Martes, 21 de marzo de 2006 | Hoy
EL MUNDO › EN CAMPAÑA POR LA GUERRA DE IRAK
Al cumplirse ayer tres años de la invasión a Irak, y a pesar del ambiente de violencia cercano a la guerra civil y cuando cuenta con el menor índice de apoyo dentro de Estados Unidos, el presidente estadounidense George W. Bush volvió a defender su estrategia. Bush viajó a Cleveland para dar el segundo de una serie de discursos en lo que miembros de su entorno describieron como un antídoto a la cobertura de prensa que refleja una situación caótica en Irak. En su discurso Bush dijo que espera resolver el diferendo nuclear con Irán a través de la diplomacia, pero advirtió a Teherán que podría utilizar “el poder militar” si fuera necesario, para defender a Israel.
El mandatario dijo que muchos se preguntaban cómo es que podía seguir siendo tan optimista sobre las perspectivas de éxito. El presidente defendió sin culpas su decisión de invadir Irak y alejar a Saddam Hussein del gobierno. Fue “la decisión correcta”, dijo. Sin embargo, reconoció que el hecho de que no se encontraran las mentadas armas de destrucción masiva que se suponía tenía Irak –razón invocada para invadirlo– afectó la credibilidad estadounidense. Y ahora, “el caso iraní es el caso clásico en el que tenemos que asegurarnos de que cuando hablamos tenemos credibilidad”, agregó, asegurando que espera poder resolver de manera diplomática el diferendo con Teherán por su programa nuclear.
Gran parte de su discurso refirió a los estadounidenses que piensan que su optimismo respecto de Irak es injustificado y que ese país está o va hacia una guerra civil. “La situación en el lugar sigue siendo tensa. Ante los continuos reportes sobre matanzas y represalias, entiendo que algunos estadounidenses hayan visto su confianza minada”, dijo. “Otros piensan en la violencia que ven cada noche en la televisión y se preguntan cómo es que puedo seguir siendo tan optimista sobre las perspectivas de éxito en Irak. Se preguntan qué es lo que yo veo que ellos no ven”, planteó. Como respuesta, citó el caso de Tal Afar, una ciudad del norte de Irak, donde afirmó que el ejército estadounidense atacó a la red Al Qaida y a la resistencia. Alguna vez en manos de extremistas, Tal Afar es ahora “una ciudad libre que da razón a las esperanzas sobre un Irak libre”, opinó.
El viaje de Bush a este estado ocurre seis meses antes de las elecciones legislativas de noviembre, en las que los republicanos temen que los votantes los castiguen por la guerra, perdiendo la actual mayoría que tienen en el Congreso. Las encuestas de opinión concluyen que el apoyo a la guerra está en el nivel más bajo y sólo 40% de la opinión pública o menos aprueba a Bush. A eso se suma un creciente coro que pide el retiro rápido de Irak, donde la cifra oficial es de más de 2300 soldados estadounidenses muertos desde el 20 de marzo de 2003, cuando empezó la invasión.
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