Mié 09.02.2005

EL MUNDO • SUBNOTA  › ESPERANZA Y CAUTELA ANTE EL ACUERDO LOGRADO AYER

Sacándole el polvo al plan de paz

› Por Mercedes López San Miguel

La declaración oficial de un cese de hostilidades recíproco representa una operación de resurrección de la Hoja de Ruta, el plan de paz en el que se estableció un programa para poner fin a la Intifada y que prevé la creación de un Estado palestino independiente, bajo el auspicio del Cuarteto (EE.UU., Rusia, UE, ONU). El encuentro evidencia las aspiraciones y esperanzas de los líderes, que se pondrán a prueba en lo sucesivo.
En aquella reunión, hace dos años, se acordó la libertad de 350 presos palestinos y la retirada gradual de las tropas israelíes, empezando por Belén. A partir de ayer –el mayor encuentro de las partes desde el comienzo de la segunda Intifada, en 2000–, Israel pone en efecto su retiro gradual de cinco ciudades de Cisjordania, empezando por Jericó y continuando con Tulkarem, Belén, Kalkilia, para finalizar con Ramala. Además, liberará a 900 de los 8 mil presos palestinos en dos oleadas: la primera, de 500, poco después de esta cumbre, y la segunda, unos meses más tarde. Estas decisiones político-militares suponen una respuesta positiva a las reivindicaciones de las facciones y milicias de Gaza, que condicionan la declaración de tregua a 11 reivindicaciones entregadas la semana pasada a Mahmud Abbas. Sin embargo, la agrupación Hamas dijo ayer que la Autoridad Palestina es la única comprometida con el alto el fuego. El reto para el sucesor de Yasser Arafat, Abu Mazen, será que logre desarmar las milicias en este período de luna de miel; para Ariel Sharon, el premier israelí, abandonar su política de asesinatos selectivos de activistas y desmantelar los asentamientos en la Franja de Gaza. Se espera, sobre todo, que dure la calma.
La proclamación del armisticio cuenta con garantías internacionales, que están dispuestos a dar a los dos bandos Egipto, Jordania y EE.UU., y a los que se podría sumar Rusia, la Unión Europea y Naciones Unidas. No casualmente Washington hizo su presencia este fin de semana en la región –estuvo Condoleezza Rice, nueva jefa de cancillería–, comprometiéndose a aportar una ayuda de 350 millones de dólares para los palestinos y nombrando un enviado especial de la Casa Blanca para la zona (léase: la Casa Blanca mejoraría su imagen tras la invasión de Irak).
Es el principio de un proceso de las partes, que aún ven de lejos el acuerdo de paz –conscientes del optimismo tras el primer acuerdo de Oslo de 1993, seguido del desencanto–. La agenda de posteriores negociaciones incluirá temas ríspidos como Jerusalén, el muro de separación de Cisjordania, la colonización de los territorios palestinos. La ausencia de violencia es el requisito previo para la toma de decisiones difíciles.

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