EL PAíS › OPINION
› Por Eduardo Epszteyn *
El gobierno macrista propone la venta de tres lotes de propiedad pública, dentro de Catalinas Norte, y a la vez modificar su normativa, para revalorizar dichos predios.
La tierra es la materia prima de la política urbana (algo así como las máquinas para una fábrica). Cuando se decide vender la poca tierra que posee la Ciudad, hay que tener razones muy fundadas, y recién ahí realizar los diagnósticos y proyectos alternativos.
Nada de esto ha ocurrido con el proyecto del gobierno, en el que se propone construir una torre sobre la avenida Córdoba y dos torres sobre la avenida Madero, de 150 y 110 metros de altura, respectivamente.
Paradójicamente, el diseño de Catalinas Norte está basado en los lineamientos del movimiento moderno, que constituyó la base doctrinaria del urbanismo de los ’50 y que proponía evitar el caos urbano, dividiendo la ciudad en zonas exclusivas para habitar, trabajar, recrearse y circular, separando al automóvil del peatón.
A su vez, el Plan Urbano Ambiental recientemente aprobado establece como lineamiento estratégico no sobreocupar con edificios y con vehículos las áreas ya congestionadas, desestimular el acceso de vehículos privados al área central y revitalizar y densificar el área sur.
Sin embargo, el macrismo propone construir 147.000 m2 de oficinas, incorporando a la zona más de 15 mil nuevos habitantes en el horario diurno. Los 21.500 m2 que proyecta para cocheras son insuficientes para sus propias necesidades, aumentando las dificultades de la zona, ya que van a desaparecer las cocheras existentes en los lotes a ser vendidos.
Así, se multiplica la congestión, se complican el estacionamiento y el tránsito y se incrementa la contaminación de la zona.
¿Cuál es entonces el objetivo que persigue el gobierno al vender las pocas tierras que van quedando en manos del erario? ¿Cómo no sospechar de la enajenación de la tierra pública en aras de favorecer los negocios privados?
El distrito de Catalinas Norte es un ejemplo notable del pensamiento urbanístico de una época, en Buenos Aires y en el mundo. Su espacio público necesita ser puesto en valor y no subastado al mejor postor.
* Diputado de la Ciudad. Presidente del bloque Diálogo por Buenos Aires.
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