Jueves, 8 de enero de 2009 | Hoy
EL MUNDO › LA SALUD EN ESTADO DE EMERGENCIA
La principal fuente de energía de la ciudad fue dañada hace cinco días. Setenta pacientes están conectados a respiradores y no se sabe hasta cuándo. La sala de terapia intensiva recibió a veinticinco bebés prematuros.
Por Kim Sengupta *
La situación en el principal hospital de la ciudad de Gaza es desesperante. Ayer había por lo menos 70 pacientes conectados a respiradores y máquinas y sólo cuatro generadores de emergencia funcionaban. La principal fuente de energía de la ciudad fue dañada hace cinco días.
El hospital de Shifa cuenta con 596 camas, pero hace días que tiene más de mil pacientes que atender. Ayer se sumó medio centenar más de heridos del bombardeo israelí a dos escuelas de la ONU en el cercano campo de refugiado de Jabalia, que también dejó 42 muertos.
A diferencia de crisis anteriores, el principal temor de los médicos en Shifa no es la falta de medicamentos sino la escasez de combustible para continuar alimentando a los generadores de emergencia, provocado por el largo bloqueo israelí a la Franja de Gaza. “No sólo es el combustible –explicó el director del hospital, el doctor Hassan Khalaf– Tenemos cuatro generadores y son muy viejos. No están para funcionar todo el tiempo.”
“Además tenemos dificultades para encontrar repuestos y gente que pueda reparar los generadores. A pesar de todo ello, dependemos de los cuatro para iluminar y mantener las máquinas de todos los pabellones, incluidos los de terapia intensiva y de diálisis. Sabemos que van a abrir la frontera algunas horas por día para dejar entrar ayuda humanitaria. Eso es bueno. Pero yo estoy muy preocupado por la falta de combustible. Estamos en una situación crítica”, advirtió el director del hospital.
La sala de terapia intensiva se ocupaba ayer de 25 bebés prematuros, además de los heridos por las bombas y la artillería israelíes. Alrededor de 300 personas necesitan un tratamiento de diálisis varios días por semana. La única central de energía de Gaza dejó de operar hace cinco días, cuando las reservas de combustible se terminaron. Hace más de un año que Israel redujo hasta suspender las exportaciones a la Franja. El gobierno israelí argumenta que se trata de una represalia contra las milicias, entre ellas Hamas, que lanzan cohetes hacia Israel.
El hospital no es el único afectado. El cierre temporario de la central de energía dejó a la mayoría del millón y medio de palestinos que viven apiñados en la Franja de Gaza sin luz. Desde que comenzó la ofensiva, los palestinos también sufren la falta de diésel y gas, indispensables para cocinar. Los aviones caza de Israel ya destruyeron la mayoría de los túneles clandestinos, a través de los cuales los palestinos de Gaza ingresaban comida, diésel, gas, agua y también armas. “No tenemos más diésel y sólo nos queda gas para cocinar dos días más”, alertó Hussein Aashour, el administrador del hospital.
“Los doctores y las enfermeras ya empezaron a comer menos para poder repartir lo poco que tenemos entre todos los pacientes. Pero si nos quedamos sin gas para cocinar, entonces no podremos darles comida caliente a los pacientes, ni limpiar las sábanas, ni esterilizar el equipo médico con agua caliente”, agregó Aashour.
Rada Ashraf Hussein acompañaba ayer a su tía de 59 años, que sobrevivía gracias a una máscara de oxígeno. “Está así desde el segundo día de los bombardeos. Quedó muy lastimada en la cabeza en uno de los ataques”, contó Hussein. “Salió a comprar algo para comer y estaba volviendo a casa corriendo cuando una bomba cayó en la vereda por donde venía. Creo que los israelíes querían destruir un ministerio, pero muchos inocentes resultaron heridos en el ataque”, agregó.
“Tenemos esperanza de que cuando todo se normalice la puedan operar. Pero sabemos del problema de los generadores y que en cualquier momento podrían romperse. Hay que enviar electricidad al hospital de inmediato, si no va a haber mucho más sufrimiento. No sé nada sobre el cese de fuego del que todos hablan; sólo espero que mi tía y todos los que están heridos no mueran porque el hospital se quedó sin electricidad”, fue el único pedido del joven palestino.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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