Mié 23.10.2002

EL PAíS  › DUHALDE LLEVO SU RENUNCIA AL CONGRESO PERO MUCHOS NO LE CREEN

Cuando la sobreactuación no convence

El Presidente llevó de cuerpo presente un proyecto de ley para que el Congreso fije el régimen electoral. También su renuncia anticipada. Los menemistas y los radicales desconfían de su sinceridad. Duhalde convocó al Congreso del PJ para suspender las internas.

› Por Felipe Yapur

A Eduardo Duhalde la puesta en escena no le salió tan perfecta como había pensado. Planificó entregar personalmente su proyecto de ley, donde ratifica el decreto que ordena el cronograma electoral y detalla su renuncia para el 25 de mayo. Y así lo hizo. Quería que los presidentes de las Cámaras legislativas, Eduardo Camaño y Juan Carlos Maqueda, recibieran la iniciativa con una forzada sonrisa. No lo desilusionaron. Sin embargo, tanto el resto de las fuerzas políticas como buena parte de los legisladores del PJ, siguen creyendo que todo forma parte de una maniobra que esconde su verdadera intención: entorpecer el proceso electoral para perjudicar a Carlos Menem. Mientras todo ello sucedía, afuera del Congreso, una bandeja de huevos esperaba por el Presidente. No dieron en su humanidad, sólo se estrellaron en el techo de su auto.
Duhalde llegó al Congreso con su proyecto bajo el brazo poco después de las 16. El texto es simple y consta apenas de dos artículos. El primero ratifica el decreto 1399 que firmó el 5 de agosto pasado. El segundo es de forma. Los fundamentos del proyecto son también escuetos.
El proyecto de marras es aquel donde el Presidente fijó el cronograma electoral para elecciones presidenciales y en su artículo sexto da cuenta de su renuncia indeclinable prevista para el 25 de mayo próximo que deberá ser aceptada en una Asamblea Legislativa prevista para ese día donde además asumirá el nuevo Ejecutivo. Con esta maniobra, entienden los duhaldistas, se despejan todas las dudas sobre las supuestas intenciones de Duhalde de quedarse en el Gobierno hasta el 10 de diciembre ahora que los índices económicos den cuenta de un supuesto repunte que modifique las intenciones presidenciales.
Camaño es, junto al diputado José María Díaz Bancalari, uno de los que jura y perjura que su jefe político no tiene doble intención. Incluso llegó a forzar la sorpresa que le produjo la “inesperada” presencia de Duhalde en la Cámara baja. El Presidente colaboró con esta tesis al sostener en conferencia de prensa que “este proyecto viene a dar certidumbre a la población de que habrá elecciones el 30 de marzo”.
Las sospechas de siempre
“Ya no habrá colegas de ustedes o de los nuestros que piensen que este Presidente vino para quedarse.” Con esta otra frase Duhalde buscó una vez más despejar dudas al respecto. Cuando la pronunció los únicos que asintieron con la cabeza fueron Camaño, Díaz Bancalari, Lorenzo Pepe y la senadora Mabel Müller. Maqueda ni se inmutó. Sin embargo, esto no es suficiente para convencer a los siempre desconfiados menemistas.
Adrián Menem, por caso, sostiene que todo lo que sucedió ayer formó parte de un “show sin sentido” porque “nosotros estamos de acuerdo con el cronograma electoral” y también con la fecha en que Duhalde se piensa ir. La sospecha de los menemistas está dirigida a la supuesta intención del Presidente de perjudicar las internas partidarias. “El propició la ley de internas abiertas y después la manoseó al vetar artículos que la desnaturalizaron. ¿Cómo podemos ahora confiar que con esta nueva ley no ocurrirá lo mismo?”, señaló a este diario.
Hay otro dato no menor en el análisis menemista. Sostienen que en la cabeza de Duhalde existe la secreta esperanza de que un nuevo fallo judicial dilate aún más el cronograma electoral y termine perjudicando incluso las elecciones presidenciales con tal de no entregarle la banda presidencial a un supuesto Carlos Menem triunfante. Aquí es donde reside la razón de la última frase que pronunció el sobrino del ex presidente: “Está buscando dilatar todo hasta tanto consiga un candidato presidencial a quien apoyar”. Con el proyecto en la mano, el PJ ahora intentará aprobar lo más pronto posible esta iniciativa para que “la gente sepa que estamos trabajando para que se vote”. La conducción de la bancada oficialista se reunió ayer para analizar las posibilidades de sesionar hoy. El justicialista Juan Manuel Urtubey tiene como misión elaborar un dictamen favorable en la Comisión de Asuntos Constitucionales que se reunirá hoy a las 10 de la mañana. El salteño, neomenemista desde que su jefe Juan Carlos Romero se transformó en el compañero de fórmula del riojano, cree que no tendrá problemas con los legisladores de otros bloques que integran la comisión a la hora de firmar el dictamen. El problema está, en todo caso, en el día de tratamiento.
El PJ, por pedido expreso de Duhalde, quiere debatirlo en la sesión de hoy con la intención de enviarlo al Senado una vez que sea aprobado. Pero es poco probable que ello ocurra. Los radicales, por ejemplo, ya anunciaron su decisión de analizar con detenimiento el proyecto. Si bien dicen estar de acuerdo con la letra del mismo, sospechan que está siendo utilizado para resolver las cuestiones internas del PJ a través de un instrumento institucional como es la ley en cuestión. “Hay un exceso de protagonismo del Presidente”, consideró el jefe de los diputados radicales, Horacio Pernasetti, y agregó que “no hay motivos para semejante apresuramiento”. La frase sirvió para que los justicialistas supieran que no tendrá éxito la intención de aprobar hoy el proyecto.
Los huevos
Poco antes de que Duhalde llegara al Congreso, las calles estaban colmadas de volantes que rezaban “Gracias Duhalde por renunciar, el pueblo se lo agradece”. El Presidente no los vio, aunque varios de los legisladores que entraron al despacho de Camaño para conversar con Duhalde tenían en sus bolsillos varios ejemplares. Lo que no esperaba el Presidente y que se convirtió en la única sorpresa de la tarde fue la despedida. Sucedió que cuando se subió a su auto un grupo de veinte personas lo estaban esperando para abuchearlo. La cosa no terminó allí, a pesar de los forcejeos con los custodios, algunos consiguieron arrojarle unos huevos que se estrellaron en el auto presidencial mientras otros le gritaban “andate ladrón” y un solitario “viva Menem”.

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