EL MUNDO › LAS BOLSAS SE RECUPERARON, PERO DESDE PISOS MUY BAJOS

Volver a vivir, al menos por un día

En Estados Unidos hubo acuerdo legislativo para reformar las leyes de contabilidad empresaria. Eso reimpulsó a las bolsas y el efecto se realimentó con la compra de acciones que habían caído mucho. Pero nadie pronostica que vaya a durar.

Viniendo de días de pánico, ayer fue una jornada de recuperación en Wall Street, pero condicionada por el hecho de que el punto de partida fue bajísimo, que en Europa hubo pánico y que pocos creen que la tendencia al alza en Estados Unidos se sostenga. Después de casi una semana de desplomes consecutivos, el índice industrial Dow Jones subió 6,35 por ciento, a 8191 puntos –lo que igual está muy cerca del piso– y el índice compuesto de la Bolsa electrónica Nasdaq subió 4,96, a 1290 puntos. El índice Standard & Poor 500, más representativo de la tendencia general, finalizó con una ganancia de 5,73 por ciento u 843 unidades. Influyeron un acuerdo en el Congreso para reformar las leyes de contabilidad empresaria, el arresto de los ejecutivos principales de la quebrada compañía Adelphia (ver nota abajo) y luego un movimiento a la caza de acciones que se habían depreciado mucho. La pregunta es qué pasará hoy.
Durante el día de ayer se multiplicaron las señales de que la administración Bush empezaba a salir de su letargia. Un signo fue la postergación del viaje a América del Sur del secretario del Tesoro, Paul O’Neil, quien además de sus explosivas declaraciones ha sido criticado por emprender una gira trivial por repúblicas ex soviéticas mientras los mercados se derrumbaban. Otro signo fue la toma de un mayor protagonismo por parte de la Comisión de Valores (SEC, por sus iniciales en inglés), organismo encargado de vigilar la transparencia de las operaciones bursátiles, después que un creciente coro de congresistas pidiera la renuncia de su titular, Harvey Pitt, un ex lobbista de las mismas corporaciones a las que debía controlar. La SEC entabló ayer demanda judicial a Adelphia e informó que estaba investigando a 12 bancos de inversión. El súbito interés de la administración Bush viene acicateado por razones políticas, sobre todo cuando faltan sólo cuatro meses para las elecciones legislativas, en que los republicanos aspiran a recuperar su mayoría en el Senado y ampliar la de que disponen en la Cámara de Representantes: mientras la popularidad de Bush se mantiene en un 65 por ciento, una encuesta de CBS-New York Times reveló ayer que casi la mitad de los estadounidenses cree que se está siguiendo “el rumbo equivocado” en el tema de los escándalos empresarios, que ha derrumbado a las bolsas. Ayer a primera hora el Dow Jones había caído a 7500 puntos y se registraba una inusual corrida hacia los bonos del Tesoro, cuyo rendimiento es mínimo pero que son considerados la inversión más segura.
Pero en Europa, la mayor parte de la jornada fue catastrófica y los rumores de masacre, caos y capitulación, durante un llamado “miércoles sangriento”, parecieron llevar a los mercados a una especie de Armagedón. “Se siente como si estuviéramos en la cuenta regresiva para el fin del mundo”, dijo un operador en Milán, la capital financiera de Italia, a medida que las acciones de toda Europa se precipitaban a sus nuevos mínimos de cinco años. Igualmente, la Bolsa de Milán recortó sus pérdidas al cierre de ayer, de la misma forma que el resto de las Bolsas europeas, ante el fuerte avance de Wall Street. “Aprendí mi lección. Simplemente me sentaré aquí y no haré nada. Cualquier oferta que uno haga en este momento es una bomba de tiempo a estallar”, agregó el operador milanés,
Para ponerlo en contexto, el valor que han perdido las principales 600 acciones europeas en lo que va del año es equivalente a aproximadamente la mitad del Producto Bruto Interno de Alemania en 2001, de dos billones de euros. En Canary Wharf, en Londres, grupos de operadores pitaban nerviosamente de sus cigarrillos en las plazas ubicadas fuera de sus oficinas y se negaban a contestar preguntas. “No hablaré con ningún periodista, de ninguna manera”, dijo un joven sacudiendo vigorosamente la cabeza. Pero parecía hacer falta algo más que cigarrillos para calmar las ansiedades de los bolsistas.
“Las cosas son terribles –resumía un operador europeo–. La gente está realmente traumatizada. Sólo Dios sabe si estaremos llegando al fin de este ataque de ventas de pánico e histeria colectiva, pero por el momento el sentimiento predominante es en gran medida de capitulación”.

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Un operador de Wall Street vigila su pantalla.
 
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