Martes, 21 de marzo de 2006 | Hoy
Desde la neoliberal Lourdes Flores hasta el socialdemócrata Alan García, pasando por la Bolsa y ex miembros del gobierno, el Perú tradicional abrió fuego contra el candidato nacionalista.
El establishment se asustó y descargó toda su artillería contra la bestia humalista. El ascenso del ex teniente coronel Ollanta Humala al primer lugar de las encuestas causó una conmoción en Perú ayer: se derrumbaron las principales acciones de la Bolsa de Lima, comenzaron a circular rumores sobre un presunto casete que vincularía al candidato con el ex jefe de Inteligencia de Alberto Fujimori Vladimiro Montesinos y, además, se forzó una especie de alianza implícita entre los otros candidatos que se unificaron bajo un discurso “democrático y racional” frente a lo que consideran el “proyecto autoritario” de Humala. Este mensaje se vio reforzado por los medios de comunicación, que también se sumaron a la ofensiva conjunta contra el candidato “antisistema”.
La primera señal del descontento que provocó el avance de la popularidad del ex militar lo dio ayer la Bolsa de Lima, cuando las acciones más importantes sufrieron un abrupto descenso de hasta el 10 por ciento. A esta caída la acompañó una pequeña depreciación del sol, la moneda local. Pero el establishment no tiene poder sólo sobre los mercados. El mensaje financiero fue acompañado más tarde por un rumor que comenzó a circular por los principales medios del país, que sistemáticamente han optado por atacar la imagen de Humala. Esta nueva acusación apunta directamente al suceso que dio origen a la carrera política del ex militar, el fallido levantamiento contra el ya comatoso gobierno de Fujimori. Según los rumores, que cobraron fuerza con la denuncia del ex ministro de Alejandro Toledo Fernando Olivera, la sublevación que dirigiera Humala en el 2000 habría sido en realidad una cortina de humo para permitirle a Montesinos, que al separarse de Fujimori había quedado totalmente desprotegido, huir a Venezuela en secreto. Un registro oficial confirmó que ese 29 de octubre se realizaron llamadas entre el velero “Karisma”, en el que huyó el ex hombre fuerte de Fujimori, y la base Locumba, en donde Humala inició la insurrección. A pesar de que Olivera lo negó, todavía circulan fuertes versiones de que la persona que tendría el casete que contiene la comprometedora conversación sería ni más ni menos que el propio presidente Toledo. Días atrás, el diario La Primera publicó que el presidente retendría el casete como garantía para no ser perseguido ni investigado en un eventual gobierno nacionalista.
Mientras tanto, en el plano político, el ascenso del ex militar también cerró filas contra la “amenaza autoritaria”. Los principales candidatos, la conservadora Lourdes Flores y el ex presidente aprista Alan García, no sólo redirigieron sus campañas contra el actual favorito sino que, además, adoptaron una retórica muy similar. “La candidata de los ricos”, como calificaron a Flores figuras tan dispares como Alan García y el presidente venezolano Hugo Chávez, adquirió un tono inusualmente agresivo ayer al anunciar: “Estamos decididos a dar una batalla sin cuartel a Humala y a su proyecto autoritario de violencia”. Palabras similares se le escucharon a García ayer: “Representamos la democracia, la razón y la racionalidad de un programa que sí puede cambiar el sistema y crear empleo sin caer en extremismos ni barbaries”.
Este nuevo frente –una suerte de Todos contra Humala–, sin embargo, probablemente producirá un efecto de suma cero entre sus miembros, ya que estarán compitiendo por la misma porción del electorado con el objetivo de ganarse un lugar en la segunda vuelta junto con el líder nacionalista. El propio candidato aprista lo entendió así cuando adelantó que “el voto se distribuirá entre la opción democrática y el riesgo del autoritarismo”.
El humalismo también aprovechó las repercusiones de la última encuesta para subir su apuesta. El candidato a vicepresidente, Gonzalo García, adelantó ayer que si ganan habrá un cambio profundo en la economía nacional, principalmente a partir de la “nacionalización” de los sectores estratégicos, como el energético. Estas ambiciones, sin embargo, se verían obstaculizadas por la alta dispersión que reinará en el futuro Congreso. Según el sondeo del domingo, ningún partido estaría ni cerca de la mayoría y el humalismo sólo conseguiría un 16 por ciento de los votos.
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