EL PAíS › KOHAN ES EL JEFE DE LA CAMPAÑA PERO A BAUZA LE REVIENTA
Cría menemistas y se sacarán los ojos
Por Diego Schurman
Kohan ama a Bauzá. Bauzá ama a Corach. Corach ama a Pierri. Pierri ama a Eduardo. Eduardo ama a Adriancito. Adriancito ama a Hernández. Hernández ama a Bolocco. Bolocco ama a Carlos. Y Carlos ama a todos. Claro, es sólo una expresión de deseos de la familia menemista. La realidad es otra. Por estas horas, cuando la campaña está empañada por críticas nacionales e internacionales, en las filas del ex presidente se sacan los ojos por el manejo de la agenda y la administración del poder.
Alberto Kohan asumió como jefe de campaña en los últimas días. Se había ganado su lugar cuando reinstaló a Menem con tres reportajes pautados en televisión, luego del sacudón que significó el escrache al ex presidente en una universidad neoyorquina.
Hasta entonces, Menem no tenía un hombre que hablara por él. El papel lo había asumido de hecho su sobrino y diputado Adrián, quien tuvo un papel protagónico durante los meses de detención del ex presidente en Don Torcuato.
La política de Kohan era “caminar, caminar y caminar”. Armó el acto de Pilar junto a Luis Patti. Y en las últimas horas se puso al frente de un raid por la santafesina Villa Gobernador Gálvez, Rosario y San Justo, además de prometer nuevas incursiones en Entre Ríos y Córdoba.
La monopolización de la campaña no le cayó nada bien a Eduardo Bauzá, quien mantiene una interna histórica con Kohan. Inmediatamente armó un comando para elaborar la estrategia en la que no estuvo ausente Eduardo Menem. En Anillaco le dieron el okey. Y Bauzá, Eduardo y una decena más de
cuadros menemistas –al que se agregó la cordobesa Martha Alarcia por pedido expreso de Menem– comenzaron a reunirse en las oficinas céntricas de las Fundación Conapas.
Allí se habló de “bajar el perfil”, de no exponer demasiado al ex presidente, y de la necesidad de que el futuro gabinete, en caso de llegar al gobierno, presente “caras nuevas”.
“Quién está al lado de Menem lo decide Menem”, se quejó entonces el ex secretario general de la Presidencia. “Además ¿quién tiene la vara para medir la capacidad y moral de los demás?”.
Kohan había organizado el acto de Patti. Pero Bauzá logró detener otro, programado en Avellaneda con Hermino Iglesias. “Podía haber quilombo, había que frenarlo, ese día había un acto por la muerte de los piqueteros”, dijeron fuentes del ex senador. “Si hasta al propio Kohan lo están escrachando ¿cómo no se da cuenta?”, agregó sobre los insultos que recibió anoche en Santa Fe.
Apenas bajó del avión, Carlos Corach percibió que lo que escuchó por teléfono desde la tranquilidad de Oxford era peor de lo que se imaginaba.
Fue a Anillaco y vio cómo Alberto Pierri, recordado entre otras cosas por su acusación de “judío piojoso” a un periodista, era consagrado para coordinar la campaña bonaerense.
“Pierri se ofreció y Menem no le dice ‘no’ a nadie. Además es estratégico en un distrito para el manejo de los padrones y los fiscales”, lo defendieron en las oficinas de Bauzá.
Corach todavía no tiene definido su lugar en el equipo. Pero ayer mismo dio muestras de que no piensa perder el tiempo: visitó al ministro del Interior, Jorge Matzkin, para chequear personalmente cómo venían las relaciones del Gobierno con su jefe y si había cambios en el cronograma electoral.
Es más, deglutió una encuesta de Julio Aurelio en la que aparece Menem primero, Adolfo Rodríguez Saá detrás y muy cerca, y con menos de 5 por ciento de adhesión José Manuel de la Sota. El trabajo es previo al lanzamiento formal del cordobés.
Corach percibió mejor clima dentro de la Casa Rosada que en Anillaco, donde persiste la puja por quién va a ser el vocero de Menem. Hasta ahoraKohan había logrado imponer a su propio jefe de prensa Fernando Seresevsky en un papel reservado originalmente a Jorge Raventos, alineado con Bauzá.
Como si fuera poco, apareció un tercero en discordia: Federico Azarini, ligado a Raúl Delgado, quien acompañó a Menem durante los días de encierro. Pero Azarini podría quedarse sin el pan y sin la torta. Hace días renunció a su cargo en la Secretaría de Turismo, donde trabajaba junto a Daniel Scioli, para viajar a Anillaco. Pero allí se enteró que Cecilia Bolocco y Ramón Hernández le habían bajado el pulgar.