EL MUNDO • SUBNOTA
› Por D. P.
“Zapata vive, la lucha sigue y sigue.” Una columna de algunos miles de activistas coreó ayer esa consigna, aproximadamente a las 14 horas, cuando el subcomandante insurgente Marcos arribó al Zócalo, la plaza central mexicana, para expresar su rechazo a la clase política en general y la falta de alternativas ofrecidas por los principales partidos, que a esa misma hora disputaban la presidencia de la nación.
El sol de julio quema y el Zócalo comienza a poblarse de jóvenes con remeras del Che, pañuelos rojos con arabescos dorados (típicamente zapatistas) mientras Boyita y Alejandro Peláez, dos cantantes populares, entonan “Sólo le pido a Dios”. “Al votar cambias de verdugo: no votes”, decía una pancarta levantada por una joven rubia sentada en el medio de la plaza. La concentración fue convocada en el contexto de lo que Marcos dio en llamar como la Otra Campaña, lanzada el 1° de enero de este año, cuando a bordo de una moto dejó el estado de Chiapas para recorrer los poco menos 2 millones de kilómetros cuadrados de México.
La caravana zapatista alteró su recorrido el 4 de mayo tras la represión policial contra los pobladores de San Salvador de Atenco que resisten la construcción de un aeropuerto. Varias mujeres, incluida una militante chilena, fueron violadas como parte de una operación de intimidación. Desde entonces el ahora autodenominado “Delegado Zero (con Z)” decidió permanecer en la capital hasta que se esclarezca el caso y sean liberados los pobladores presos.
Durante todo el fin de semana 1500 delegados de la Otra Campaña reunidos en el Cine Venustiano Carranza debatieron qué posición tomar frente a los comicios. Las dos tesis en discusión eran, en pocas palabras, que hacer frente al voto. De un lado quienes vetaban la participación, del otro quienes estaban a favor del voto. Finalmente Marcos dijo que “no hay que hacer nada contra las elecciones” y rechazó que haya “comisarios” vigilando la conducta electoral de los miembros de la Otra Campaña.
Mientras los militantes urbanos se repartían entre quienes votan y quienes no lo hacen, ayer en Chiapas el abstencionismo de las comunidades zapatistas fue masivo. Pese a que se permitió la instalación de mesas en la selva y las cañadas, fue muy poca la participación de indígenas ligados al Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
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