El multimillonario Jodorkovski, encarcelado desde el pasado 25 de octubre, podría pasar hasta 10 años en prisión y perder parte o toda su fortuna, estimada en 8000 millones de dólares –que lo sitúa en la cumbre entre los ricos de Rusia, según la revista Forbes–, si es condenado por los delitos de que se le acusa.
El antiguo jefe de la petrolera Yukos enfrenta siete cargos de la fiscalía por estafa a gran escala, evasión de impuestos, incumplimiento de sentencias judiciales, apropiación indebida y despilfarro, entre otros. La fiscalía le acusa de un fraude contra el Estado estimado en 1000 millones de dólares. Esta cifra incluye la evasión de impuestos tanto personales como corporativos. La acusación incluye el desvío de fondos, en algunos casos al extranjero, para huir de la presión tributaria. Antes de su detención, formalmente por ignorar una citación judicial, Jodorkovsky ya había sido citado e interrogado en dos ocasiones en relación con el caso. La fiscalía ha ordenado que el magnate ruso permanezca en prisión al menos hasta el 30 de diciembre.
La investigación contra Jodorkovski y contra Yukos, la mayor empresa del sector en Rusia y una de las petroleras privadas más importantes a nivel mundial, incluye a otros altos cargos de la compañía. Al menos dos importantes ejecutivos se enfrentan a acusaciones de fraude. Platon Lebedev, responsable de las finanzas del grupo, se encuentra en prisión esperando un juicio por estafa contra una empresa estatal de fertilizantes privatizada en 1994. Vasily Sharlhnovski, jefe de las auditorías, está acusado por evasión fiscal. El pasado mes de julio, las oficinas de Yukos en Moscú sufrieron una intensa investigación, que incluyó 17 horas de búsqueda de pruebas entre los discos duros de los ordenadores.

De El País de Madrid. Especial para Página/12.