EL MUNDO • SUBNOTA › DOS PARTIDOS NUEVOS Y DOS DE LOS HISTóRICOS EN EL PANORAMA ELECTORAL
El nuevo escenario que se aleja del bipartidismo de las formaciones históricas de la democracia española genera todo tipo de comentarios, pero es bastante clara la diferencia generacional al momento de elegir boleta.
Elvira y su hija Ana hacen cola para votar en un local electoral del centro de Madrid. “Las dos somos de izquierda, queremos que pierda Rajoy”, aseguran. “Pero no votamos al mismo partido: yo soy de Podemos y mi madre es fiel al PSOE”, dice la joven, de 33 años. La situación se repite en muchas familias: los más mayores mantienen su predilección por las formaciones tradicionales, el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), mientras los jóvenes se vuelcan por las fuerzas emergentes, Podemos, a la izquierda, y Ciudadanos, ubicada en el centroderecha.
“Yo creo que es una cuestión generacional. La gente que hemos nacido después de la muerte de Franco (1975) entendemos a la política de otra forma y tenemos nuevas demandas que atienden los nuevos partidos”, explica Pedro, un votante de 35 años. Lo cierto es que las elecciones de ayer en España representan una prueba de fuego para las cuatro formaciones. Los nervios se respiraban en el ambiente: en la previa, todas las fuerzas tenían opciones de gobernar el país, algo inédito en casi 40 años de democracia.
“Por fin venimos a votar con ilusión”, exclamó una ciudadana antes de depositar su voto en la urna. Ciudadanos, con Albert Rivera a la cabeza, y Podemos, con el politólogo Pablo Iglesias, abrieron un boquete en el sistema bipartidista español sustentado desde los años 80 por el PP y el PSOE. “¡Vamos a ganarles las elecciones, señores de lo viejo!”, exclamó el líder de Podemos en un acto de campaña. En un contexto de crisis económica, recortes e indignación por los casos de corrupción que salpican a la fuerza gobernante y a los socialistas, las dos formaciones emergentes trataron de canalizar en los dos últimos años el descontento y el hartazgo de los ciudadanos, especialmente el de los jóvenes.
Pero en las elecciones municipales y regionales de mayo, el PP y el PSOE siguieron siendo los partidos más votados, aunque con una fuerte caída. “El bipartidismo está roto, pero todavía faltan una o dos generaciones para que el PP y el PSOE se hundan”, vaticinó Ramón, de 38 años. “Es complicado que alguien que ha votado toda la vida a un partido, cambie. Algunos ni se lo plantean”, se sincera a su lado Sara, su pareja.
“¿Sabes qué te digo? Que mejor bueno conocido que malo por conocer. Por eso he votado al PP”, dice Pilar, de 67 años. Como ella, una buena parte de los electores se mantiene fiel a los partidos de toda la vida y ve con desconfianza a aquellos que no tienen experiencia de gobierno.
“Estoy del PP hasta las narices, pero Podemos no me trasmite confianza”, señala a unos metros de distancia Marta, de 48 años. Como siempre, hay excepciones. “Yo acabo de votar a Ciudadanos. Por cambiar, porque estoy harta de tanta corrupción y de tanta mentira”, sostiene María Teresa, de 75 años. “Mis padres votan a Podemos y están más convencidos que yo, que soy más escéptica”, cuenta Marina, de 24 años. “Este resultado es un desastre, un desastre”, vocifera en la sede del PP Carmen Terrón, una jubilada de 71 años. “Sin Rajoy, España iría al caos total”, sentencia.
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