Porfirio Muñoz Ledo pertenece al círculo predilecto de Andrés Manuel López Obrador, a quien seguro acompañará en un cargo estratégico si éste vence. Con los resultados parciales dando un empate técnico entre López Obrador y su principal adversario, Felipe Calderón Hinojosa, la conversación de Muñoz Ledo con Página/12 no se detiene en ese punto. Prefiere abundar en los que serán los “principios rectores” de un hipotético gobierno del Partido de la Revolución Democrática; en lo interno “gobernar para los pobres”, en lo externo “ir al reencuentro de América latina”.

–¿Cuál es el dato central de estas elecciones?

–Es una elección muy ideológica, en alguna medida es una repetición del ’88 (el PRI derrotó al PRD con fraude), cuando enfrentamos la apertura indiscriminada de los nuevos aires neoliberales del priísmo, la entrega al extranjero con nuestras banderas de nacionalismo revolucionario enfrentando los nuevos aires neoliberales. Esto era el ’88. Ahora el período neoliberal ya terminó pero todavía no sabemos bien a dónde ir, pero más o menos se empieza a abrir el horizonte. De esta elección depende el rumbo del país en los próximos 20 años.

–¿Podría sintetizar el plan de gobierno en una idea?

–Se lo hago citando el lema de López Obrador que ha sido “primero están los pobres”; más claro que eso, ni el canto de un gallo. Vamos por un nuevo pacto social, que Obrador sintetiza en el lema “por el bien de todos”. Si hay más educación, si hay menos pobreza, si hay más oportunidad habrá un país con mayor mercado interno y mayor cohesión social.

–¿Es viable ese programa con las limitaciones que impone el TLC?

–Claro que se puede, lo que pasa es que no hemos encontrado el camino en América latina porque seguimos con un déficit fiscal muy bajo, una burocracia muy pesada y porque tenemos corsets impuestos por el sistema financiero internacional. No es que vayamos a romper las sacrosantas cifras macroeconómicas, nadie piensa tocar el tema de la inflación baja, ni aumentar descaradamente el déficit o aumentar el endeudamiento.

–¿Hay probabilidad de fraude?

–Lo descarto en un 95 por ciento porque el sistema electoral está más sólido.

–¿Pemex seguirá siendo mexicana?

–Claro que sí, una cosa es la modernización y otra cosa es la vejación. Pemex necesita autonomía financiera que no tiene, luego un modo de gestión más nacional, más democrático, menos estatista pero más nacional.

–¿López Obrador podrá reducir el número de los que intentan emigrar a los EE.UU.?

–Claro que sí. Después de unos años, si hay una buena política económica caerá ese número. ¿Sabe cuál es la diferencia entre el salario mínimo de los EE.UU. y México? Doce a uno, ¿cómo no quieren que hayan emigración? Twelve to one, compañero, ése es el peor crimen del neoliberalismo.

–¿Cree en la existencia de izquierdas más y menos modernas?

–Ninguna izquierda se parece a otra en América latina. Las de los países con más clase media y mayor desarrollo de ciudadanía, como son Uruguay y Chile. Luego las izquierdas identitarias, que tienen datos populares importantes como en Brasil y Argentina. Lula pertenece a una izquierda identitaria, él es un líder de un país que tiene más pobres que toda América latina, excluyéndonos a los mexicanos. Kirchner, que pertenece a una escuela política tradicional, del gran partido que fue el peronismo, pero con datos propios como el nacionalismo. También es muy identitario Evo Morales, ante la recuperación del indigenismo.