EL PAíS › EL DUHALDISMO NO LOGRA APOYO LEGISLATIVO PARA SU PROYECTO DE LEY
Lemas para ganarle a Carlos Menem
Con el menemismo y el radicalismo en contra, el duhaldismo decidió no insistir con el proyecto de ley de lemas y busca otras alternativas para evitar la interna en el PJ con el ex presidente Carlos Menem.
Entre tanto gana tiempo para encontrar un candidato.
Por Diego Schurman
El Gobierno salió a bajarle el tono a la posibilidad de reemplazar el actual régimen electoral por un sistema de ley de lemas. “A mí mucho no me gusta”, señaló Eduardo Duhalde sobre una alternativa que él mismo había promovido durante el fin de semana. En verdad, no se trata de una cuestión de gustos: el duhaldismo hizo cuentas en el Congreso y comprobó que no le alcanzan los votos para consagrar el cambio.
La idea de apelar a la ley de lemas se formalizó el lunes cuando el diputado bonaerense Miguel Saredi presentó un proyecto de ley en el Parlamento. Saredi es un duhaldista vinculado al presidente de la Cámara baja, Eduardo Camaño, otro de los principales partícipes de la ingeniería electoral del Gobierno.
La apuesta, como tantas otras que se vienen esbozando en la Casa Rosada, tiene como objetivo la suspensión de la interna del PJ, un pandemonium para Duhalde ya que no encuentra ningún candidato que le asegure un triunfo frente a Carlos Menem.
La ley de lemas le resolvería parte del problema. Este régimen permite que un partido presente varias fórmulas –por lo tanto no habría necesidad de internas– y que la más votada se apropie automáticamente de los sufragios del resto.
Poco antes de viajar a Brasilia, donde ayer participó de la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva, Duhalde dijo que en verdad no ve con buenos ojos la implementación de la ley de lemas. Es coherente con lo que pensaba en octubre –“Es imposible. Además de anticonstitucional es antidemocrática”, dijo entonces–, pero no con lo que esbozó el último fin de semana.
“Estoy planteando una norma que no es un disparate sino la norma que se utiliza en La Rioja y en Santa Fe. La ley de lemas no es nada del otro mundo, simplemente para momentos de dificultades como el que viven los partidos políticos, ayuda a que no haya más enfrentamientos”, manifestó el domingo.
Esas idas y vueltas fueron traducidas por los detractores de Duhalde como un simple recurso que el Presidente utiliza para “embarrar la cancha” y “ganar tiempo” mientras decide la manera de garantizar la continuidad de su poder, ya sea con candidatura propia o ajena.
Un diputado, que suele cumplir a rajatablas los deseos del mandatario, le quitó tinte conspirativo. “Esto es sencillo. Si nos dieran los números en el Congreso iríamos para adelante. Pero tenemos el menemismo y el radicalismo en contra y no llegamos a los 129 votos positivos que se necesitan para modificar cualquier tipo de ley electoral”, señaló a Página/12.
En rigor, las posturas dentro del propio gobierno no son homogéneas. Algunos aseguran que lo que podría comenzar a respaldar Duhalde es la propuesta del salteño Juan Carlos Romero, de la que el propio autor ya se arrepintió. Se trata del ahora compañero de fórmula de Menem que a mitad de año esbozó una extraña variante a la ley de lemas, que en verdad sólo le asemeja en la forma.
De acuerdo con este sistema, todos los candidatos del PJ pueden presentarse con la simbología del partido en una elección general, aunque sus votos no se sumarían. O sea, en los hechos serían como postulantes de distintos partidos.
El riesgo es que el candidato del PJ que haya cosechado los mayores votos quede tercero respecto de postulantes de otras fuerzas, dejando así al partido sin chances de participar en un eventual ballottage. Claro, también puede ocurrir lo contrario: que la segunda vuelta la definan dos peronistas si es que estos consiguen más adhesiones que el resto de los partidos.
Sea como fuere la alternativa, el Gobierno seguirá explotando todas las discusiones posibles con tal de suspender las elecciones internas del PJ. Hoy o mañana, los representantes de la mesa de conducción del congreso justicialista resolverán la fecha de encuentro de ese órgano partidario. Podría ser el miércoles o viernes de la próxima semana. Pero eso es lo de menos. El gran tema de discusión es si ahí se formalizará la suspensión de las internas con el ardid de supuestas dificultades con los padrones y falta de recursos económicos.
Duhalde ya dijo que no las quiere. Y el congreso del PJ, que conduce Camaño, está hegemonizado por el duhaldismo. Sin candidato propio a la vista que tenga chances de vencer a Menem, los hombres del Gobierno no tienen empacho en vaticinar –más bien en azuzar– una fractura para separar al ex presidente de la mesa donde se toman las decisiones partidarias.
Sin Menem en el camino, algunos hasta sueñan con la posibilidad de presentar una fórmula única por aclamación. Allí se alistan los que pugnan por encolumnar al duhaldismo detrás del santacruceño Néstor Kirchner, pero sobre todo los que auguran una boleta encabezada por el propio Duhalde.
Sin embargo, en las últimas horas al Gobierno se le presentaron nuevos obstáculos. José Manuel de la Sota y Carlos Reutemann salieron a exigir internas –que están formalmente convocadas para el 23 de febrero– lo que complicó la estrategia de Duhalde de aislar a Menem y dejarlo como una voz solitaria en ese reclamo. El cordobés y el santafesino no son figuras menores y además tienen decenas de representantes en el congreso justicialista. En otras palabras: la interna peronista sigue al rojo vivo.