EL MUNDO • SUBNOTA › LOS GOBIERNOS DE COLOMBIA Y FRANCIA NIEGAN HABER PAGADO POR LOS REHENES
Según informes de la prensa suiza, las fuerzas especiales colombianas habrían sobornado a los líderes guerrilleros que entregaron a los rehenes el miércoles. Comandos especiales israelíes asesoraron a los ejecutores del operativo.
› Por Eduardo Febbro
Desde París
Parecía una película de Hollywood, pero al parecer no lo era tanto. Las condiciones en que fueron liberados los rehenes dieron lugar ayer a una densa polémica luego de que una radio suiza revelara, basándose en lo que califica “una fuente confiable”, que entre la selva y la libertad de Ingrid Betancourt, los tres rehenes norteamericanos y once colombianos medió el pago de unos veinte millones de dólares. A ello se le agrega un complemento a las informaciones adelantadas ayer por PáginaI12 sobre la participación de agentes israelíes en el esquema de la liberación. Según afirma la Radio Suiza Romande, los dirigentes de las FARC recibieron ese dinero a cambio de la puesta en libertad de los quince rehenes:
“En realidad, los quince rehenes fueron comprados a precio considerable, tras lo cual fue puesta en escena toda la operación”, dice la emisora que, sin nombrarlo, cita a una “fuente cercana a los acontecimientos, fiable y puesta a prueba en reiteradas ocasiones en los últimos años”.
Cabe señalar que Suiza, junto con España y Francia, protagonizaba desde hacía algunos años una misión mediadora con las FARC a pedido del presidente colombiano, Alvaro Uribe. RSR asegura que esos veinte millones de dólares fueron pagados luego de que Estados Unidos iniciara los términos de la transacción y agrega que fue la esposa de uno de los hombres de las FARC que custodiaba a los secuestrados quien actuó como intermediaria del intercambio después de que fuera detenida por el Ejército colombiano. Siempre según esta fuente, es esta mujer quien habría permitido que se “abriera un canal de negociación” que desembocó en una suerte de traición. La radio afirma que Gerardo Aguilar, alias César, y Alexander Farfan, alias Enrique Gafas, dos jefes de las FARC que estaban con los rehenes y que fueron capturados durante el operativo, vendieron a los rehenes a cambio del dinero y de dos promesas: la inmunidad y la posibilidad de ir a vivir a uno de los tres países que conforman el grupo de “países amigos”: Suiza, España o Francia. Interrogado por la prensa, el jefe del servicio extranjero de la radio suiza, Pierre Bavaud, explicó que el pago de los 20 millones de dólares no podía considerarse como un “rescate”, sino más bien como un elemento que sirvió para “dar vuelta” a los dos guardianes de las FARC, César y Gafas.
Los gobiernos concernidos, empezando por el de Colombia, desmintieron esta información. París negó rotundamente toda inclusión en un acuerdo financiero: “La respuesta es muy simple: no”, declaró el portavoz del ministerio francés de Relaciones Exteriores, Eric Chevallier. El responsable agregó: “No hemos estado asociados a esta operación, no hemos estado asociados a sus modalidades de financiamiento, si modalidades de financiamiento hubo”. Por otra parte, la prensa israelí detalló en sus ediciones de ayer las informaciones publicadas el viernes en este diario sobre la participación de agentes israelíes en la Operación Jaque que condujo a la liberación de los quince secuestrados. En primer lugar, la radio militar israelí reveló que dos consejeros israelíes habían ayudado al ejército colombiano a sacar de la selva a los rehenes. A su vez, el diario Haaretz ofreció otra versión ya mencionada por PáginaI12. El rotativo sostiene que son dos generales de reserva, Israël Ziv y Yossi Kuperwasser, quienes intervinieron en el montaje. Ambos dirigen una empresa de asesoría en seguridad instalada en Bogotá, Global CST. Esta empresa emplea a muchos ex miembros de los comandos de elite israelíes para ayudar a las fuerzas especiales en su lucha contra las FARC. Haaretz publica un testimonio de un miembro de la empresa Global DST en el cual la fuente dice: “No queremos que se nos adjudique una acción que no hicimos. Los ayudamos a combatir el terrorismo, a concebir estrategias y a aplicarlas. Eso ya es mucho y no hay que exagerar nuestro papel”.
El cabo William Pérez, de 36 años, que pasó 10 años y cuatro meses preso, y que recibió el agradecimiento de Ingrid Betancourt por haberle salvado la vida, relató cómo el año pasado la ayudó a salvarla: “A ella le dio una depresión muy grande que no la dejaba comer. Empezó a sufrir de úlcera, de infección intestinal y se deshidrató. Y a eso hay que sumarle el efecto de tener una cadena al cuello 24 horas”, contó Pérez. “Con paciencia, casi a la fuerza, como se alimenta a una niña, le daba cucharada tras cucharada: una por su mamá, otra por cada uno de sus hijos.” Ingrid tiraba la comida, y llegó el momento en que decía: “Me quiero morir, me quiero morir, me quiero morir”. Cuando dijo eso llevaba ya dos semanas sin comer nada. “Ella no tenía fuerza para subir una lomita de un metro. Me tocaba subirla, hidratarla, darle medicamento para la úlcera y casi obligarla a comer”. Pérez, quien ingresó en el ejército colombiano porque no pudo cumplir su sueño de estudiar medicina, trataba de animarla hablándole de sus dos hijos, de su madre, de la cantidad de gente que luchaba por ella. También buscó los antibióticos que la ex rehén necesitaba para curarse en el botiquín de la guerrilla. Un periodista de la revista colombiana Semana le preguntó: “¿Qué hacía la guerrilla cuando Ingrid estaba tan enferma que no quería comer?” Y Pérez respondió: “Decían: si no come se muere”.
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