente, como si hubiera habido algo que hubiéramos podido hacer”, dijo Laura Bush en Budapest, durante su gira por Europa. A esto le siguió un contraataque más incisivo del vicepresidente Dick Cheney, que advirtió a los demócratas contra críticas que eran “totalmente irresponsables y totalmente indignas de líderes nacionales en tiempos de guerra”.
Pero las preocupaciones cruzaron las líneas partidarias. John McCain, el viejo enemigo republicano del presidente, pidió una comisión nacional para investigar todo el asunto. Otro senador republicano, Richard Shelby, el representante del partido de más larga data en el Comité de Inteligencia, también pidió una investigación. Hay señales de que los demócratas están cambiando su línea de ataque de la improbable noción de que el presidente mismo estuviera bien informado de antemano sobre los planes del 11 de setiembre a cuestiones más problemáticas: cuánto más se sabía en los eslabones inferiores de la cadena burocrática, y por qué estos detalles estuvieron ocultos hasta ahora.
Dick Gephardt, líder demócrata de la Cámara de Diputados, repitió de modo enfático la famosa pregunta sobre el escándalo Watergate: “Necesitamos saber lo que la Casa Blanca sabía, cuándo lo supo, qué hicieron respecto de eso y por qué esto no salió a la luz hasta ahora”. Una encuesta rápida de Gallup mostró que el 68 por ciento de los norteamericanos piensa que la información debía haber sido dada a conocer antes, pero el 55 por ciento no cree necesario que el Congreso investigue.
La disputa produjo asombrosas revelaciones sobre la naturaleza de las operaciones contraterroristas de Estados Unidos. Después de los ataques, el FBI aparentemente no pudo enviar por correo electrónico fotos de los sospechosos a sus oficinas en el resto del país: tuvo que usar el correo. Las embajadas en el exterior, encargadas de emitir las visas, no tienen acceso a ninguna lista de potenciales terroristas. Y el informe de agosto alertando al presidente sobre la posibilidad del secuestro de un avión por Al-Qaida estaba basado en información de hacía tres años. Pero el escándalo político siguió creciendo ayer al conocerse un nuevo informe de inteligencia que dos años antes de los atentados advertía que seguidores de Osama bin Laden podían secuestrar un avión y dirigirlo como una bomba hacia el Pentágono u otros edificios gubernamentales. “Suicidas pertenecientes al Batallón del Martirio de Al Qaida (la red de Bin Laden) podrían estrellar un avión cargado con explosivos de alto potencial (C-4 y semtex) en el Pentágono, en el cuartel general de la CIA o en la Casa Blanca”, indicaba el informe elaborado durante el mandato de Bill Clinton. Este documento, titulado “Sociología y psicología del terrorismo: ¿quién se convierte en terrorista y por qué?”, se refería a los secuestros suicidas de aviones como uno de los varios posibles contraataques de Al-Qaida al bombardeo norteamericano contra sus bases en Afganistán, en 1998.
Este documento no es secreto y está en los archivos del Congreso con fecha de setiembre de 1999.
El vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, dijo que no conoce este informe, que podría equilibrar la balanza de la polémica entre demócratas y republicanos. “Ramzi Yousef estudió un ataque de ese tipo contra la CIA”, había escrito en 1999 el autor de este segundo documento, Rex Hudson, que trabajaba para el Consejo Nacional de Inteligencia. Yousef, preso por el atentado al World Trade Center de 1993, estuvo en 1995 entre los autores de un proyecto, preparado en las Filipinas, para desviar aviones norteamericanos, y había pensado en un ataque aéreo a la CIA, lo que fue transmitido por la inteligencia filipina a Washington. Este documento contradice las afirmaciones de Bush de que no pudo imaginar que los aviones fueran utilizados como misiles. Pero el secretario de Defensa Donald Rumsfeld dijo que este tipo de alertas es frecuente, y muchos se descartan: “Créanme que esta administración está haciendo todo lo posible para lo que se comprometió a hacer, que es completar con éxito la gue-rra contra el terrorismo". La aparente reaparición del mulá Omar (ver abajo) puede poner también esto en cuestión.
El aspecto más irónico de todos ha pasado inadvertido hasta el momento en Estados Unidos: que un presidente acusado muy a menudo de ignorancia de pronto sea atacado por saber demasiado.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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