EL MUNDO • SUBNOTA › SALVO EN FLORIDA, EL MUNDO SE MOSTRO SOLIDARIO
Miami pasó la madrugada de ayer de fiesta. Los exiliados cubanos de esa ciudad estadounidense no resistieron la tentación y se lanzaron a las calles para festejar lo que vieron como el posible final de la “dictadura castrista”, después de enterarse de la internación del mandatario cubano Fidel Castro. Los festejos continuaron durante el día, especialmente en el barrio conocido como La Pequeña Habana. Gritos de “libertad”, bailes al ritmo de golpes de cacerolas, bocinazos de autos y cánticos en contra del régimen de Fidel Castro dominaron las calles del sur de la Florida. Mandatarios de diversos países expresaron, sin embargo, sus deseos de recuperación al líder cubano, mientras el gobierno norteamericano dijo que no cambiará su posición hacia la isla.
El anuncio de la cesión provisional del poder de Fidel Castro a su hermano Raúl fue interpretado por los miembros de la comunidad de 800.000 cubano-americanos en Miami como el principio del fin de la dictadura y el comienzo de un proceso de transición política. “Tuve que tomar agua porque me dio un dolor en el corazón. Tal vez sea cierto que uno se pueda morir de alegría”, dijo Jesús Roque, de 63 años, miembro de la Fundación Cívica Martiana, en declaraciones al diario Miami Herald. Otros exiliados no tardaron en armar sus valijas, deseando volver a su país cuanto antes. “No me interesa que se diga cómo murió, yo ya estoy festejando y tengo mis maletas listas para irme”, indicó una cubana en Radio Mambí y agregó que había faltado a su trabajo para celebrar. El gobierno de Estados Unidos optó ayer por la cautela en sus declaraciones sobre Cuba, aunque dejó claro que no se plantea un acercamiento al régimen. La Casa Blanca –para la que Castro ha sido la auténtica némesis en los últimos 47 años, con independencia del color político de la administración de turno– se limitó en un primer momento a emitir un vago comunicado en el que afirmaba que “supervisaba la situación”. Finalmente, el portavoz del presidente George W. Bush, Tony Snow, dejó claro que, al menos de momento, la Casa Blanca no piensa variar su política hacia la isla, que incluye el mantenimiento de un embargo desde hace 45 años. “Lo que el presidente (Bush) ha afirmado desde el primer momento es su esperanza de que el pueblo cubano finalmente pueda disfrutar de los frutos de la libertad y la democracia. Que el dictador Fidel Castro entregue el poder a su hermano, que ha sido el carcelero, no supone un cambio en la situación”, afirmó Snow.
La cautela del gobierno de Washington contrastó con las reacciones contundentes en los pasillos del Congreso. “Este es el momento de fomentar una transición activa al proceso democrático”, indicaron Mario Díaz-Balart e Ileana Ros-Lehtinen, dos legisladores de origen cubano, ambos de Florida, en distintos comunicados. En tanto, el congresista Mel Martínez dijo que cree que hay una posibilidad de que Castro “esté muy, muy enfermo, o muerto”.
Al contrario de esas declaraciones, numerosos mandatarios de todo el mundo expresaron sus deseos de recuperación al líder cubano. El presidente venezolano, Hugo Chávez, fue uno de los primeros en mostrar su preocupación por el estado de salud de su amigo Fidel y llamó a La Habana para ser informado de lo ocurrido. “De todo corazón, esperamos que el presidente Fidel Castro se recupere lo más pronto posible para que siempre esté con nosotros”, afirmó Chávez, y agregó “¡Viva Fidel Castro!”. Por su parte, el presidente boliviano, Evo Morales, expresó su anhelo de que el presidente cubano “supere este trance y continúe la lucha antiimperialista”.
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