Lun 21.10.2002

EL PAíS  › UNA COMISION ISRAELI INVESTIGA LOS NEGOCIOS DEL EX PRESIDENTE Y EL EX EMBAJADOR

Menem y su amigo Avirán, socios queridos

Llegó este fin de semana y la encabeza un alto funcionario de la Cancillería de Israel. Su misión es investigar los negocios del ex embajador Avirán, su amigo Menem y su gestor indispensable, Osvaldo Schvartzer, que involucran millones en ATN y obras inconclusas.

› Por Raúl Kollmann

Por orden del canciller israelí Shimon Peres, desde este fin de semana está en Buenos Aires una comisión investigadora que verificará las durísimas acusaciones que existen contra el ex embajador de Israel en la Argentina, Itzhak Avirán. La misión está encabezada por Pinjas Avivi, encargado de Latinoamérica en la Cancillería israelí. Pese a los dos atentados ocurridos en la Argentina y la escasa voluntad demostrada en la investigación, Avirán se hizo íntimo amigo de Carlos Menem y su ministro del Interior, Carlos Corach, al punto que fue el único diplomático extranjero que viajó a La Rioja a festejar el cumpleaños del entonces presidente. Pero las acusaciones no se basan en esa relación carnal impropia sino en imputaciones que podrían derivar en una causa por corrupción: Avirán consiguió que distintas provincias obtuvieran Aportes del Tesoro Nacional (ATN) por un total de 17 millones de dólares, luego firmaba convenios de cooperación que ponían las obras en manos de empresas apadrinadas por un hombre muy cercano al embajador, Osvaldo Schvartzer, a quien en más de una oportunidad presentó ilegalmente como integrante de la embajada y, para colmo, parte de las obras no se hicieron o se hicieron a medias. A esto hay que agregar que Avirán manejó gran parte del comercio argentino-israelí –desde municiones, hasta aviones y tecnología militar– a través de Schvartzer, imponiéndolo casi como un paso obligatorio en todos los negocios, con lo cual se está investigando si el dúo AviránSchvartzer obtuvo siderales comisiones. Incluso se habla de varios millones de dólares.
En la comunidad judía argentina la desconfianza respecto de la gestión de Avirán era un secreto a voces, pero el caso cobró todavía más notoriedad tras una investigación del programa “Punto.doc”, que conducen Daniel Tognetti y Rolando Graña. Según señala el último número de la revista Nueva Sión, también el diario israelí Yediot Hajaronot publicó parte de la denuncia y lo propio ocurrió en Estados Unidos donde el escándalo fue reflejado en la revista Forward. A raíz de las repercusiones, el propio canciller Shimon Peres ordenó que una comisión investigadora se traslade a la Argentina: se trata de la segunda misión de este tipo, ya que en 1996 debido a denuncias del propio personal de la Embajada, vino una comisión similar que sólo hizo algunas recomendaciones formales. No faltan los que dicen que la Cancillería israelí trató de tapar el escándalo en aquel momento porque obviamente se trataba de reconocer irregularidades en actividades que dependían de la propia Cancillería.
Un estilo
La primera de las acusaciones contra Avirán –ya efectuada en 1996– es que de hecho designó un representante comercial privado de la embajada, que monopolizó gran parte del comercio. Si una empresa israelí quería hacer negocios en la Argentina, debía dirigirse a Schvartzer. Si un organismo argentino quería comprar u obtener asesoramiento tecnológico israelí, tenía que contactarse con Schvartzer. Incluso se denunció que hubo casos en que alguna empresa de Israel viajó a alguna provincia sin pasar por el filtro de Schvartzer y hubo una gestión desde la embajada para que no fueran recibidos. Ya en 1996, la comisión investigadora que vino advirtió una alta concentración de negocios en manos de Schvartzer, según consignó “Punto.doc”.
En la denuncia contra el embajador, no sólo se mencionan comisiones por todos estos negocios y una virtual sociedad Avirán-Schvartzer, sino que incluso Schvartzer llegó a cobrar montos de dinero como coordinador de losproyectos. Ese dinero habría sido pagado por gobiernos provinciales: por ejemplo, Tierra del Fuego le giró 430.000 dólares.
Avirán, actualmente retirado, vive en parte en Israel y en parte en la Argentina, donde está en pareja con la ex secretaria de prensa de la embajada, que hace pocas semanas tuvo que renunciar. Desde Israel, el ex embajador se defendió señalando que Schvartzer era sólo un consultor más, sin vinculación oficial con la embajada, y que tenía su propia empresa privada. Esto apareció refutado ya que existe documentación con membrete oficial en la que se presentaba a Schvartzer como asesor de la embajada.
De acuerdo con la revista Forward, en los últimos días circuló un memorándum interno en el servicio exterior israelí respecto del caso Avirán. La publicación tuvo acceso al texto y según la transcripción no se toca el tema de que el ex embajador obtuvo dinero negro de esos arreglos pero sí se sostiene que “es precisa la descripción de las relaciones que Avirán mantenía con Schvartzer”. Forward también menciona a integrantes de la Cancillería que afirman que “Avirán debió ser removido ya en 1996 a raíz de las acusaciones en su contra”. En verdad, cuesta entender la razón por la que las cosas siguieron igual por otros tres años, el equipo del embajador se mantuvo en su puesto. Hasta el abogado de la embajada, Israel Imar, continúa siendo el mismo hoy, pese a que siendo un íntimo colaborador y amigo de Avirán convalidó todo lo hecho y también estuvo a la cabeza de la Cámara de Comercio Argentino-Israelí durante todos esos años en que el comercio se canalizó justamente por una sola vía: Schvartzer.
