EL PAíS › PARA AGRADECER LO DEL TREN BLANCO
Del NOA a la Capita
“Es una visita para aprender de las asambleas barriales, de las fábricas recuperadas y de todas las nuevas formas de organización social”, comentan Laura Igarzábal y Gabriel Zelarrayán. La pareja recién llegada a Buenos Aires es la encargada del comedor de Tucumán Conejitos Felices, que a principio de mes recibió una donación de una tonelada de comida que les llevaron especialmente los cartoneros del Tren Blanco junto con asambleístas de Colegiales y Palermo Viejo, ahora sus anfitriones. Los tucumanos y los caceroleros porteños ya están pensando en encarar proyectos conjuntos.
Laura y Gabriel llegaron con sus hijos el lunes a la mañana con la idea de hacer un intercambio de experiencias con los asambleístas y los cartoneros de José León Suárez durante una semana. Juntos se reunirán hoy con los piqueteros del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Lanús, visitarán Grissinópoli –una panificadora recuperada por sus obreros– y tal vez alguna otra fábrica autogestionada y tendrán encuentros para idear acciones solidarias que podrían extenderse a comedores de otras provincias. Mañana a la noche participarán de una asamblea conjunta de Palermo Viejo y Colegiales, en el predio de Bonpland 1660, y luego habrá un festejo con los vecinos.
“Esta visita les puede mostrar cómo realizamos todo. Con solidaridad en la lucha y sin ningún tipo de banderías partidarias”, dijo Lidia Quinteros, delegada de los cartoneros. Ella fue una de las primeras en organizar la colecta de alimentos –que finalmente llevaron en tren a la capital tucumana– después de haber recibido una carta del comedor Conejitos Felices, que estaba en una situación crítica.
Ahora otra colecta de alimentos está en marcha en varios barrios. En términos de uno de los asambleístas, lo que ocurre es mucho más que eso, se está gestando entre diferentes movimientos “una forma horizontal de hacer política”.