Jueves, 25 de julio de 2013 | Hoy
El alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, admitió hoy que hubo un “fallo del poder público” en el esquema de seguridad armado para proteger el papa Francisco luego de su llegada a la ciudad brasileña, el lunes, para comandar la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). En esa oportunidad, el automóvil no blindado que transportaba al pontífice agarró una ruta equivocada en el trayecto del aeropuerto a la Catedral Metropolitana, quedó “atrapado” en un embotellamiento y fue rodeado por miles de fieles que luchaban con los pocos agentes de seguridad para tocar a Francisco.
“La responsabilidad es nuestra. No vamos a echarla sobre otros. Nosotros realizamos un trabajo conjunto. Gracias a Dios, no pasó nada, pero sí hubo una falla nuestra, del poder público. No conviene acusar a nadie. Vamos a impedir que ello vuelva a ocurrir”, dijo el alcalde.
La primera reacción de la Alcaldía, fue la de repartir responsabilidades incluso con el Vaticano. En una nota conjunta con el gobierno federal brasileño, afirmó que la retención del automóvil “derivó de una serie de factores”.
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