EL MUNDO • SUBNOTA
Un año después del asesinato de James Foley por sus secuestradores del Estado Islámico, la familia del periodista estadounidense lucha por evitar que futuros rehenes corran la misma suerte. Los padres de Foley unieron sus fuerzas a las de organismos de defensa de la libertad de prensa y de las familias de otros rehenes para intentar convencer al gobierno estadounidense de que modifique su estrategia ante los secuestros en el extranjero. Hubo algunos avances. El presidente Barack Obama cambió en junio los procedimientos relacionados con la toma de rehenes en el extranjero. Las familias de estadounidenses secuestrados tienen a partir de ahora un interlocutor único: una “célula fusionada”, según la nueva jerga oficial, que contará con especialistas del FBI (la Policía Federal), de la central de inteligencia, CIA, y del Departamento de Estado, entre otros organismos. El presidente ha hecho otra concesión: las familias que paguen un rescate para obtener la liberación de un pariente no correrán el riesgo de ser demandadas ante la Justicia.
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