Al menos 175 personas murieron y más de 200 resultaron heridas ayer en cuatro atentados en el norte de Irak. Los ataques suicidas se produjeron en medio de múltiples hechos de violencia y luego de que fuera secuestrado el viceministro de Petróleo, Abdul Jabbar al Wagaa. Por otra parte, Estados Unidos desplegó ayer una gran ofensiva en el país invadido que atraviesa una crisis política, después de que varios ministros abandonaran el gobierno.

En uno de los ataques simultáneos más sangrientos de los últimos cuatro años en Irak, hombres suicidas detonaron cuatro coches bomba contra miembros de la antigua secta religiosa yazidi en dos localidades de la provincia de Nínive. Tanto el portavoz del ejército de Irak, el capitán Mohamed al Obeidi, como el alcalde de la municipalidad de Sinjar, Dajil Qassim, afirmaron que las explosiones causaron el fallecimiento de al menos 175 personas y dejaron heridas a otras 200. Recientemente hubo tensión entre yazidis y musulmanes en esa región. En abril también se habían registrado incidentes después de que una niña fuera apedreada por yazidis porque se convirtió al islamismo, explicó la emisora británica BBC.

Otras dos explosiones ocurrieron cerca de la localidad de Kar Izir, también en Sinjar, destruyendo muchas viviendas, según informó la agencia noticiosa independiente Voice of Irak (VOI). “Las explosiones causaron pánico entre la población, mientras que ambulancias estaban trasladando a los heridos al hospital”, informó la VOI. Una fuente hospitalaria del distrito dijo que recibieron a un gran número de heridos. “Los corredores del hospital están abarrotados de heridos”, señaló una fuente anónima. Además, en el norte de Bagdad la explosión de un camión bomba destruyó el puente de Tayi, causando la muerte de diez civiles, así como seis heridos.

En tanto, medios locales informaron que el viceministro de Petróleo iraquí fue secuestrado ayer por un grupo de hombres armados desconocidos cuando se encontraba en la central de una empresa que distribuye productos de petróleo en Zeyounah, en el este de Bagdad.

En una jornada mortífera, cinco militares norteamericanos fallecieron cuando se estrelló el helicóptero en el que viajaban, cerca de la base militar de Al Taqqadum, en la región occidental iraquí de Al Anbar, informó ayer en un comunicado el mando militar de Estados Unidos. Según el informe, el accidente se debió a una falla técnica del aparato, un CH-47 Chinook, utilizado para el transporte pesado y labores de rescate, cuando se dirigía a una revisión técnica rutinaria. Con estas nuevas bajas asciende a 42 el número de uniformados estadounidenses muertos en Irak en agosto y se eleva a 3699 el total de soldados norteamericanos que perdieron la vida en ese país desde que fue invadido, en marzo de 2003.

Las bajas de Estados Unidos se produjeron después de que sus fuerzas lanzaran una operación de magnitud en Irak con blanco sobre las guerrillas de Al Qaida. Los militares dijeron que 16.000 soldados estadounidenses y tropas iraquíes participaron del operativo “Martillo Luminoso” contra el grupo sunnita islamista en la zona del río Diyala, al norte de Bagdad. El ejército norteamericano, además, requisó los barrios pobres chiítas en la ciudad de Sadr, en Bagdad, en busca de militantes que estarían vinculados con Irán. Durante el operativo, una niña de 5 años fue asesinada, según denunciaron sus familiares.