EL MUNDO › LA IZQUIERDA BUSCA UNIR LOS VOTOS DISPERSOS
Desparramados, ¿qué hacemos?
Por E.F.
”Jacques Chirac fue masivamente electo gracias a los votos de la izquierda.” El texto de la primera plana del matutino Libération suena como un latigazo entre los representantes de la izquierda plural que ayer se reunieron en la sede del Partido Socialista para discutir sobre las próximas elecciones legislativas. Todavía grogui por el puñetazo de las urnas, la izquierda busca un compromiso interior para llegar a un acuerdo y no repetir la experiencia de la primera vuelta del pasado 21 de abril: demasiados candidatos terminaron sacándose votos entre sí y precipitaron la caída de Lionel Jospin. En el curso de una reunión que se prolongó por muchas horas, el Partido Socialista, los comunistas, los ecologistas y los radicales de izquierda trabajaron en la elaboración de una lista de candidaturas de unión y en torno a una declaración común sobre sus valores mutuos.
Aporte inédito en esta configuración, el ex ministro socialista de Defensa e Interior, Jean–Pierre Chevènement, animador del nacionalista Movimiento de los Ciudadanos, dijo que estaba dispuesto a integrar el esquema de “la izquierda plural”. Los sectores de conforman el arcoiris progresista anhelan presentar un “rostro unido”. Ecologistas, socialistas y comunistas están convencidos de que “aún es posible reconstruir todo” a pesar de la derrota presidencial. En este contexto de amaneceres difíciles, el Partido Comunista francés cedió en uno de los puntos en donde antes nunca había transigido. Resuelto a favorecer las candidaturas únicas con la meta de cortar el avance de la extrema derecha, el PCF aceptó retirar los candidatos que puedan “trabar” la victoria legislativa de los demás representantes de la izquierda. Ayer, en la sede del PS se hablaba de “decenas” de candidaturas únicas PCF–Verdes–PS–Radicales, así como candidaturas comunes provenientes de varias de esas fuerzas. Se prevé que hoy el acuerdo esté terminado. No obstante, el optimismo brilló por su ausencia. Nada prueba que los acuerdos en el papel se traduzcan en votos. Derrotada por sorpresa y no por falta de méritos, deprimida, sin líderes, la izquierda corre detrás de sus electores. “Tres semanas es un plazo demasiado corto para redefinir un proyecto de izquierda y que tenga un sentido, capaz de no copiar letra por letra lo que se hizo durante cinco años”, comentó el líder ecologista Jean–Luc Benhamias.
Las dos formaciones trotskistas, Lucha Obrera y la Liga Comunista Revolucionaria, no consiguieron ponerse de acuerdo sobre las listas comunes. Como de costumbre, Lucha Obrera declinó la oferta de la LCR dejando así un campo lleno de divisiones en el seno de dos formaciones que, desde las elecciones municipales hasta las presidenciales, demostraron contar con un apoyo ciudadano cada vez más creciente. Lucha obrera arguye que la Liga se niega a adoptar una posición política común y que ello excluye toda unión posible. El divorcio en el seno de la familia trotskista complica las ambiciones del PS y sus aliados. Con más de tres millones de votos ganados en las urnas el 21 de abril, la “familia trotskista” ha dejado de ser una mero figurante para, incluso, ponerse electoralmente por encima del PCF.
De manera global y pese al contexto adverso, los socialistas creen que “el sobresalto republicano” a que dio lugar la presencia de Le Pen en la segunda vuelta puede beneficiarlos a ellos en las legislativas, tanto más cuanto que, como lo demuestran los análisis, fue el voto de la izquierda el que permitió que Chirac sacara un porcentaje tan abultado. François Hollande, primer secretario del PS, declaró ayer que el programa socialista tomaría en cuenta el mensaje del 21 de abril “pero también la formidable movilización que se vio entre las dos vueltas”. Hollande dijo que esta movilización “le permite ahora a la izquierda negarle a Chirac toda la legitimidad política para gobernar. Chirac no fue elegido por unprograma, por su proyecto, por una política, sino por una premisa simple: rechazar el extremismo”.
El líder socialista Jean–Christophe Cambadelis afirmó que “Jacques Chirac no recibió un mandato para aplicar su programa sino para defender la democracia”. Análisis acertado que, sin embargo, puede verse contradecido por el resultado de las legislativas. Allí Chirac podría conseguir la legitimidad que la izquierda pone hoy en tela de juicio.