EL MUNDO • SUBNOTA › HILLARY RENOVó EL MENSAJE DE ACERCAMIENTO LUEGO DE LA RESPUESTA DE CASTRO
Desde Santo Domingo, la secretaria de Estado norteamericana dijo que “la política hacia Cuba ha fracasado”. El secretario de la OEA cambió de posición y dice que hay que invitar a la isla a volver a la organización.
Horas antes del inicio de la quinta Cumbre de las Américas, Estados Unidos y la OEA prepararon la mesa para un acercamiento con el gran ausente, Cuba. Primero fue la secretaria de Estado Hillary Clinton, al saludar la decisión de Raúl Castro de abrir una agenda de diálogo sin tabúes. “Seguimos buscando vías más eficientes para avanzar, porque el presidente Obama y todo su gobierno vimos que la política actual hacia Cuba ha fracasado”, sentenció la funcionaria desde Santo Domingo, la última parada en su gira caribeña antes de partir a Trinidad y Tobago. Abrazando el mismo espíritu conciliador y en un último esfuerzo por limar asperezas antes del encuentro de presidentes, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, prometió pedir en la próxima Asamblea General la derogación de la resolución de 1962, que selló la expulsión a la isla de la institución panamericana.
No caben dudas de que las palabras que pronunció el presidente cubano el jueves en la cumbre del ALBA, en Venezuela, terminaron de bajar la tensión que provocaron los reclamos del gobierno estadounidense y las duras réplicas de Fidel Castro desde sus editoriales en esta última semana. “Hemos avisado que estamos dispuestos a discutir todo: derechos humanos, libertad de prensa, presos políticos”, había anunciado el mandatario cubano, flanqueado por los presidentes de Venezuela y Bolivia, Hugo Chávez y Evo Morales. Ayer Clinton fue la designada para levantar el guante. “Percibimos los comentarios de Raúl Castro como una apertura muy bienvenida. Lo tomaremos muy seriamente y vamos a considerar esa respuesta”, señaló.
Mientras tanto, desde Washington, su vocero Robert Wood dio algunos detalles más sobre cómo analizará la oferta la Casa Blanca. “Estamos listos para tener un diálogo con Cuba, pero es importante que al pueblo de Cuba le sea permitido expresarse libremente y reunirse en asambleas si lo desea”, explicó el funcionario del Departamento de Estado. Veinticuatro horas antes Clinton misma le había pedido al gobierno cubano que respondiera al levantamiento de las restricciones a los viajes y remesas aprobado por Obama con un gesto similar. Para Washington, eso significa comenzar a liberar a disidentes, abrir las elecciones a otros partidos y permitir la creación de medios de comunicación no oficiales.
Por si no había quedado lo suficientemente claro, el vocero de Obama Robert Gibbs recordó que el mandatario norteamericano está esperando un gesto contundente. “Este no es un camino de una sola vía, es una ruta de mano y contramano, y muy transitada. Los pasos que puede tomar un país pueden ser igualados o correspondidos por los pasos que dé otro país”, señaló el funcionario, que acompaña a Obama en su gira.
Aunque Castro se mostró abierto a dialogar sobre todos esos temas, también pidió a priori gestos de la Casa Blanca. “Si quieren la libertad de los presos, entre los cuales se encuentran terroristas confesos, suelten a nuestros cinco héroes que están presos por luchar contra el terrorismo y defender al pueblo cubano y les mandamos para allá a esos llamados disidentes y sus familias”, reclamó, en referencia a los cinco agentes de inteligencia de la isla que fueron condenados por espiar a grupos anticastristas en Florida en 2001.
También advirtió que no aceptarán que los traten como una dictadura. “En los Estados Unidos hay un partido, un solo partido, estudien la historia de los dos (demócratas y republicanos), el proceder, la forma de actuar ante cada hecho. Lo que tienen es un sistema bien engrasado, una muy buena prensa”, aseguró Castro, ante el reclamo de Clinton de terminar con el sistema de partido único y abrir el juego electoral a todas las fuerzas políticas en la isla.
Con la misma dureza, el mandatario cubano tomó distancia de la OEA, organización de la que fue expulsada Cuba en la cumbre de Uruguay en 1962 y a la que no ha podido reingresar por veto expreso de Estados Unidos. “La historia de la OEA está regada de sangre desde su propia creación, Cuba es un ejemplo y hay muchos más”, criticó Castro. Hace dos semanas el secretario general de la organización panamericana, el chileno Insulza, había descartado sin medias tintas que el reingreso de Cuba fuera uno de los temas de la agenda de la cumbre en Trinidad y Tobago. Pero el cambio de tono desde Wa-shington y La Habana pudo más. Ayer Insulza prometió que en la Asamblea General de la OEA de principio de junio propondrá oficialmente derogar la resolución de 1962, que justificó la expulsión de Cuba de la organización. “Es una resolución obsoleta. Naturalmente puede haber otros obstáculos, otras dificultades, pero esa resolución no sirve para enfrentar esas dificultades. En mi opinión, la OEA debería eliminar esa resolución, que es un residuo de la Guerra Fría”, explicó.
Sin embargo, con la derogación sola no bastará. Una vez que el pleno de la OEA lo apruebe, el gobierno cubano tiene que pedir formalmente la reincorporación a la institución. Ese pedido luego debe ser votado y aprobado unánimemente por todos los miembros, es decir, todos los países del hemisferio. En uno de sus últimos editoriales, titulado “¿Merece la OEA existir?”, Fidel Castro había adelantado que no mendigarán para volver a la organización panamericana.
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