La polémica entre el gobierno nacional y el de la ciudad por las escuchas sube cada día un peldaño. Luego de los cruces del jueves entre el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, ayer fue el turno de la presidenta Cristina Kirchner. En un acto en la Casa Rosada por el Día de la Soberanía, le reclamó a Macri –aunque no lo mencionó la referencia fue obvia– “que se haga cargo” del escándalo y “no intente colocar la culpa en los otros”.

La declaración de la Presidenta tenía como antecedente la conferencia de prensa que Macri brindó el jueves, a la vuelta de su viaje a España, en donde acusó a Néstor y Cristina Kirchner de lo que le sucedía a su administración. “Al matrimonio presidencial quiero decirle que no nos van a parar. Está claro que ustedes quieren ir por todo”, lanzó el jefe de Gobierno en vez de dar alguna explicación sobre el escándalo. “Mi trabajo no es investigar esta denuncia de espionaje”, intentó zafar cuando lo consultaron. Aníbal Fernández consideró “una vergüenza” la respuesta.

Ayer fue el turno de la Presidenta, que hasta ahora nunca se había referido en público a la cuestión. “Que cada uno se haga cargo de lo que dice y de lo que hace. Y que por favor, entre todos contribuyamos a traerles paz y buenas ideas y buenas actitudes a todos los argentinos, que es para esas cosas para las que nos votan”, señaló.

Luego continuó: “Yo me hago cargo de todo, de lo bueno y de lo malo. No soy de esas que les echan la culpa a los demás. Jamás se me ocurriría, nunca en mi vida les he echado la culpa a los demás de lo que pudo haber sido un error o un desacierto o una política mía”.

Previamente al discurso, los periodistas la habían abordado para intentar sacarle alguna respuesta a lo que había dicho el jefe de Gobierno, pero la Presidenta se limitó a hacer con las manos un gesto de “yo no tengo nada que ver”. Pero después habló.

En el mismo mensaje en el que le apuntó a Macri, la Presidenta también habló de los medios y de la visión, a su entender, desesperanzadora que dan de la realidad. Quieren generar “un clima constante de que todo está mal” y de buscar “la autodenigración y la baja estima nacional” para, entiende, “debilitar” a su gobierno.

“Si mañana me paro frente al Río de la Plata, se abren las aguas y voy caminando hasta Montevideo, algún diario monopólico va a decir: ‘Finalmente se supo, Cristina no sabe nadar”, ironizó. En el mismo tono, agregó que el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, a quien comparó con un personaje de Diego Capusotto por su humor corrosivo, le dijo: “Te aclaro que el titular de mañana no va a ser ése, sino ‘Bíblica, Cristina se comparó con Moisés’”. “La verdad que ya estamos acostumbrados, es un horror, todo tiende a que la gente baje los brazos, que esté con malhumor o fastidiada, que todo ande mal. La verdad que uno que recorre el mundo no ve en casi ningún lugar lo que sucede aquí”, se quejó.

Como ejemplo, puso el viaje que hizo esta semana a Brasil para encontrarse con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, porque en varios medios se lo presentó como que no se había logrado superar las diferencias comerciales. “Más allá de los intereses que algunos defiendan, muchas veces se termina perjudicando a un país porque se construye una imagen hacia afuera que no existe, y fundamentalmente porque también algunos terminan creyendo lo que ven y no lo estamos haciendo todos y cada uno de nosotros”, afirmó. Para concluir, terminó diciendo que “si es que alguien quiere instalar una sensación de bajar los brazos o de verme vencida, quiero decirles que soy como esos argentinos y argentinas de la Vuelta de Obligado”, en referencia al Día de la Soberanía Nacional.