La comisión investigadora que está en Buenos Aires tendrá que verificar las graves acusaciones que encabezaron, por ejemplo, la diputada Graciela Ocaña, del ARI, la legisladora de Tierra del Fuego Fabiana Ríos, el fiscal Oscar Rovira de Entre Ríos y ahora también una imputación que está por llevar a la Justicia el ARI de Formosa.
Los casos puntuales tienen que ver con la asignación de 17 millones de dólares en ATN, manejados por el gobierno de forma arbitraria, y que se destinaron a varias provincias con la contrapartida de que los proyectos venían atados a un convenio de asistencia israelí. Según la investigación de “Punto.doc” y la de legisladores y fiscales, en cada caso Schvartzer fue prácticamente impuesto como coordinador –los 430.000 dólares de Tierra del Fuego se giraron a una cuenta a su nombre–, él designó las empresas israelíes que harían el trabajo y lo más grave es que hay denuncias de que las obras no se terminaron como correspondía.
u En Tolhuin, Tierra del Fuego, se destinaron 830.000 dólares a un invernadero. Según la legisladora Ríos, el invernadero de ninguna manera tiene esa envergadura. “Acá no se invirtieron más de 5000 dólares”, le dijo Ríos al periodista Daniel Tognetti.
u Parte de los ATN se destinaron a sanear Bahía Encerrada, cerca de Ushuauaia. El intendente Jorge Garramuño firmó, siempre con la intermediación de Schvartzer, un convenio por cuatro millones de dólares. Los ambientalistas dicen que la obra no se completó y que Bahía Encerrada sigue contaminada. Además, los trabajos estuvieron a cargo de la empresa Milonor, con dirección en las oficinas de Schvartzer y con un amigo de Schvartzer como titular.
u En Entre Ríos se concedieron ATN por más de un millón de dólares para renovar los caminos de las antiguas colonias judías como Sonenfeld o Domínguez. Testigos de la zona así como el fiscal Rovira sostienen que de ninguna manera se invirtió ese dinero y que ni siquiera se compró el ripio prometido para mejorar el camino.
u Página/12 dialogó con Fabián Giulano, uno de los referentes del ARI en Formosa, provincia a la que supuestamente llegaron seis millones dedólares destinados a un programa de desarrollo agrícola en una zona desértica en la que está Las Lomitas. Se trata justamente de la localidad en la que Carlos Menem estuvo detenido durante la dictadura. Allí también vivía la legisladora Martha Mesa, quien fue su pareja de entonces, y el hijo que ambos engendraron en aquellos tiempos, Carlos Nair. Según la denuncia que prepara el ARI formoseño, el compromiso era desarrollar 18.000 hectáreas a través de la famosa tecnología israelí de riego en áreas desérticas. Pero hasta el momento hay apenas 600 hectáreas sembradas. El proyecto además incluyó entregar tierras estatales, por lo cual se le vendieron a una empresa australiana, Liag S.A., nada menos que 40.000 hectáreas a 8,50 pesos cada una.
Como se ve, no sólo se trata de las irregularidades en los manejos de Avirán sino en las maniobras escandalosas que hizo el gobierno menemista con los ATN.
Negocios y atentados
Ante la cantidad de acusaciones, casi cayó de madura la imputación de que con semejantes negocios se intentó acallar las eventuales protestas por la falta de investigación de los atentados. Diana Malamud, de Memoria Activa, ha sido categórica: “Se menemizaron totalmente. Creo que hicieron negocios con nuestros muertos”. Tanto Avirán como la Cancillería israelí han negado categóricamente esa acusación, aunque nunca se explicó por qué la embajada de Israel ni siquiera se presentó como querellante en la causa por el atentado que sufrió en su propia sede. Así como la DAIA, la AMIA, Memoria Activa y Familiares se presentaron para intervenir en la causa por el atentado contra la AMIA, la embajada no lo hizo respecto del ataque de 1992.
De todas maneras, un ex integrante de la embajada le dio a este diario una precisa composición de lugar. “Más allá de las sospechas, hay un hecho evidente: resulta difícil arreglar con el ministro del Interior un ATN de seis millones de dólares por la mañana y presentarse a protestar por el atentado a la tarde.”
La comisión investigadora que llegó a Buenos Aires deberá producir un informe por orden de Shimon Peres y sobre esa base se decidirá en Israel si Avirán será o no denunciado por corrupción. Por supuesto que la Cancillería no es muy proclive a ir contra sus propios hombres, pero el escándalo amenaza con llegar también a uno de los diarios norteamericanos más conocidos y ya empieza a tener repercusión en la prensa israelí. Hace un año el gobierno de Jerusalén dio instrucciones precisas al nuevo embajador, Benjamín Orón, de que se normalicen las cosas y que el intercambio comercial argentino-israelí se haga de forma absolutamente transparente.

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