EL MUNDO • SUBNOTA › SOLDADOS ISRAELíES HABíAN ESCOLTADO A LAS VíCTIMAS AL LUGAR
Entre veinte y treinta refugiados murieron en un depósito familiar al que habían sido escoltados por soldados israelíes para salir del fuego cruzado, cuando el edificio recibió el impacto de una bomba lanzada desde un F-16. La ONU denunció la masacre.
› Por Donald Mcintyre, Salid Ghazali y Fares Akram *
Desde Jerusalén y Gaza
Debían sentir frío, hambre y sed, pero al menos se sentían seguros. Docenas de hombres, mujeres, niños y ancianos de la enorme familia Samouni se habían refugiado en el depósito familiar después de que las tropas israelíes les habían dicho claramente que se quedaran dentro del edificio –en algunos casos hasta los escoltaron– para evitar quedar en medio del fuego cruzado de los combates callejeros.
El lunes se sintieron aliviados cuando se despertaron y no escucharon bombardeos y disparos en el barrio. Tanta fue su alegría que, según contó un miembro de la familia, cuatro de ellos se animaron a salir y buscar a su tío y al resto de su familia para traerlos al refugio. Fue ahí, dicen los sobrevivientes, cuando Zeitoun, un barrio al sudoeste de la ciudad de Gaza, conoció su peor masacre desde que comenzó la ofensiva militar israelí. Una bomba cayó sobre el pequeño grupo de hombres, matando instantáneamente a Muhhamad de 27 años e hiriendo al resto de sus familiares. Aún no habían terminado de cerrar la puerta del depósito.
Según Maysaa, de 19 años, una segunda bomba o un misil cayó sobre el edificio que usaban como refugio. Cayó con tanta fuerza, agregó, que asumieron que provino de un avión F-16 israelí. Inmediatamente se tiró al suelo y puso a su hermana de nueve meses debajo de ella, para protegerla. Sólo recuerda que alrededor suyo todos comenzaron a gritar desesperados y que el ambiente se lleno de humo y polvo.
Cuando el humo empezó a dispersarse, pudo mirar a los costados y ver entre veinte y treinta cadáveres y al menos veinte de sus familiares heridos. Entre los muertos llegó a ver a su esposo Tawfiq, su suegro Rashed –“algo le había golpeado en la cabeza y todos sus sesos estaban desparramados en el piso”, recordó en medio del llanto– y una beba de cinco meses, cuyo cerebro estaba fuera de su cráneo.
Debido a la ausencia total de periodistas extranjeros en la Franja de Gaza es muy difícil reconstruir todos los detalles de la historia. Maysaa le relató lo que vio a la organización de derechos humanos israelí B’Tselem y ayer la ONU lo confirmó en un informe que difundió a los medios.
Ahmad, un profesor religioso y otro de los sobrevivientes, sólo reconoció a su madre, Rahmed, por su ropa y sus aros. “Parte de su cabeza había desaparecido”, aseguró. El cree que llegó a contar 25 cadáveres, de los cuales sólo 10 eran de adultos. Uno de los niños que murió era una nena de cinco años, la hija de su prima Salah. “Sus últimas palabras fueron ‘Baba, Baba’ y luego murió –recordó–. Algo la golpeó en la cabeza.”
El profesor fue el que reunió a los sobrevivientes y les gritó para que salieran del edificio. Muchos no lo lograron. “Eramos como 50, muchos de nosotros heridos –contó–. Mi abuela Shifa estaba muy enferma y tuvimos que dejarla.” Una vez afuera corrieron hacia la calle principal en busca de algún auto que los pudiera llevar al hospital. Ahmad rompió un pedazo de su remera blanca y la ató a un palo de madera para hacer una bandera. Algunas de las mujeres de la familia Samouni que se escaparon aseguraron que cuando corrían en busca de ayuda les seguían disparando.
Maysaa contó que escapó con su hija y su cuñado, Musa, hacia la casa de su tío, el mismo al que querían ir a buscar cuando el bombardeo comenzó. Al llegar a la casa, encontró al menos 40 soldados israelíes y unos 40 palestinos, algunos de ellos con los ojos vendados. Los soldados le curaron las heridas a Maysaa y a su hija y luego la liberaron. Pero, agregó, se quedaron con Musa y su tío por “por si Hamas venía”. “Entendí que los querían usar como escudos humanos”, denunció.
El ejército israelí negó haber atacado edificios en el barrio de Zeitoun el lunes pasado y agregó que nunca dio la orden de juntar civiles en un edificio. Prometieron que investigarán lo que sucedió.
Ibteffam Al-Samouni fue entrevistada por The Independent mientras se recuperaba en el hospital Al Quds ayer. Aseguró que los soldados israelíes habían disparado misiles en el barrio el domingo y luego entraron en cinco casas en donde vivían sus familiares y les dijeron que se fueran. Entonces, continuó, fue que decidieron ir al depósito que pertenecía a uno de ellos. “Los soldados nos dijeron: ‘Quédense ahí y cierren la puerta, habibi (mi amor)’”, recordó. “No-sotros somos civiles, granjeros, no somos parte de ninguna resistencia”, agregó la mujer de 30 años. “Sólo estábamos en casa, con miedo de lo que está pasando.”
Ahmad no sólo denunció la violencia de Israel, sino que también criticó la decisión de Hamas de pasar a la clandestinidad, mientras los civiles quedan desamparados ante los tanques y las ametralladoras israelíes. Wael Al-Samouni, el dueño del depósito que terminó siendo una tumba para la mitad de su familia, prometió intentar resistir, pero rogó por ayuda. “Le pido al mundo que nos ayuden. Esto es una tragedia”, dijo desesperado.
Con profundo pesar, se realizó el entierro del soldado israelí Amit Robinson, hijo de dos argentinos, muerto el jueves a manos de un francotirador en la Franja de Gaza. En la casa de Amit Robinson, el padrastro de Amit, Carlos Leibovitz, destacó el “gran apoyo y contención que todo el kibutz Nagal nos está ofreciendo a toda nuestra familia”. Leibovitz agregó que “en los últimos años ya era imposible vivir en Israel”. La madre de Amit, Silvia Robinson, aseguró que “esta guerra es contra los bandidos de Hamas”. Un integrante del kibutz Nagal que participó del funeral de Amit Robinson ayer a la mañana destacó que “el papá del joven fallecido dijo en la ceremonia que esperaba que la muerte de su hijo tenga sentido y sirva para la causa de Israel”. El ejército israelí informó el jueves sobre la tercera muerte registrada en sus filas en las últimas 24 horas en el marco de los enfrentamientos en la Franja de Gaza, con lo que las víctimas fatales registradas por Israel ascienden a nueve personas desde que se lanzó el ataque por tierra el sábado pasado.
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