EL PAíS › “EN ESTE PAIS NADIE HACE LA PLATA TRABAJANDO”
Hombre de frases célebres
Es el mismo que afirmó haber aportado un millón de dólares y cientos de concurrentes para que Carlos Menem realizara un acto en el estadio de River Plate en 1989, en plena campaña del “Síganme, no los voy a defraudar”. Ahora, el senador Luis Barrionuevo juega sus fichas en el Congreso para que un plebiscito perpetúe al presidente de la Nación en su cargo actual. Quien ser reconociera como “recontraalcahuete de Menem” ahora es más “recontra” duhaldista que Eduardo Duhalde.
El senador Barrionuevo es secretario general del gremio de los gastronómicos, preside el club Chacarita y es esposo de la ministra de Trabajo, Graciela Camaño. Pero antes fue monaguillo, lavacopas, cadete, peón de albañil, verdulero, cafetero y mozo de albergues transitorios.
“Luisito”, como lo llaman sus allegados, era empleado en la seccional San Martín de la Asociación Obrera Textil y se ganó la confianza de Casildo Herrera, jefe del gremio. De allí pasó a la Unión de Empleados Gastronómicos en 1975 y no paró de escalar hasta que en 1986 ganó la titularidad del gremio. En 1980, separado y con dos hijos, se unió a Graciela Camaño con quien estableció un matrimonio sociedad para toda la vida.
Entre las grandes operaciones políticas que llevan su firma, se cuenta el Pacto de Olivos. En esa ocasión, Barrionuevo trabajó codo a codo con el operador radical Enrique Nosiglia. “El y yo sabemos que el poder es una alternancia”, confirmó. Tanto amor a Menem tuvo sus frutos, ya que durante la primera presidencia, Barrionuevo fue retribuido, primero como interventor del Instituto Nacional de Obras Sociales y después en la Administración Nacional del Seguro de la Salud.
El que asegurara que “hay corrupción en todo lugar en el que haya posibilidad de manejar dinero ajeno, desde una sociedad de fomento hasta el club más importante del mundo” es el mismo que afirmó con cara de inocente que no tenía plata. “¿Si yo hice la plata trabajando? Yo no tengo nada, dicen cualquier cosa, pero no la tengo” dijo a principios de 2001 el dueño de una casa en el country Golfer’s que vale 230.000 pesos, pero en cuya inscripción figuraban 12 mil dólares todavía convertibles. Barrionuevo fue denunciado por enriquecimiento ilícito dos veces, pero nunca se pudo probar nada en su contra.
La boca del gastronómico siempre fue grande. “Creo que Menem va a volver en el 2003 y lo va ir a buscar la gente. La pista que ha hecho va ser chica todavía”, dijo en octubre de 1997. “Duhalde no era el presidente que yo quería. Duhalde debería llamar a elecciones antes de tiempo. Yo en esta coyuntura creo que apoyaría a Lilita Carrió. Creo que ella tiene todas las soluciones del país. Tienen que darle la oportunidad”, dijo en abril de 2002.
Es que Barrionuevo será recordado en el imaginario popular por sus frases célebres. “Habría que dejar de robar por dos años” y “en este país nadie hace la plata trabajando” son las más famosas. Pero hay otras definiciones no tan conocidas que también brillan. “Yo soy el conductor de la barra brava. Ahora los hinchas de Chacarita andan con la Biblia bajo el brazo”, se jactó. Barrionuevo instaló una calesita en la esquina de su casa. “La pusimos para todos los chicos. Lo que también es cierto es que mi hijo saca siempre la sortija”, sonrió.
La barra de Chaca lo sigue a todas partes. Y varias delegaciones de mozos del gremio también. En 2001 sus seguidores inundaron los hoteles y restaurantes de la capital catamarqueña con pesos y dólares. De esa forma, el aparato de la familia Saadi fue derrotado en su propio terreno por primera vez en la pelea por la banca de senador nacional que hoy ostenta.
Este año, cuando el senador Jorge Capitanich dejó su banca para hacerse cargo de la Jefatura de Gabinete, Barrionuevo no perdió el tiempo y, durante el fin de semana, sus colaboradores entraron por la fuerza al despacho, lo desalojaron y se lo dejaron listo para el gremialista. “Violó la cerradura. Me tiraron todo. Eso forma parte del protocolo gastronómico”, se quejó en vano Capitanich.
Informe Jimena Fuertes