El uruguayo Rodolfo Wanseele Paciello, uno de los arrepentidos del juicio de la valija en Miami, parecía el menos comprometido de todos los acusados. Sin embargo, ayer se convirtió en el que recibió la condena más elevada. La jueza Joan Lenard lo sentenció a dos años y diez meses de prisión, más tres años de libertad condicional una vez que cumpla la pena.

Al declararse culpable meses atrás para colaborar con la investigación y obtener una pena reducida, Paciello admitió su participación en una supuesta conspiración para silenciar a Guido Alejandro Antonini Wilson sobre el origen y destino de los 800 mil dólares que le incautaron en Buenos Aires en agosto del año pasado.

Durante el juicio, la fiscalía intentó mostrar que el uruguayo, de 40 años, fue el encargado de ir a buscar al aeropuerto a Antonio Canchica Gómez, un supuesto agente venezolano, y llevarlo a una reunión con Antonini en un café Starbucks, en Plantation, Florida. En el transcurso de ese encuentro hizo contrainteligencia –según la acusación– y luego llevó a Canchica hasta su hotel haciendo un recorrido con vueltas y kilómetros de más en un intento por despistar a los agentes del FBI.

Hace un tiempo Wanseele Paciello estuvo muy cerca de conseguir su excarcelación, pero el fiscal Thomas Mulvihill apostó (y logró) frenar su liberación, alegando que mintió al declarar ante los agentes de inteligencia sobre los motivos que lo llevaron a buscar a una persona al aeropuerto. Habló, en teoría, de que por indicación de una empleada de un supermercado de Caracas tenía que ir al aeropuerto a ver a la persona que llevaba el pago por la venta de unos equipos electrónicos. Sin embargo, señaló Mulvihill, había intercambiado varios mensajes de texto con su ex esposa, Marcela Olivar, que vive en Caracas, donde ella le daba la descripción física de la persona con la que se tenía que encontrar. El fiscal llamó la atención sobre otro punto: que pese a que no tenía una posición económica acomodada, Paciello registraba varios viajes a Argentina, Brasil, Chile, México y Venezuela.

La jueza Lenard dijo ayer durante la audiencia de sentencia que el papel de Wanseele Paciello había sido muy importante en la trama y que su ex esposa estaba vinculada con la inteligencia venezolana. El, por su parte, pidió perdón. Su defensora oficial, Sowyma Bharathi, dijo que su participación había sido la de un “simple conductor” y que era empleado de una empresa de importación y exportación, que vivía en una modesta casa y tenía deudas, a diferencia del resto de los imputados, que eran millonarios. Por eso, señaló, había tenido que recurrir a la defensa pública y no contrató a un abogado privado.

Algo curioso es que, pese a que se declaró culpable, el uruguayo no testificó en el desarrollo del juicio oral, que tuvo a Franklin Durán –ex socio de Antonini– como único acusado. El abogado Moisés Maiónica y el empresario Carlos Kauffman, en cambio, ofrecieron sus relatos ante el jurado, donde admitieron vinculación con el gobierno venezolano, hablaron de un acuerdo para el encubrimiento de la historia de la valija y hasta señalaron la campaña presidencial de Cristina de Kirchner como destinataria de los 800 mil dólares. Maiónica recibió una condena de dos años de cárcel y Kauffman de 15 meses. Este último probablemente sea el primero en recuperar la libertad en los próximos meses.

Para los cargos de haber actuado como agentes ilegales y conspirado, una pena no atenuada puede llegar a 15 años de prisión. Todavía es un misterio el monto del castigo que recibirá Durán, el único que sostuvo su inocencia hasta el final del juicio, y que terminó declarado culpable por el jurado. La sentencia se conocerá el mes próximo.