Sáb 18.04.2009

EL MUNDO • SUBNOTA

Trinitenses

Si la organización había flaqueado en los días previos, las fallas quedaron confirmadas durante la llegada de los presidentes. Tambiénpuede adjudicarse algo de responsabilidad a los mandatarios que llegaron casi todos juntos en espacio de dos horas. El aterrizaje de Cristina Kirchner coincidió con el de Fernando Lugo y el de Alvaro Uribe. Para no obligar a los aviones a dar vueltas en el espacio aéreo, los hacían aterrizar, pero luego los presidentes podían pasar largos plantones en la pista como le sucedió a Michelle Bachelet. Cristina Kirchner bajó de su avión pero no en el lugar que le estaba destinado, así que la hicieron trasladar para que pasara a través de la guardia militar. Cumplido el trámite, la quisieron hacer trasladar de vuelta hasta donde se encontraba el resto de la comitiva –en la otra punta del aeropuerto– pero a la Presidenta le pareció demasiado. Ahí empezó un tira y afloje entre la seguridad argentina y la trinitense en el que hubo algún golpe de puño. El resultado fue que Cristina Kirchner fue del aeropuerto al hotel por su lado, el resto de la comitiva por el otro y la seguridad sin saber para dónde salir disparando.

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A Cristina Kirchner la acompañaron en el Tango 01 el canciller Jorge Taiana, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, el diputado José María Díaz Bancalari –una fija en vuelos presidenciales de la era K– y el esta vez indispensable doctor Luis Buonomo. “La Presidenta está muy bien”, aseguró el médico a propósito de la angina. Atento lector, Zannini marcó un error en la edición de ayer de este diario. Trinidad y Tobago no tiene dos premios Nobel de Literatura: V.S. Naipaul sí nació en Trinidad, pero el poeta Derek Walcott lo hizo en Santa Lucía, otra pequeña isla de las Antillas, aunque vivió en Trinidad y produjo aquí sus primeras obras.

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Los presidentes hicieron su ingreso en la sesión inicial paso a paso detrás de la bandera de su país siguiendo algún orden que no pudo ser identificado. Para el final se guardaron el cierre el primer ministro de Trinidad y Tobago, Patrick Manning, y el presidente del país, el “profesor emérito” George Richards y su esposa, la “doctora” Jean Richards. Su ingreso se demoró una eternidad y los trompetistas aguardaron estoicos hasta que pudieron dar el toque de honor. El público aplaudió de pie la entrada del presidente. Luego, una corpulenta cantante en ajustado vestido azul interpretó en clave operística el Himno. Una ceremonia en clave tropical.

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