Sábado, 6 de junio de 2009 | Hoy
EL PAíS › RENUNCIó LA MáXIMA AUTORIDAD DE SALUD MENTAL DE LA CIUDAD EN DESACUERDO CON LA POLíTICA DE MACRI PARA EL SECTOR
Los especialistas coinciden en la necesidad de crear casas de medio camino y hostales para facilitar la externación de pacientes. Obras frenadas y amenazas de evacuación hacen crecer las sospechas sobre un posible vaciamiento de los hospitales.
Por Eduardo Videla
La incertidumbre sobre la situación de los hospitales psiquiátricos porteños derivó esta semana en la renuncia de la principal responsable del área en el Ministerio de Salud, la médica psiquiatra Lucía Quiroga, hasta ahora directora de Salud Mental de la ciudad. Hace catorce meses, Mauricio Macri anunció el cierre de los hospitales Borda y Moyano y la creación, en su reemplazo, de diez centros de internación en distintos puntos de la ciudad. También se propuso la creación de doce hospitales de día y casas de medio camino. Pero transcurrido más de un año, sólo se avanzó en la licitación de los nuevos centros de internación, lo que da pie a las sospechas sobre un posible vaciamiento de los hospitales monovalentes, como el Borda y el Moyano. Ninguna de esas políticas fueron consultadas con la responsable del área, la doctora Quiroga, que ahora optó por renunciar, ni con el Consejo de Salud Mental. “Hay una gran confusión. El ministro ha dicho que los hospitales no se van a cerrar, pero yo quisiera que el jefe de Gobierno lo deje en claro, porque él no se ha pronunciado”, dijo Quiroga a Página/12. La idea que se generalizó después de aquel anuncio de Macri es que detrás del cierre se esconde un ambicioso proyecto inmobiliario en los amplios terrenos de Barracas donde se emplazan el Borda y el Moyano.
Quiroga presentó su renuncia el 1º de junio último, pero aceptó quedarse hasta fin de este mes, hasta que sea designado su reeemplazante. Había asumido en febrero de 2008, al comienzo de la gestión, y resolvió abandonar el cargo ya que “no era consultada sobre las políticas del sector”. El área ya había sido devaluada con su degradación de dirección general a dirección adjunta al asumir el ministro de Salud, Jorge Lemus.
En los últimos días, numerosos indicios volvieron a alimentar la idea de un posible vaciamiento de los hospitales psiquiátricos. Es el caso del Borda, ha finalizado la obra de refacción del pabellón Amable Jones, un edificio histórico del siglo XIX, pero no se produce la entrega de la obra, “demorando la posibilidad de mejorar la calidad de alojamiento de pacientes y de locación de las tareas asistenciales”, advierte el médico José María Martínez Ferreti, de la Comisión Multisectorial del Borda y el Moyano y de la filial de la Asociación de Médicos Municipales. Los médicos denuncian además que ese pabellón, aún sin uso, “ha sido trasladado administrativamente del Ministerio de Salud al de Desarrollo Social, como claro signo de desarticulación del hospital”, sostiene Martínez Ferreti, quien además es jefe de Internación de Corto Plazo de Mujeres del Borda.
Mientras tanto, el Pabellón Central del Borda, que aloja a unos 500 pacientes y áreas de rehabilitación y ambulatorias, podría quedar al borde de la evacuación, ya que está demorada la realización de una reparación de la red de gas del edificio. Los médicos aclaran que “el dinero para reformar a nuevo ese pabellón ya entró a la ciudad por un crédito del BID, y ya se hizo la adjudicación de la obra, pero nunca se iniciaron los trabajos”.
Un panorama similar se presenta en el Hospital Alvear, especializado en emergencias psiquiátricas: la Asociación de Profesionales declaró el “estado de alerta y movilización” y de “asamblea permanente”, ante la comunicación oficial de que se cortará el suministro de gas desde el 22 de este mes –un día después del inicio del invierno– y por 150 días. Esa medida “dejará sin calefacción, agua caliente y cocina a pacientes y personal del hospital”. En ese centro asistencial está demorada la construcción de una nueva sala para adolescentes.
