Vie 22.11.2002

EL PAíS  › CADA VEZ MAS FUERTE EL OBJETIVO DE REPRIMIR CON LAS FUERZAS ARMADAS

Menem les da pista a los militares

Ante los empresarios de la Cámara de la Construcción, el ex presidente Carlos Menem insistió con la necesidad de que las FF.AA. participen en la represión interna. Propuso modificar las leyes que lo impiden y hasta justificó la posibilidad de dictar el estado de sitio. Desde el duhaldismo rechazaron esa alternativa y convocaron al Ejército a “tareas sociales”.

Por Martín Piqué y Diego Schurman

Primero lo largó en un acto en Costa Salguero. Después probó las reacciones de un grupo de empresarios franceses, a quienes prometió “seguridad jurídica y física” con militares patrullando las calles. Prosiguió con su ensayo ante sus íntimos, donde explicitó por primera vez el eje de su propuesta: decretar el estado de sitio para que las Fuerzas Armadas repriman a la delincuencia. Y ayer insistió con su idea en un almuerzo en la Cámara Argentina de la Construcción. Su discurso confirmó las sospechas de que el proyecto pretende acallar a los piqueteros. “Tenemos las calles llenas de encapuchados armados con garrotes. Esta no es la Argentina que queremos”, justificó Menem antes de exponer la solución: “Gobernar es pacificar”.
Los cementeros lo recibieron en el piso 11 de Paseo Colón 823, donde se encontraban Aldo Roggio, Gregorio Chodos y Eduardo Baglietto y otras autoridades de la entidad. La encuentro se realizó en el marco de una serie de almuerzos con los candidatos, por donde ya habían pasado José Octavio Bordón, Patricia Bullrich, José Manuel de la Sota, Rodolfo Terragno y Ricardo López Murphy. Menem llegó con Eduardo Bauzá y Rodolfo Barra, y se propuso obtener un rápido respaldo. Propuso un plan de obras públicas, pero el aplauso más significativo lo consiguió cuando cuestionó a los piqueteros. Roggio y compañía festejaron.
Ante los cementeros, Menem propuso que se modifique la Ley de Seguridad Interior, que en sus artículos 31 y 32 limita para casos excepcionales el “empleo de las Fuerzas Armadas” en cuestiones de seguridad interna. “La situación es grave ahora. Vamos a reformar las leyes que haya que reformar y, de ser necesario, para dar seguridad a los argentinos tendrán que intervenir las Fuerzas Armadas. Lo vamos a hacer. La paz es fundamental para poner en marcha el país”, dijo. Mientras el riojano exponía su teoría “manu militari”, sus representantes en el Congreso preparaban un proyecto de ley que presentarán la semana próxima en el Parlamento.
El diputado Adrián Menem, integrante del sub-bloque azul y blanco, confirmó a Página/12 que el menemismo intentará que el Congreso modifique las leyes que delitiman la acción de los militares. “Las fuerzas armadas son una fuerza altamente preparada, capacitada, profesionalizada. El Estado debe echar mano a todas las herramientas que tiene para dar seguridad a sus ciudadanos”, argumentó a este diario el sobrino de Menem. Por si acaso, el diputado Franco Caviglia, recientemente incorporado a la bancada menemista, presentó ayer su propio proyecto. “Debemos despojarnos de cualquier ética de las convicciones u opiniones particulares, y asumir la responsabilidad institucional de dar respuesta a la demanda de la gente”, fue el argumento con el que intentó explicar su idea.
En el comando superior del menemismo aseguraron que la propuesta “surgió de Menem en sí mismo”. Y confiaron que el proyecto se viene discutiendo desde hace meses, en reuniones que agrupan a “todo el equipo”. En esos debates participaron Eduardo Bauzá, Alberto Kohan, Alberto Pierri, Javier Mouriño, Antonio Cassia, Adrián Menem y el ex ministro de Justicia Rodolfo Barra. Menem, en realidad, comenzó a pergeñar el proyecto en diciembre del año pasado, cuando se reunió con el jefe del Ejército, Ricardo Brinzoni, en el Edificio Libertador. Desde aquel momento, como reveló Página/12 en dos notas sucesivas, el riojano se propuso seducir a los militares, que quieren participar en la “lucha contra la inseguridad”. Pero para los menemistas, el acercamiento al Ejército tiene su explicación.
“Tanto la intervención de los militares como la declaración del estado de sitio son herramientas útiles, aunque quizá no en todo el país sino en lugares focalizados”, dijo Barra a Página/12. Y agregó: “El estado de sitio permite una actuación más rápida de la policía y habría que ver si además facilita la de las Fuerzas Armadas”.
–¿El menemismo no ignora así la raíz de los problemas sociales?
–Mire, el gobernador Solá dijo que nuestra propuesta es simplista. Pero simplista es decir lo que él dijo. Nosotros no podemos esperar que se vayan matando de a uno. Además tenemos la droga que provoca la delincuencia y la violencia. Acá hay que cortarle la cabeza al dragón.
Sin embargo, más allá del proclamado fervor por la seguridad, lo que terminó de decidir a los menemistas fueron las encuestas. Entre los allegados a Menem se suele escuchar una respuesta apurada cada vez que suena un cuestionamiento. “Es 75 a 25”. Con esa fórmula, los hombres del riojano se defienden de las críticas, ya que según ellos existen varias encuestas que muestran que tres cuartas partes de la población está a favor de incluir a los militares en la represión de la delincuencia. Sin embargo, consultados por este diario, los voceros de Menem se negaron a dar el nombre de la empresa que habría realizado el sondeo.
El propio Menem recurrió a esas cifras para defender su propuesta. “El 75 por ciento está de acuerdo, y un 20 por ciento no”, respondió ayer cuando le recordaron que todos los organismos de derechos humanos repudiaron su iniciativa, a la que consideraron “abominable” (ver aparte). Los repudios también provinieron de la dirigencia política: el bonaerense Solá, por ejemplo, que sabe que la inseguridad es uno de los principales problemas de su distrito, calificó como “atajo simplista” a la iniciativa, y aseguró, en cambio, que él “tiene soluciones”.
Las críticas no parecen amedrentar al riojano y sus fieles seguidores. Como se reveló en el propio discurso de Menem, quien aseguró que “hay que garantizar, en el marco de la democracia, la libertad, el patrimonio y la vida de las personas”. Pero en esa misma frase, Menem condicionó esos valores: “De ser posible”, dijo antes de defender a esos atributos clásicos de la democracia. Además, en su discurso ante los cementeros, Menem se permitió una comparación que fue muy festejada por los asistentes. Comparó a los antiguos disfraces de carnaval, en los que había que pedir autorización para utilizar la calle, con los piqueteros encapuchados. Una imagen, por cierto, reveladora de su pensamiento.

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