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“La función de las FF.AA. no es transgredir la ley”
› Por Diego Schurman
Una imagen vale más que mil palabras. Por eso el Gobierno responderá a Carlos Menem con el Ejército en la calle. Pero no para reprimir la delincuencia, como propuso el ex presidente sino para realizar trabajos de ayuda social. “La función específica de las Fuerzas Armadas nunca es transgredir la Constitución Nacional, como ahora quieren algunos”, señaló a Página/12 el secretario General de la Presidencia, José Pampuro.
La propuesta de Menem generó controversias ya que infringe las leyes de Defensa y de Seguridad Interior. Aun así, el ex presidente insistió ayer con el tema y hasta le agregó un nuevo condimento: la necesidad de instaurar el estado de sitio (ver página 11).
“Menem se equivoca, las Fuerzas Armadas están para custodiar el Patrimonio Nacional no para reprimir. Nosotros queremos darle un rol social”, señaló Pampuro. Las palabras no fueron ingenuas. El funcionario se convirtió recientemente en el jefe del equipo de rescate que partirá el lunes a Tucumán para combatir la desnutrición infantil.
¿Por qué Pampuro? Además de ser la voz del Gobierno y estar ocupándose del armado de la fórmula que enfrentará al ex presidente en la interna (si es que la hay), es conocido por ser el histórico médico personal de Eduardo Duhalde.
Pampuro muestra otros oropeles: recibido en la Universidad de Buenos Aires, hizo su residencia en los hospitales Argerich y de Gastroenterología, para luego ejercer como cirujano, durante casi 20 años, en el hospital Evita, de Lanús.
Lo suyo, de todos modos, será más político. Durante una semana supervisará, junto a la primera dama Chiche Duhalde, un trabajo de mapeo, barrio por barrio, de la población carenciada y desnutrida de la zona. Al denominado “operativo rescate” se sumarán representantes de los ministerios de Salud, Educación y Trabajo. Nélida “Chichi” Doga, la ministra de Desarrollo Social, obviamente, será de la partida.
El contingente incluirá mil médicos y enfermeros llevados por el Gobierno y también voluntarios de la Universidad de Tucumán.
Pero el Ejército tendrá un rol preponderante. Promete instalar un hospital de campaña con 150 camas, aportar su propio minicontingente de médicos y poner en marcha una planta potabilizadora.
Hoy habrá una reunión preparatoria en Olivos, en la que además de los representantes de distintas carteras, estará el secretario general del Ejército, general de brigada Daniel Reimundes. No es un personaje menor. Reimundes representa la mano derecha del titular del Ejército, Ricardo Brinzoni. Ambos participaron de sugestivos encuentros a principios de año con ejecutivos del Grupo Werthein, tal como reveló Página/12. El eje de esas reuniones con altos dirigentes del establishment empresarial fue el análisis de las crisis políticas y sus hipotéticos desemboques, hasta una eventual caída de Duhalde. Incluso se habló del rol de los militares frente a un desborde social.
En esa oportunidad, el jefe del Ejército reconoció la posibilidad de que su fuerza “se ocupe de cuestiones de seguridad que hoy están en manos de la Gendarmería o de la Policía”. El Gobierno nunca admitió en público su intención de utilizar la fuerza para combatir la delincuencia, aunque en esos primeros meses del año el tema estuvo rondando por la cabeza de más de uno en la Casa Rosada. Hoy la conflictividad social parece estar medianamente controlada. Y Duhalde prefiere incorporar al Ejército en aquello que en sus años de gobernador bonaerense ejerció como un alumno aplicado: el asistencialismo.
El Presidente lo blanqueó ayer en un acto celebrado en el Edificio Libertador, frente al propio Brinzoni. “En la crisis el Ejército decidió ser parte de la solución y no del problema”.
El rédito es doble, porque además de mostrar el “costado social” de su administración, le sirve para volver a diferenciarse de Menem, quien sin tapujos ensalza la posibilidad de brindarles a los militares un rol represivo.
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