La crisis del sector aéreo se acentúa en Brasil. En medio del caos y el pánico a volar, casi la mitad de los vuelos programados fueron cancelados en Congonhas, San Pablo. Los retrasos, que también se produjeron en otros estados, ocurrieron luego de un desperfecto que tuvo lugar el sábado y podría haber terminado con un nuevo accidente fatal.

Brasil amaneció ayer con problemas en los principales aeropuertos que afectaron a centenares de personas. El caos tuvo su origen en el cortocircuito de anteayer en el centro de control de Manaos (Cindacta 4), en Amazonas, que provocó atrasos y cancelaciones en cadena por todo el país. “La falla podría haber provocado una nueva tragedia”, afirmó un controlador aéreo, informó el diario Folha de Sao Paulo. El funcionario, que quiso guardar el anonimato, explicó que la avería cortó el suministro de energía en dos generadores del centro de control y provocó que 45 aviones sobrevolaran durante cuatro horas la región, sin condiciones de comunicación con las torres de control.

En tanto, familiares de las víctimas de la tragedia aérea ocurrida la semana pasada realizaron ayer una protesta en el aeroparque de Congonhas, donde el 50 por ciento de los vuelos previstos para ayer fueron cancelados y algunos sufrieron atrasos importantes. Tomados de las manos, los familiares oraron y reclamaron por la “inmediata identificación” de los cuerpos, ya que hasta el momento sólo están en esa condición 53 cadáveres, indicó la agencia de noticias Ansa. Además, los familiares interrumpieron el tránsito en la avenida Washington Luis, la misma vía por donde pasó el avión que tuvo el accidente.