Martes, 18 de julio de 2006 | Hoy
EL MUNDO › OPINION
Por Adolfo Perez Esquivel*
Siempre he apoyado al pueblo judío; un pueblo que sufrió el Holocausto, la diáspora, persecuciones, torturas y muerte, pero que tuvo dignidad, resistió a la opresión y luchó por sus valores religiosos y culturales.
He señalado en forma reiterada, y sumado mi voz a muchas otras en el mundo, que el pueblo de Israel tiene derecho a su existencia; pero que también tiene los mismos derechos el pueblo palestino, hoy oprimido y masacrado por el Estado de Israel.
Es doloroso tener que señalar los comportamientos aberrantes que el Estado de Israel viene cometiendo contra el pueblo palestino, atacando, oprimiendo y masacrando a la población, mujeres, niños, jóvenes son víctimas de esas atrocidades que debemos denunciar y reclamar ¡basta!
Se derribó el Muro de Berlín, pero se alzaron otros muros como el que Israel levantó para dividir al pueblo palestino. Creyendo que eso les da más seguridad, generan mayor enfrentamiento, dolor y división.
Pero los muros más difíciles de derribar son los que existen en la mente y el corazón, los muros de la intolerancia y el odio. Los ataques, la destrucción y muerte en Gaza y Líbano, han llevado al Estado de Israel a transformarse en un Estado terrorista, utilizando las torturas y los ataques a la población civil. ¿Hasta cuándo continuará esa política del terror?
Sabemos que no todo el pueblo de Israel está de acuerdo con la política llevada adelante por el gobierno israelí, apoyado por los Estados Unidos y el silencio de los gobiernos europeos, cómplices del horror desatado en Medio Oriente. Están aquellos, dentro de Israel y de Palestina, que desean el diálogo, la resolución del conflicto y el respeto a la existencia de los dos pueblos. Eso es posible si existe la voluntad política y de los pueblos en lograrlo, con el apoyo de la comunidad internacional.
Lamentablemente, las Naciones Unidas han perdido presencia para poder aportar a la solución del enfrentamiento, situación que pone en serio riesgo la paz mundial. La ONU fue avasallada por las grandes potencias y solo la usan cuando responde a sus intereses. Es necesaria una reforma profunda para democratizar sus estructuras y hacerlas más operativas en bien de los pueblos.
Es cierto que hay ataques y hechos de violencia desatados por sectores del pueblo palestino que reclaman sus derechos. No es a través de la violencia, que genera más violencia entre las partes, como se resolverá el conflicto. El Mahatma Gandhi decía que si se aplica el “ojo por ojo, terminaremos todos ciegos”. Los gobernantes del Estado de Israel se están quedando ciegos y arrastrando al pueblo al abismo.
Es necesario que la comunidad internacional reaccione y detenga la locura de los gobiernos, antes que sea tarde. Pero más necesario es que los israelíes y los palestinos reaccionen y comprendan que no pueden seguir matándose. Los responsables de la barbarie tienen que parar la locura en que se encuentran, sin salida alguna. Deben hacerlo en bien de los pueblos y la humanidad.
* Premio Nobel de la Paz.
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