EL PAíS › SOBRE LAS MARCHAS DE ESTA SEMANA
Balance de jornada
Protagonistas y observadores reflexionan sobre el significado de la movilización de esta semana y sobre la fragmentación que quedó en evidencia.
Luis D’Elía, titular de la Federación de Tierra y Vivienda: “Lo primero que habría que decir es que las jornadas de protesta del jueves y el viernes fueron altamente positivas. Con las distintas movilizaciones pudimos ocupar la plaza durante los dos días sin un solo incidente. Todos salimos muy fuerte contra la impunidad, contra los responsables de todas las muertes y los heridos que provocó la represión del año pasado. Creo que además empiezan a manifestarse las ansias de cambio y, al mismo tiempo, a delimitarse distintos proyectos políticos. Por un lado el de la CTA y el del movimiento social, y por otro lado el de lo que podría llamarse el ‘bloque de la izquierda roja’. Creo que en el caso de las movilizaciones de esta semana, lo unitario no era la prioridad. Todas las expresiones políticas tienen el derecho de expresarse como piensen que es mejor, y eso les aporta riqueza a los reclamos. Estoy seguro de que ante el autoritarismo y la represión todo el arco no va a dudar en salir a la calle y dar una respuesta conjunta nuevamente. Por otra parte, desde perspectivas de construcción más políticas, cada grupo realizará el recorrido que mejor le parezca”.
Raúl Castells, líder del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados: “Creemos que la movilización del viernes marcó un hecho histórico: por primera vez se llenó la plaza con una consigna que proponía que gobiernen los trabajadores y el pueblo. En ese marco, también hay que destacar el carácter unitario, la masividad y lo pacífico de la convocatoria. Y en este sentido es necesario aclarar que la marcha del viernes a la tarde logró reunir a todos los que plantean el ‘fuera Duhalde ya’, luego hubo otras convocatorias de sectores que no comparten esa consigna. Nosotros somos respetuosos de todas las movilizaciones, incluso la del 18, que pedía por la paz, pero el tema central es que la masiva marcha del viernes juntó al sector más consecuentemente opositor. Y nos parece importante recalcar el hecho de haber logrado vencer la campaña de miedo que instaló el Gobierno. Esa campaña intentó impedir que se acercaran a manifestar las familias con los chicos, pero fracasó. A nivel nacional calculamos que se movilizaron más de 150 mil personas. En Plaza de Mayo, aunque hubieran corrido el vallado, la plaza se hubiese llenado igual. Entendemos que esto es un mojón en camino a que los trabajadores y el pueblo tomen el poder en Argentina”.
Atilio Boron, director del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales: “La conmemoración demostró una vez más el hiato que separa la pujanza de la movilización de los sectores populares –cuya presencia eclipsó claramente la de los sectores medios– de la capacidad de las distintas organizaciones sociales y políticas que componen ese campo para constituir un espacio a la vez unitario y plural. No se trata de postular una forma organizativa que cancele esta saludable afloración de identidades y de culturas contestatarias que emergieron en la Argentina de los últimos años, sino de abogar por que las mismas puedan confluir en un espacio unitario que potencie la efectividad de sus luchas. Una de las lecciones que debemos extraer de este último año es que la extraordinaria insurgencia popular que puso fin al gobierno de la Alianza, no pudo sin embargo modificar como se esperaba el rumbo de la gestión económica, ni tampoco la profunda crisis política. La lucha en las calles es una condición necesaria para cualquier proceso de construcción de poder encarado por las clases subordinadas. Pero eso no basta para torcer el rumbo de la historia. Se requiere también una estrategia de poder que oriente y unifique el conjunto de las luchas y las encamine hacia el objetivo político más importante, que no puede ser otro que la conquista del poder del Estado. De lo contrario el pueblo seguirá marchando y tomando las calles, y la burguesía y sus aliados seguirá gobernando, como lo hicieron desde el 20 de diciembre del año pasado”.
Carlos Chile, dirigente del Movimiento Territorial de Liberación: “El 19 y 20 logramos articular la protesta más amplia de las últimos tiempos. Pudimos unir a todos los que luchan y no dan tregua: piqueteros, estudiantes, trabajadores y asambleístas. Sin embargo, vimos que existieron dos manifestaciones. Hubo un sector que consideraba que el 19 y 20 debían ser una continuidad de las luchas que terminaron con el gobierno de Fernando de la Rúa, y hubo otro que no estuvo durante esas jornadas, que intentó lavarse la cara y apropiarse de un espacio que no le pertenecía. Hubo 2 plazas, una que reunía al nuevo sujeto social, que ahora tiene el desafío de construir una alternativa política. Por el otro lado, la plaza lavada de la CTA y la CCC, con discursos duros pero con fuertes acuerdos con el sistema, que quiere que cambie algo para que no cambie nada. No es una división nueva, mientras que existan explotadores y explotados habrá dos proyectos: el de los que acompañan a los poderosos y el de quienes los combaten consecuentemente”.
Vilma Ripoll, legisladora porteña de Izquierda Unida: “La plaza no fue de los políticos que pretenden reciclarse, ni tampoco de los dirigentes traidores que desde el 20 del año pasado se vienen borrando. La Corriente Clasista y Combativa y la CTA no convocaron el 19 y 20 del año pasado y las declaraciones que hizo D’Elía luego de la masacre de Avellaneda mostraron que ellos privilegian el acuerdo que tienen con el Gobierno. Este año la CTA definió en su congreso no venir a la movilización del 20, provocando algunos conflictos dentro de la misma central. Ellos no plantean que se tiene que ir Duhalde, y además tenemos diferencias sobre la salida que tiene que darse a la crisis, por eso es muy difícil acordar en este tipo de acciones. También dentro de la misma izquierda hay sectores que tienen políticas de sectarismo y autoproclamación, no están dispuestos a crear la unidad. O se unen los piqueteros, las direcciones sindicales combativas, los partidos de izquierda en una sola alternativa o las cosas se van a complicar para los sectores populares”.
Ariel Basteiro, dirigente de la CTA y del Partido Socialista: “El primer dato es que faltó la predisposición de unificar la protesta en un solo acto. A pesar de eso, las manifestaciones fueron realmente masivas y no sólo se limitaron al ámbito capitalino, sino que tuvieron importancia en el interior del país. Desde la CTA tuvimos el objetivo de estar en todas las protestas que hubo durante los dos días, y tratar de aportar a la unidad. El 19, casi 7 mil compañeros de la FTV marcharon en Plaza de Mayo, esa misma noche estuvimos en el ‘aguante cultural’. El 20 a la tarde participamos de la movilización con una columna de más de 4 cuadras. Nuestra intención fue sumarnos y nos terminamos yendo cuando nos agredieron los discursos que se pronunciaban desde el palco. En este caso puntual, los que hicieron la convocatoria del 20 a la tarde quisieron adueñarse del palco y tratarnos a nosotros como si fuéramos el enemigo. Creo que el problema está en que ciertos partidos creen disputar un mismo espacio que la CTA y tratan de diferenciarse todo el tiempo. Espero que la situación que estamos viviendo lleve a apaciguar esto y hacerles ver que el enemigo no es quien se moviliza, sino el que reprime y mata”.