El riesgo de desalojo de los hospitales psiquiátricos recuerda lo ocurrido en 2006, cuando a partir de una denuncia de la entonces diputada macrista Soledad Acuña fueron evacuadas unas 300 pacientes del Hospital Moyano, por problemas edilicios, y derivadas a clínicas privadas. A más de tres años de esa situación, cuando Acuña es subsecretaria de Promoción Social, cien pacientes todavía siguen alojadas en el sector privado.
“El posible cierre del Borda y el Moyano no quedó fuera de la agenda”, dijo a Página/12 la diputada Alicia Bello, presidenta de la Comisión de Salud Mental de la Legislatura porteña, para explicar la incertidumbre. La legisladora del Frente para la Victoria advierte que las demoras en las obras del Borda “forman parte de una tendencia a vaciar el hospital”. “Mientras tanto, el gobierno no ha cumplido con la ley 448 de Salud Mental, que dispone la construcción de salas de internación para pacientes psiquiátricos en los hospitales generales”, observó Bello.
En ese contexto, Marcelo Frondizi, de ATE, recuerda el proyecto del macrismo para impulsar en los terrenos de los hospitales Borda y Moyano “un centro cívico y un emprendimiento inmobiliario”.
El 1º de abril de 2008, el jefe de Gobierno anunció la creación de diez nuevos establecimientos de internación psiquiátrica cerrados, con capacidad para 48 camas cada uno, con monitoreo de los pacientes por circuito cerrado, ventanales y aberturas con vidrios de seguridad. El plan contemplaba el cierre de los hospitales psiquiátricos y la creación de un centro de evaluación y derivación, que estaría ubicado en el centro geográfico de la ciudad.
Martínez Ferreti, de la Multisectorial del Borda y el Moyano, consideró que “este proyecto contiene en su interior un espíritu más manicomializador” que el que existe en los hospitales, ya que “refuerza la idea de peligrosidad del enfermo mental al planificar centros cerrados, donde los pacientes serán vigilados con cámaras de seguridad y en superficies que refuerzan la vivencia del encierro y la pérdida de la libertad”.
El médico advirtió que de acuerdo con el plan de Macri, las internaciones en los futuros centros “tienen un tope de 180 días, tras lo cual, de seguir siendo necesaria la internación, pasarán al PAMI, lo que implica su derivación a clínicas privadas”.
Al respecto, la renunciante directora de Salud Mental, Lucía Quiroga, defendió el “sistema abierto” que impera en los hospitales Borda y Moyano para la mayoría de los pacientes. “Si pueden tener la libertad para salir a dar una vuelta a la Plaza España o tener sus actividades en el Frente de Artistas, los talleres protegidos o la Colifata, ¿cómo los voy a encerrar en una clínica?”.
La funcionaria cree que antes de construir nuevos centros de internación, “es necesaria la habilitación de hospitales de día, casas de medio camino y hostales para albergar a los pacientes que están en condiciones de ser dados de alta, pero no tienen recursos o no cuentan con familiares que sean capaces de albergarlos”. Se trata, según la profesional, de unos 200 pacientes crónicos, sobre un total de 800 internados en el Borda.
“La forma de implementar la Ley de Salud Mental debería ser consensuada con los distintos sectores”, dijo la doctora Quiroga a este diario. En forma coincidente, desde la Asociación de Médicos Municipales reclamaron que el Gobierno de la Ciudad “debe sentarse a debatir con las asociaciones científicas, académicas, comunitarias y gremiales del área”.
Esos sectores son los que integran el Consejo de Salud Mental, creado por ley, y que hasta ahora se ha reunido en el ámbito de la dirección a cargo de Quiroga. “Pero sus opiniones –enfatizó la diputada Bello– no han sido tenidas en cuentas.”
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