Al mejor estilo de un thriller de la Guerra Fría, la visita de Fidel Castro a la Argentina para participar como invitado especial de la Cumbre del Mercosur que se llevará a cabo jueves y viernes en Córdoba ayer fue motivo de confirmaciones y desmentidas casi en simultáneo. La noticia circuló a través de cables de noticias, pero las fuentes que podían ratificarlo –la Cancillería argentina y la Embajada de Cuba en Buenos Aires– aseguraban que no había novedades al respecto. Sin embargo, los delegados cubanos que se encuentran en Córdoba para los preparativos de las cumbres alternativas que se desarrollarán al mismo tiempo que la cumbre oficial aconsejaron reservar el estadio mundialista Chateau Carreras para el acto de cierre del evento en el que hablarán el venezolano Hugo Chávez, el boliviano Evo Morales y Fidel. Si viene.

Como corresponde a un líder veterano en eso de cuidar su seguridad, la versión era imprecisa en cuanto a la llegada de Castro. Podía aterrizar el miércoles a la noche o bien el jueves a la mañana. Cuba adquirió este año dos modernos aviones Ilyushin a Rusia, uno de los cuales fue acondicionado especialmente para que viajara Fidel. Lo estrenaría volando a la Argentina para participar de una cumbre a la que fue invitado porque el Mercosur va a suscribir un acuerdo comercial con la isla que, en verdad, no hace más que unificar en un texto los arreglos que cada país integrante del bloque mantiene en forma bilateral. Lo importante para Cuba es que será presentado como una respuesta del Mercosur al interminable bloqueo que Estados Unidos mantiene contra la isla.

Por otro lado, en la región se mantiene hoy la casi inédita situación de que la mayoría de los gobiernos mantienen una relación amistosa con Fidel. En los casos de Chávez y Evo, incluso, se muestran como sus aliados y seguidores. En la reciente cumbre celebrada en Puerto Iguazú, Evo Morales sorprendió a Néstor Kirchner y Luiz Inácio Lula da Silva al definirse como “castrista”. Lo hizo al explicar su decisión de nacionalizar los hidrocarburos.

Poco después de la conferencia de prensa que le pondrá punto final a la cumbre de Córdoba, Chávez y Evo realizarán un acto que se espera multitudinario como cierre de las cumbres paralelas que se desarrollarán en la ciudad. Habrá dos: una vinculada a los partidos de izquierda y otra a las organizaciones sociales kirchneristas. Hasta ayer, era un hecho que el acto se haría en la Ciudad Universitaria. Pero los cubanos que participan del armado del evento aconsejaron mantener la reserva del estadio mundialista, con capacidad para más de 50 mil personas si se cuenta el campo de juego. La posibilidad de que Fidel aparezca también sobre el escenario mantiene a la ciudad a la expectativa.

“Lo único que podemos decir es que se lo ha invitado. Más de eso, no hay nada”, respondían ayer en la Embajada de Cuba en Buenos Aires. En la Cancillería argentina tampoco había novedades. “Hasta ahora sólo nos pidieron la visa para el canciller Felipe Pérez Roque. Pero, obviamente, si nos avisan que viaja Fidel Castro, la visa se hace en una hora”, explicaban en el Palacio San Martín.

Hasta anoche, los únicos presidentes que habían confirmado su presencia eran los cinco integrantes plenos del bloque (Kirchner, Lula, Chávez, el paraguayo Nicanor Duarte Frutos y el uruguayo Tabaré Vázquez), más dos miembros asociados: Evo Morales y la chilena Michelle Bachelet. En Cancillería suponían que casi seguro hoy se les sumarían el peruano Alejandro Toledo –de despedida del cargo– y el ecuatoriano Alfredo Palacio. Tenían más dudas con el colombiano Alvaro Uribe y daban casi por descartado al mexicano Vicente Fox, quien se encuentra en un largo periplo que lo llevó a San Petersburgo como invitado a la reunión del G8 y ayer siguió en España. Con esos presidentes en Córdoba, decían en Cancillería, “nos damos por hechos”. Fidel, claro, sería bingo.